Jóvenes que llegaron en su infancia a Estados Unidos protestan contra la decisiòn de Trump de poner fin al programa DACA que los protege de ser expulsados.

Jóvenes que llegaron en su infancia a Estados Unidos protestan contra la decisiòn de Trump de poner fin al programa DACA que los protege de ser expulsados.
Photo Credit: John Moore

Fin del DACA: “Trump ha tomado quizá la decisión más estúpida”

El pasado 5 de septiembre, argumentando que el programa Acción diferida para los llegados en la infancia, en inglés Deferred Action for Childhood Arrivals o DACA, le negaba un puesto de trabajo a cientos de miles de estadounidenses, y que Estados Unidos sencillamente no puede admitir a todas las personas que quieran vivir en ese país, el gobierno de Donald Trump decidió poner fin a ese programa.

Establecido en 2012 por el presidente Barack Obama, el DACA ofrecía una protección temporal contra la expulsión de migrantes no documentados que llegaron Estados Unidos cuando eran niños. Este programa desaparecerá completamente en unos seis meses.

Esta decisión hace temer a las autoridades canadienses la llegada de una nueva oleada de solicitantes de asilo, por lo cual Ottawa ha enviado a representantes del gobierno a Estados Unidos para que expliquen en español cómo funciona el sistema de refugio en Canadá, y que llegar a la frontera no significa automáticamente poder quedarse en el país.

La prensa canadiense también ha reaccionado mediante sus editoriales. Uno de ellos, el del periódico en francés Le Devoir sostiene que la anulación del DACA es una medida “ bestial e ideológica” y que el suspender esa espada de Damócles sobre la cabeza de 800.000 inmigrantes causará angustia, dañará a la economía estadounidense y representa el riesgo de una grave crisis migratoria.

Al anunciar la abolición del programa DACA, por boca del Fiscal General estadounidense Jeff Sessions, Trump ha tomado quizá la decisión más estúpida y contraproducente de su presidencia. Esto no es decir poco, dada la incompetencia con la que ha gobernado desde que asumió el poder.

Fiscal General de Estados Unidos, Jeff Sessions. © Jacquelyn Martin

La decisión de cancelar el DACA es ilógica en todos los aspectos. Aunque el propio Trump hizo del tema una promesa electoral, no tuvo el coraje de anunciarla él mismo, prefiriendo delegar la tarea a Jeff Sessions, quien probablemente aceptó encantado la tarea ya que desde siempre ha defendido posiciones profundamente retrógradas en materia de migración.

Según el titular en Le Devoir, la abolición del DACA es también una decisión absurda y desconectada de la opinión pública. Según una encuesta del Pew Research Center, la mayoría de los estadounidenses, incluyendo votantes republicanos, considera que el DACA es un programa relevante y que merece ser prolongado.

Decisión absurda y contra-productiva en el contexto socio-económico de Estados Unidos: alrededor del 90% de los beneficiarios de DACA, los llamados «dreamers», o “soñadores”, tiene un puesto de trabajo. También se ha determinado que su expulsión podría reducir el PIB en unos 400 mil millones de dólares en diez años.

Nada de esto importa: Sessions argumentó que el DACA había impedido que cientos de miles de ciudadanos norteamericanos puedan encontrar un trabajo, que ese programa era «un ejercicio inconstitucional de la autoridad», una afirmación sin credibilidad, dado el desprecio mostrado por Trump hacia el Estado de Derecho, argumentando también que «la ausencia de aplicación de las leyes en el pasado había aumentado el riesgo de delito, violencia y terrorismo en nuestro país».

Manifestantes en Estados Unidos se oponen a la cancelación del programa Acción diferida para los llegados en la infancia, que protege de la expulsión a unos 800.000 jóvenes sin documentos.
Manifestantes en Estados Unidos se oponen a la cancelación del programa Acción diferida para los llegados en la infancia, que protege de la expulsión a unos 800.000 jóvenes sin documentos. © Jacquelyn Martin

En realidad, la única lógica que se puede encontrar en esta decisión es la de la maldad y el chauvinismo.

Trump decidió que le interesaba seguir fomentando la xenofobia de su base electoral. Y enseguida se lava las manos desafiando al Congreso estadounidense a que encuentre en seis meses una solución y que clarifique por vía legislativa el estatus de estos 800.000 jóvenes indocumentados.

Sin embargo, los estancamientos y bloqueos en el Congreso estadounidense sobre el tema son notorios y de larga data. Es poco probable que los republicanos, empujados por el ala más derechista, lleguen a un acuerdo para establecer una ley favorable a los Dreamers o Soñadores, que serán empujados a un limbo, con el riesgos de una grave crisis migratoria, señala el editorial del periódico en francés Le Devoir.

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Categorías: Inmigración y Refugiados, Internacional, Política
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