El derretimiento de los hielos se acelera mientras el nivel de los océanos aumenta
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5 comunidades canadienses amenazadas ya por el cambio climático

Ya no hace falta ser expertos para notar que los eventos climáticos extremos golpean cada vez el planeta; las recientes olas de huracanes que azotan actualmente al mundo dan prueba de ellos.

Especies tan variadas como la trucha gris, el caribú, los murciélagos marrones y las ballenas orca, todos animales silvestres típicos en Canadá, están enfrentando duras condiciones para sobrevivir.

Las inundaciones ya son parte de la realidad así como los incendios forestales.

Y eso no es todo.

Cinco comunidades de Canadá están amenazadas por esos cambios climáticos.

Un camión conduce en una carretera mientras un incendio forestal arde al sur de Fort McMurray, Alberta, Canadá, el miércoles 4 de mayo de 2016. © (Darryl Dyck / Bloomberg)

Una isla desmoronándose en el océano. Una ciudad que podría arder en llamas. Un estilo de vida tradicional en riesgo.

El cambio climático ya está teniendo un impacto en las ciudades y pueblos de Canadá.

Son comunidades situadas en partes muy diferentes del país: una mezcla de grandes centros urbanos, ciudades de tamaño mediano y pueblos remotos.

Para las personas que llaman a estos lugares hogar, el cambio climático no es sólo una vaga amenaza; es una realidad cotidiana.

La Isla Lennox

© CBC

Isla Lennox,  Isla del Príncipe Eduardo (P.E.I.)

Sentado en su porche trasero, Dave Haley puede ver el Océano Atlántico chapotear en la orilla de su patio trasero, a sólo seis metros de su casa.

Este lugar pacífico es la Isla Lennox, una pequeña reserva Mi’kmaq de 540 hectáreas al noroeste de P.E.I. Es conocida en la región por sus playas de arena roja y el cielo azul.

Haley, el administrador de la isla, sabe que no será capaz de llamar a este lugar su hogar por mucho más tiempo.

La isla, donde viven 470 personas, está bajo amenaza. El agua que roza en sus orillas está erosionando su base de piedra arenisca.

Los científicos estiman que la mitad de la isla podría desaparecer en 50 años.

«Mucha gente no se da cuenta del poder del agua», dijo Haley. «Mucha gente quiere hacer la vista gorda, pero, mira, está sucediendo. Se mueve todo y debemos ser más conscientes», dice.

Parte de la costa de PEI. Se puede ver grandes secciones socavadas, que han caído recientemente en el mar. © Lynse Allen

Las tormentas eléctricas amenazan las instalaciones de tratamiento de agua y el alcantarillado de la comunidad.

En 2010, una tormenta particularmente espantosa arrasó el único puente de la isla, cortando el acceso al resto de P.E.I.

El agua llegó a muchas de las casas de sus vecinos.

Su pasado está en riesgo, así como su futuro.

Los habitantes de las Primeras Naciones han utilizado la isla durante miles de años. Ahora, están preocupados por perder su casa ancestral. Algunos cementerios y lugares donde recogen plumas, conchas y madera para ceremonias están desapareciendo bajo las olas.

La comunidad ha invertido en la protección de la costa para frenar la erosión y está trabajando con los arqueólogos para preservar la mayor cantidad de artefactos de la isla como sea posible.

Pero saben que eventualmente tendrán que mudarse de la isla, y ya han comprado terrenos en otras partes de P.E.I.

«Es estupendo decir que podemos tener tierra en otro lugar, [pero] ¿quién va a decir que la tierra es segura?», pregunta Haley.

Toronto

© CBC

Toronto, Ontario

Beverly Silva está visiblemente molesta mientras empuja su coche – un aguacero torrencial ha hecho casi imposible ver el camino.

Lo que sería una molestia para la mayoría a ella le trae recuerdos dolorosos.

En 2013, lluvias torrenciales equivalentes a un mes mes cayeron sobre Toronto en cuestión de horas, lavando caminos, inundando los subterráneos y causando interrupciones generalizadas de electricidad.

Beverly Silva © CBC

Silva corrió a su casa de North York, encontrando su sótano sumergido bajo casi un metro de agua.

A lo largo de los años, la madre soltera ya había renovado varias veces su bungalow de ladrillo rojo debido a las inundaciones.

Después de la tormenta de 2013, dice que su compañía de seguros canceló su cobertura.

«No fue mi culpa, fue culpa de la ciudad. La infraestructura estaba desgastada y no funcionaba «, dice.

Silva tuvo que mudarse de la casa en la que había vivido durante 30 años. Ella la vendió por debajo del valor de mercado y ahora vive en un condominio.

«Las inundaciones lavan parte de tu vida», dice.

Las inundaciones de la primavera de este año en Toronto deberían estimular al ayuntamiento en la acción contra el cambio climático. © (Nathan Denette / Canadian Press)

Blair Feltmate, climatóloga de la Universidad de Waterloo, dice que la historia de Silva no es única y que Toronto necesita intensificar su planificación para proteger a su creciente población.

En los próximos 30 a 40 años, se espera que el número de días lluviosos en la ciudad se duplique y que las tormentas se vuelvan más extremas.

Toronto ha tomado algunas medidas para mitigar los efectos de las lluvias más fuertes, incluyendo el desarrollo de programas para desconectar los tubos que bajan el agua y para proveer válvulas de retorno y bombas de sumidero a los propietarios.

Pero puede que no sea suficiente.

«Si el distrito financiero fuera cerrado, los efectos negativos en cascada se sentirían a través de todo el país. No actuar no es una opción «, dice Blair Feltmate.

Príncipe Alberto

Príncipe Alberto © CBC

Prince Albert, Saskatchewan

Un cigarrillo en la mano, el bombero Cliff Buettner conduce a través de los bosques al norte de Prince Albert, señalando las ramas muertas que cubren el suelo del bosque.

Esas ramas alimentan incendios forestales y le preocupa que no hayan sido despejadas.

Buettner ha vivido en Prince Albert desde sus veinte años y ha estado luchando contra incendios por más de 35 años. Es el Director Forestal del Gran Consejo de Prince Albert.

Su camión Chevy marca 384,000 kilómetros recorridos por los alrededores del norte de Saskatchewan, donde él es rsponsable de la gestión de los incendios.

Cuando los incendios forestales golpearon Fort McMurray este verano, Buettner estaba observando de cerca.

Dice que su ciudad podría haber desaparecido fácilmente en las llamas.

«Vimos la intensidad del incendio en McMurray y anticipábamos que íbamos a tener la misma situación que potencialmente podría afectar a cualquiera de nuestras comunidades o Primeras Naciones en Saskatchewan».

Prince Albert, una ciudad de 35.000 habitantes, se encuentra justo en el borde del bosque boreal de Saskatchewan, con algunos hogares y negocios asentados justo entre los árboles. Un rayo o una colilla de cigarrillo podrían poner toda la ciudad en riesgo.

El norte de Saskatchewan no es ajeno a los devastadores incendios forestales. Una temporada sin precedentes de incendios forestales abrumó a la provincia en 2015, obligando a la evacuación de unas 13.000 personas.

El tamaño y ubicación de los incendios forestales en Saskatchewan el 15 de mayo y el 25 de agosto de 2015. © (Saskatchewan Wildfire Management Branch)

Fue uno de los peores veranos que Buettner ha visto en sus 35 años de combatir incendios.

Ningún incendio forestal puede ser directamente atribuido al cambio climático. Pero las temperaturas en toda la provincia están en aumento. El Centro de Clima de la Pradera de la Universidad de Winnipeg estima que para 2080, la temperatura promedio anual en Prince Albert podría saltar de cuatro grados Celsius. Este clima caliente, combinado con un mayor riesgo de sequía, se espera que produzca más incendios forestales.

Los expertos en manejo de incendios del Provincial Wildfire Center en Prince Albert están trabajando para educar a los residentes a través de su programa FireSmart, que anima a la gente a limpiar las malezas y las hojas muertas que rodean sus hogares.

Pero Buettner dice que más fuegos están en camino.

«Parece que tenemos más condiciones favorables para los incendios de mayor intensidad, y la frecuencia, creo, va a aumentar».

Richmond

© CBC

Richmond, Colombia Británica –

La casa y la oficina de Brett Peters están a pocos pasos del Océano Pacífico. Y como buceador, explorar el agua es una gran parte de su vida.

Un quiropráctico, Peters ha vivido en Steveston, un barrio frente al mar en el extremo sur de Richmond, durante 26 años. Ha criado a su familia aquí y conoce a muchas personas en la ciudad, justo al sur de Vancouver.

Pero un océano en ascenso amenaza a Richmond – que está situada en una planicie de inundación y está, en promedio, a sólo un metro sobre el nivel del mar.

Se espera que el nivel del mar en la costa del delta del Fraser crezca alrededor de 1,2 metros hacia fines del siglo, lo que elevará aún más el riesgo de inundaciones.

Debido al aumento del nivel del mar, Peters está pensando en irse.

«Vamos a buscar algo que esté un poco más arriba del nivel del agua», dice.

La ciudad no está sin protección. Está rodeada de diques, que se encuentran a unos 60 centímetros por encima de los niveles más altos de agua que se han registrado en la cuenca del Fraser. Los diques están construidos para resistir el tipo de inundación mayor que sólo se produce una vez cada 200 años.

Si los diques de la ciudad no se renuevan en las próximas décadas, gran parte de Richmond, BC podría estar en riesgo de inundaciones a medida que los mares continúan aumentando. © (Anne Penman / CBC)

Un estudio provincial de 2014 encontró que para el año 2100, las grandes inundaciones que ocurrieron una vez cada 200 a 500 años podrían llegar cada 50 años.

La provincia está gastando 16,6 millones de dólares para mejorar las estaciones de bombeo de Richmond, que expulsan el exceso de agua durante las inundaciones. También ha gastado millones en mejorar los diques a lo largo del valle de Fraser, que incluye Richmond.

La ciudad de Richmond tiene su propio plan para mejorar sus diques, incluyendo la construcción de un perímetro exterior alrededor de áreas vulnerables. Eso es parte de los $ 25 millones que la ciudad gasta para mejorar sus estaciones de bombeo y aumentar los diques que ya están en su lugar.

John Irving, director de ingeniería de la ciudad de Richmond, dice que la ciudad está en camino de tener todos sus diques renovados para protegerse contra el 1.2m de aumento del nivel del mar en los próximos 30 años.

Pero Peters se preocupa de que el trabajo no se esté llevando a cabo lo suficientemente rápido.

Él dijo que estuvo parado en los muelles en marea alta, y que el agua había penetrado a través de las grietas. Y no siente que hay suficiente protección contra las oleadas de las tormentas.

Por eso está pensando en mudarse de la comunidad que él siente que es parte de su identidad.

«Si esa agua llega a la punta, nos va a afectar», dice.

Old Crow

Old Crow © CBC

Old Crow, Yukón –

En una mañana fría, clara y soleada de septiembre, William Josie dice que acaba de regresar de un viaje de caza.

Vive en Old Crow, una comunidad de 300 personas. La capital del territorio, Whitehorse, es un vuelo de tres horas al sur.

«Amo a mi pequeña comunidad», dijo Josie, quien es director de recursos naturales de la Primera Nación Gwitchin Vuntut.

De 56 años de edad, él ha vivido en Old Crow toda su vida, a excepción de algunos años de ausencia para asistir a la escuela secundaria y la universidad. Decidió quedarse en Old Crow porque quería que sus hijos crecieran como él.

-Aquí nos ocupamos de nuestros propios asuntos -dijo Josie-.

Pasa mucho tiempo en la tierra, y lo que ve le preocupa.

Las temperaturas han aumentado 2 grados Celsius en los últimos 50 años – el doble de la tasa de aumento en el sur de Canadá. Y en el norte del Yukón, los inviernos se están calentando aún más rápido: en promedio, las temperaturas invernales han aumentado 4 ° C en el último medio siglo.

Eso está dificultando que la comunidad construya con seguridad las carreteras del invierno que les permiten el acceso a sus campos tradicionales de caza y  pesca.

Algunas poblaciones animales, como las aves y el salmón, parecen estar disminuyendo, dice Josie. Y observó cambios en los patrones de migración del caribú este año, lo que sospecha que también podría estar relacionado con el cambio climático.

El deshielo del permafrost, combinado con lluvias más fuertes, está causando erosión del suelo y deslizamientos de tierra alrededor de Old Crow. En algunos casos, la erosión ha provocado la sequedad de lagos enteros. En 2007, el Lago Zelma de seis kilómetros de longitud, uno de los más grandes de Old Crow Flats, perdió el 60 por ciento de su agua en un mes.

El objetivo del proyecto solar Old Crow es reducir el consumo de diesel en la comunidad en un 17 por ciento. La Primera Nación Gwitchin Vuntut dice que eso sería bueno para el medio ambiente y la economía local. © (Karen McColl / CBC)

El pueblo está trabajando en estrecha colaboración con los científicos del clima. A comienzos de este mes, Northern Climate ExChange y sus socios concluyeron un proyecto de seis años que definió qué partes de Old Crow y otras comunidades del norte serán más vulnerables al deshielo del permafrost mientras el clima continúa cambiando.

La comunidad también está trabajando para instalar paneles solares con el objetivo de aliviar su dependencia al combustible diesel.

A pesar del trabajo, Josie se preocupa de las generaciones futuras, que pueden ver su forma de vida cambiar drásticamente.

«Estamos tratando de adaptarnos, pero definitivamente es un reto».

El reportaje sobre las 5 comunidades canadienses que enfrentan el cambio climático y que corren con el riesgo de desaparecer fue producido por Annie Bender y Craig Desson, CBC.

Categorías: Medioambiente y vida animal
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