Me gusta el ser humano. Lo social. Vivir aquí en esta sociedad de derechos. Uno puede realmente lograr lo que se propone, porque hay libertad, equidad. Me gusta ayudar a los migrantes.
-Ana Luisa Iturriaga, directora general de Forum-2020
Sabe de lo que habla porque hizo el camino inverso al de la mayoría de los inmigrantes. Creció en una gran metrópolis latinoamericana, dentro de una familia con valores progresistas. Cuando llegó a Canadá muy joven, su destino la llevó a una pequeña localidad, alejada de los grandes centros urbanos. Esa experiencia la marcó profundamente. Tanto, que hoy dirige un organismo que tiene como eje central impulsar el desarrollo económico y demográfico en una región de Quebec, a través de la inmigración. Lo sembrado en esos años, comienza a dar sus frutos.
EscucheDesde el 2010, Ana Luisa Iturriaga ocupa el cargo de Directora-general de Forum-2020, un organismo cuya misión es impulsar el desarrollo demográfico a través de la inmigración en la región de Saint Hyacinthe (Les Maskoutains), una pequeña ciudad situada a menos de una hora de Montreal.
En ee marco, logró impulsar proyectos innovadores para la región como el Mentorado profesional, así como la Caravana de la sensibilización en las municipalidades rurales. También creó Empleo-contacto/Entrevistas–rápidas que permitió a docenas de inmigrantes ser contratados en la región en sus sectores de competencias. Y la lista es larga.
Ana Luisa Iturriaga tiene un conocimiento profundo de la sociedad donde vive y una energía envidiable y contagiosa. Su lema: no hay obstáculos sino desafíos.
Vocación: dar a conocer las raíces culturales latinoamericanas en Quebec
“Siempre fui alguien muy curiosa con las culturas, con aprender de los demás pueblos”. A los 14 decidió que quería viajar, conocer países, pueblos, culturas. Estudió geografía y se interesó en la geomorfología. “Opté por la geografía aunque mi mamá siempre decía que yo era buena para la comunicación. Mi trabajo me permitió realizar ambas cosas”.
Al llegar a Canadá fue testigo de un acto racista y fue allí que decidió que lo suyo sería derribar prejuicios, trabajar en la sensibilización para dar a conocer “nuestras raíces culturales, de los inmigrantes”.
Con los pies en la tierra
“Cuando me presento digo que soy mexi-quoise. Mexicana-quebequense. Llegué a los 21 años, con muchas ilusiones. Es cierto que uno idealiza el lugar a donde va, y entonces, hay muchas desilusiones”.
Cuando Ana Luisa avisó a sus amigos en México que se casaba con un canadiense las reacciones fueron como si hubiera ganado la lotería. Que se iba al paraíso. “Me di cuenta rápidamente que no, que hay que ser realista. Que cada pueblo, país, tiene sus pros y sus contras. Después de 36 años en Quebec, yo puedo decir que sí me enriquecí como persona, como profesionista y más como mujer”.
La fuerza que da el optimismo
“Yo digo que son desafíos, no obstáculos. Porque ser negativo no es bueno cuando uno emigra. Paso a paso logré lo que siempre me propuse. Primero el diploma porque tuve que volver a empezar aquí de cero. Lo que me propuse lo logré, con mucho sacrificio. Porque cuando uno emigra ya no estás en tu confort cultural y tienes que aprender a funcionar con los demás. Siempre estuve en un medio muy quebequense”.
Ser mujer en México y Quebec, el choque cultural
El hecho de encontrarme sola y ser responsable a los 21 años fue todo un reto. Empezaron los problemas entre culturas, entre la familia, me tocó un matrimonio con el que iba a vivir todos esos retos. Siempre fui muy curiosa y feminista, mi mamá era feminista, mi papá era un hombre rosa, muy liberales. Cuando llego aquí fue un choque porque llegué de la ciudad de México a un pueblito de 5 000 habitantes, Charlemagne. Como mujer tuve que aprender mucho a hacerme respetar”.
¿Por qué respetar? Porque la presión social le indicaba que para integrarse tenía que tener hijos, pero ella rechazaba esa concepción y lo dejaba en claro. Primero quería aprender el idioma, obtener un diploma, realizarse antes como profesionista. Al revés de lo que a veces se cree que las mujeres latinoamericanas son hogareñas y madres antes que personas con ambiciones personales y sociales.
El desafío de las relaciones interculturales
“A través de mi trabajo yo tengo la oportunidad de convivir con otras culturas, con empleados de todo el planeta. Aquí aprendí que yo era muy orgullosa de ser mexicana, en México no me hacía preguntas como “qué identidad tengo, que soy”. Aquí todas esas preguntas existenciales me las hice, y me afirmé como mexicana, como latina. Aprendí sobre los otros pueblos latinos, a convivir con otros latinos, y con personas de otros continentes. Es increíble la riqueza que uno adquiere al convivir con gente de otras culturas”.
Ana Luis lo repite sin descanso. Hay que integrarse al lugar donde se llega y la mejor manera es entrar en contacto con la gente local, que asume el papel de guía para comprender a la gente y la sociedad de acogida.
En la entrevista a Radio Canadá Internacional, Ana Luisa Iturriaga, Directora General del Forum-2020, habla de la riqueza que representan los hijos de inmigrantes al pertenecer a variadas y múltiples culturas. También expresa lo que le gustaría hacer una vez que decida tomar otros caminos.
Esto y más en la entrevista de Leonora Chapman.
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