Un congreso de supremacía blanca se volvió violento en Charlottesville, Virginia, cuando un simpatizante neonazi dirigió un coche contra una multitud de contra manifestantes el 12 de agosto. Neo-Nazis, Klansmen y varios grupos nacionalistas blancos marcharon para protestar por la remoción de una estatua del general Confederado Robert E. Lee.

Leonard Zeskind, autor de Blood and Politics: The History of the White Nationalist Movement from the Margins to the Mainstream (Sangre y Política: La Historia del Movimiento Nacionalista Blanco desde los márgenes hasta la corriente principal), ha estado siguiendo el nacionalismo blanco en los Estados Unidos desde los años setenta. También las marchas planeadas en Charlottesville desde que fueron anunciadas, y dice que el fin de semana pasado fue solamente una muestra previa de lo que está por venir.
«Están en todos lados y tienen cerca de media docena de eventos similares planeados por todo el país, de Houston a Boston, y de Seattle a Georgia», le dijo al periodista de CBC David Gray, del programa The Sunday Edition.

Una generación nueva y envalentonada
Hace medio siglo, el sur de los Estados Unidos se vio sacudido por la violencia racial, cuando grupos de supremacía blanca como el Ku Klux Klan tomaron represalias contra el movimiento por los derechos civiles, la desesgregación y la abolición de las leyes de Jim Crow.
Con el tiempo y la demografía cambiante, incluyendo la elección del primer presidente negro en 2008, muchos pensaron que los días de túnicas blancas y de ira blanca habían terminado.
Pero Zeskind dice que el nacionalismo blanco ha estado creciendo en los Estados Unidos en los últimos años, y representa una amenaza creciente en la actualidad.
«Tenemos una lucha por delante», dice.
El rostro del nuevo movimiento no es uno de un Klansman enfadado con una bata – es un joven, educado, un estadounidense bien articulado blanco.
«No son camisas blancas, camisas marrones, son trajes marrones, trajes negros, gente de negocios».
– Leonard Zeskind.
Según Zeskind, la nueva generación de supremacistas blancos está motivada por el temor de que los blancos se conviertan en una minoría demográfica en los Estados Unidos en los próximos años.
«Francamente, se trata de un grupo de blancos que no sabe compartir el poder, y esa es la cuestión: compartir el poder», dice.

¿Es Trump responsable?
A lo largo de su campaña presidencial y de su presidencia, Trump también ha sido criticado a menudo por estimular el movimiento nacionalista alt-right y blanco y permitirle ganar una posición más fuerte. Algunos han sugerido que lo que sucedió en Charlottesville es el resultado directo de la elección de Trump.
Pero Zeskind argumenta que si bien Trump es antiinmigrante y está apoyado en gran parte por nacionalistas blancos, él es el resultado, no la causa del movimiento.

«Trump no es el tema con el que los anti-racistas deberían estar tratando, debemos hablar con los blancos no organizados de los Estados Unidos y educarlos al peligro que todos enfrentamos», dice.
En cuanto al argumento de que la angustia económica y la falta de empleos han llevado a los estadounidenses blancos a unirse al movimiento-los marginados y los pobres- Zeskind está firmemente en desacuerdo, diciendo que los blancos pobres representan sólo un pequeño porcentaje.
«El movimiento nacionalista blanco parece un grupo demográfico de blancos en los Estados Unidos», explica.
«Y la economía no tiene mucho que ver con esto, sino con la raza».
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