El primer ministro de Canadá, el liberal Justin Trudeau y el ex primer ministro conservador, Stephen Harper.

El primer ministro de Canadá, el liberal Justin Trudeau y el ex primer ministro conservador, Stephen Harper.
Photo Credit: PC / Nathan Denette

«El liberal Justin Trudeau gobierna como el conservador Stephen Harper»

Según un artículo de opinión en el periódico canadiense National Post, el control del primer ministro Justin Trudeau sobre quién puede hacer parte del Comité parlamentario sobre la seguridad desmiente las promesas liberales de respetar al Parlamento canadiense.

El comentarista John Ivison recuerda en su artículo que los liberales fueron elegidos en parte gracias a su promesa de acabar con el evidente desprecio que el conservador Stephen Harper le tenía al Parlamento canadiense.

En su campaña, los liberales sostenían que el primer ministro Stephen Harper, quien buscaba su reelección, gobernaba Canadá como si fuera un presidente, en lugar de reconocer que se trata de una democracia parlamentaria.

Las decisiones de Harper eran aprobadas mediante una despiadada disciplina y el sometimiento de sus diputados, eliminando la necesidad de la persuasión. De este modo, la Cámara de los Comunes se redujo a ser una arena de venenosas batallas verbales.

Los liberales de Trudeau prometieron cambiar tal situación: el Parlamento sería restaurado como un foro popular y como el espacio de debate más grande del país.

«Para que el Parlamento funcione, sus miembros deben ser libres… deben representar a sus comunidades para exigirle cuentas al gobierno”, prometía la plataforma electoral liberal. Sin embargo la realidad muestra que hay una brecha entre lo que ellos dicen y lo que hacen, señala el comentario en el National Post.

En dos ocasiones, el gobierno de Justin Trudeau ha tratado de hacer aprobar propuestas que habrían hecho que la Cámara de los Comunes se encuentre sometida a la agenda liberal.

Recientemente, una propuesta de cambio de las reglas incluía la cancelación de las sesiones del viernes y buscaba quitarle a la oposición la posibilidad de utilizar herramientas dilatorias para oponerse a las leyes del gobierno.

Fue también en dos ocasiones que la oposición obligó a los liberales a retroceder al insistir en que no aceptará cambios unilaterales en los procedimientos de funcionamiento del Parlamento canadiense.

La Cámara de los Comunes en el Parlamento canadiense.
La Cámara de los Comunes en el Parlamento canadiense. © Chambre des communes

Pese a su promesa de reforzar la posición y el rol de nuestras instituciones parlamentarias, el gobierno sigue haciendo todo lo contrario, sostiene John Ivison en su comentario en el National Post.

Los liberales en campaña prometieron que, si ganaban las elecciones, fortalecerían el papel de los comités parlamentarios y el papel de los presidentes de las comisiones, incluyendo su elección mediante votación secreta.

Sin embargo, en el caso del Comité de seguridad nacional e inteligencia, recién creado en junio, Justin Trudeau decidió unilateralmente nombrar como presidente de este comité al diputado liberal David McGuinty.

El gobierno argumentó que no había contradicción en esta decisión debido a que este Comité funcionará fuera de la estructura normal de la Cámara de los Comunes, debido a la sensibilidad del material que manejará.

No contentos con este nombramiento, ahora parece que el Primer Ministro quiere dictar no sólo quién presidirá el comité, sino también quiénes serán los miembros de la oposición que participarán en este comité.

El líder del Nuevo Partido Democrático, Tom Mulcair, reaccionó enviando una carta a Trudeau en la que expresaba su disgusto de que McGuinty fuera nombrado presidente de este Comité, sin consultar a la oposición.

En esa ocasión, el líder neodemócrata también le informo a Justin Trudeau que su partido estaría representado en este Comité por Murray Rankin, el crítico del partido que también era asesor jurídico del Comité de vigilancia de las actividades de inteligencia y seguridad, y poseía una acreditación suficiente para tratar asuntos de máxima confidencialidad, lo que lo convertía en un candidato ideal para el cargo.

Sin embargo, a principios de este mes, el primer ministro Justin Trudeau le escribió a Mulcair, pidiéndole que presente cuatro nombres para ser considerados como posibles miembros de este Comité, que estará compuesto por un presidente y hasta diez miembros: cinco liberales, dos conservadores, un neodemócrata y tres senadores.

Justin Trudeau (PLC), Stephen Harper (PCC) et Thomas Mulcair (NPD)
Justin Trudeau (PLC), Stephen Harper (PCC) et Thomas Mulcair (NPD) © ICI Radio-Canada

El argumento del primer ministro Trudeau era que él estaba decidido a “crear un comité diverso e inclusivo que responda a las necesidades de todos los canadienses».

Kate Purchase, directora de comunicaciones del primer ministro Justin Trudeau, dijo que la razón por la cual se pidió a cada líder de los partidos en el Parlamento que presenten varios nombres para su consideración es la necesidad de reflejar mejor a cada región, género y cultura.

Sin embargo, para Mulcair la posición de Trudeau constituye un intolerable nivel de influencia gubernamental sobre un comité que debe adherirse a los más altos estándares de transparencia e independencia.

En una carta enviada al primer ministro esta semana, Mulcair explicó que los neodemócratas han hecho todo lo posible para hacer que el proceso de selección sea creíble y no partidista.

«Por esta razón, creemos que es inapropiado que sea el gobierno el que seleccione un miembro para representar a nuestro partido en el Comité… El único miembro del NPD para este comité y nuestro único nominado es Murray Rankin», escribió el líder neodemócrata.

No es un buen augurio para el funcionamiento de este Comité de seguridad nacional e inteligencia el que sea el primer ministro Trudeau quien esté tratando de elegir a sus miembros, incluyendo a los de la oposición, posiblemente dejando de lado a críticos más calificados.

La idea de que el Gobierno canadiense quiera elegir a los miembros de la oposición que participarán en este Comité es escandalosa. El primer ministro Justin Trudeau debería pensarlo de nuevo, dice finalmente el comentarista John Ivison en el periódico canadiense National Post .

Categorías: Política
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