El Gobierno iraquí rechazó el pedido del Secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, para que las unidades paramilitares respaldadas por Irán que ayudaron a Bagdad a derrotar al Estado Islámico pongan fin a sus operaciones en Irak.
Tras una reunión el domingo con el primer ministro iraquí Haider al-Abadi y el rey saudí Salman, Tillerson dijo que era hora de que las Fuerzas de Movilización Popular de Irak y sus asesores iraníes “se vayan a casa”.
Washington, que respalda a Bagdad en su lucha contra Estado Islámico, teme que Irán utilice su mayor presencia en Irak y Siria para expandir su influencia en la región. Sin embargo, Abadi mostró poca predisposición a cumplir con la demanda de Tillerson.
“Ningún grupo tiene el derecho a interferir en los asuntos iraquíes”, dijo el comunicado emitido por su oficina, que no citó al primer ministro sino a una “fuente” cercana.
Entrenadas y armadas por Irán, las Fuerzas de Movilización Popular de Irak apoyaron a las unidades del gobierno iraquí en su lucha contra los yihadistas derrotados en julio, cuando una ofensiva respaldada por Estados Unidos capturó su bastión Mosul.
Estas milicias son financiadas por el gobierno iraquí e informan oficialmente al primer ministro, pero algunos políticos suníes y kurdos las describen como una rama de facto de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Vecinos sunitas de Irak, entre ellos Arabia Saudita, comparten las preocupaciones de Washington sobre la influencia de Irán, una potencia chiita, en Irak, donde la población también es predominantemente chiita.
La oficina del primer ministro iraquí Haider al-Abadi, quien también es chiita, dijo que estas fuerzas estaban bajo la autoridad del gobierno iraquí. “Las Fuerzas de Movilización Popular son patriotas iraquíes”, dijo el comunicado.
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