Marcelo Otero, sociólogo, UQAM
Photo Credit: Marcelo Otero

Si las píldoras funcionaran, no habría más depresión en el mundo

Si en un país hay una epidemia de tuberculosis y la gente toma antibióticos, la curva disminuye, la enfermedad está dominada. En el caso de la depresión es lo contrario. ¡Nunca tomamos tantos antidepresivos y nunca estuvimos tan deprimidos!.

– Marcelo Otero, Director del departamento de Sociología, UQAM

Si se reduce la depresión a una enfermedad mental no hay manera de discutir otra cosa. ¿Por qué desapareció la histeria hoy?  Porque la rectitud hacia la sexualidad de las mujeres desapareció. ¿Por qué las neurosis desaparecieron? Porque las tensiones en la familia se trasladaron al trabajo. Si no se analizan las tensiones, las exigencias sociales, es imposible arreglar el problema. Y vamos a seguir tomando antidepresivos y seguir deprimidos hasta que no haya cambios a ese nivel.  

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Canadá es uno de los países del mundo que consume más antidepresores. El promedio para los países de la OCDE es de 56 dosis por día por 1 000 habitantes. En Canadá se consume 40% más, es decir, 86 dosis por 1 000 habitantes. © Getty Images

Para Marcelo Otero, sociólogo en la UQAM, es fundamental comprender la complejidad de los problemas sociales contemporáneos.

Particularmente, cómo se va tejiendo una interconexión entre problemas sociales (pobreza, vulnerabilidad social, exclusión), problemas de salud mental (depresión, ansiedad, psicosis) y los requisitos normativos de  la individualidad contemporánea.

Y cómo la cultura occidental contribuye al estado de depresión.

La depresión, más que un problema de salud mental es un problema social en el sentido amplio, señala.

Otero lo tiene muy claro al problema y va con algunas frases contundentes.

La depresión es absolutamente incomprensible si uno no comprende de qué manera la normatividad social, es decir, las normas, las exigencias, las tensiones sociales nos afectan hoy.

No hay ninguna manera de explicar la depresión solamente por un disfuncionamiento del cerebro. Ya se trate de la serotonina, de la noradrenalina  o de la dopamina.

Y la prevalencia no disminuye, es decir se mantiene o aumenta.

Si la depresión es un problema de salud mental y los tratamientos indicados son los antidepresivos ¿por qué no funciona?

El giro del modelo

La depresión tal como la conocemos hoy, es muy diferente de la cual hablaban los griegos, señala el sociólogo. Si uno ve la evolución de los manuales de siquiatría en América del norte, de los años 50, a finales de la segunda guerra Mundial hasta los años 80, la depresión fue siempre un síntoma, un mecanismo de defensa, pero no una enfermedad en sí.

La depresión adquiere prestigio y autonomía a partir de los años 80 con un manual que es muy conocido  que se llama el DSM, el Manual de Diagnóstico, Estadístico de trastorno en salud mental. A partir de este momento la depresión se convierte en un trastorno en sí.

El drama para una persona que vive en la sociedad actual no es tanto estar triste sino no poder funcionar.

Las características de la depresión

La principal característica que define a una persona deprimida es no poder funcionar, estar cansada, con un rendimiento bajo. La segunda es no poder querer, no estar motivada. Y lo que se nos pide a nosotros desde que somos niños, es que hay que funcionar con alto rendimiento, hay que estar motivado, hay que tener iniciativas, hay que llevarse el mundo por delante. Un deprimido, es todo lo contario.

El principal problema de salud pública hoy es la depresión, en términos de ausencia del trabajo, de pérdida de productividad, de gastos en medicamentos, el problema es inmenso.

Antes la familia era el lugar donde estaban todas las tensiones, por eso se habla de neurosis. La familia patriarcal, la represión de la sexualidad. Hoy la familia se volvió más democrática, el trabajo se volvió más tiránico. Todas las tensiones se desplazaron al mundo del trabajo.

Cuando hay un problema de fatiga, hay que parar de trabajar, en vez de tomar las píldoras y seguir trabajando.Las cifras que maneja Otero, son elocuentes.

Canadá es uno de los países del mundo que consume más antidepresivos. El promedio para los países de la OCDE es de 56 dosis por día por 1 000 habitantes. En Canadá se consume 40% más, es decir, 86 dosis por 1 000 habitantes.

En la entrevista con Radio Canadá Internacional, Marcelo Otero se refiere además a la manera errónea de diagnosticar la depresión basada en la gramática siquiátrica norteamericana.

Y a la responsabilidad de los gobiernos, de las farmacéuticas, de los médicos y también la nuestra, que creemos que las píldoras nos van a curar.  Y las exigimos.

Categorías: Salud, Sociedad
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