Aunque los bebés tienen una preferencia por las personas que hablan su lengua materna a partir del final de su primer año de vida, no tienen prejuicios contra los hablantes de otro idioma. Esto es revelado por un estudio de la Universidad de Columbia Británica (UBC) que sugiere que el odio por grupos diferentes del propio no es innato.
Investigadores del Departamento de Psicología de la Universidad de Columbia Británica estudiaron el comportamiento de más de 400 bebés de entre 8 y 16 meses.
Ellos eligieron el lenguaje como la variable en el experimento porque es una de las primeras cosas que los bebés entienden como familiares.
La investigadora Anthea Pun explica que «a esta edad, los niños ya pueden distinguir su lengua materna de otras lenguas». Añade que ellos «muestran que prefieren comportamientos sociales positivos».
La discriminación persistente y los conflictos entre las culturas han llevado a los psicólogos de la UBC a cuestionar el origen de este odio del «extranjero» para determinar si un ser nace con esta perspectiva o lo aprende de su familia.
Los investigadores hicieron ver videos a los bebés mostrando marionetas con un comportamiento social y otro antisocial.
Un video estaba en su idioma original,el inglés, el otro era en francés, una lengua extranjera para ellos.
Anthea Pun explica que los bebés esperan comportamientos positivos de su propio grupo y se sorprenden cuando los miembros de su grupo lingüístico muestran un comportamiento negativo.

«Los bebés no muestran expectativas de comportamiento por las personas que hablan un idioma diferente», dice la investigadora.
Anthea Pun especifica que a medida que los niños crecen, alrededor de los 3 años, algunos niños empiezan a tener aversión hacia quienes hablan un idioma diferente y que, según ella, «debemos estudiar las causas».
El estudio de la UBC indica que en los bebés, el odio hacia quienes hablan un idioma diferente no es innato.
«Este estudio proporciona una visión crítica de los orígenes de la discriminación de un grupo social, permitiendo a los investigadores entender cómo la positividad y la negatividad hacia los grupos se desarrolla de forma independiente», dijo Andrew Baron, autor principal del estudio y profesor asociado en el departamento de psicología de UBC.
El estudio, co-realizado por investigadores de la Universidad Bar-Ilan en Israel, fue publicado en Developmental Science.
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