Se sabe desde hace mucho tiempo que la presencia de un animal en el hogar puede mejorar la salud mental de los dueños. Pero un veterinario quebequense explica que los animales también pueden tener efectos beneficiosos en el sistema inmune de estas personas a través de los microorganismos que los animales llevan.
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El microbioma que nos favorece
En 2001, la Organización Mundial de la Salud y la FAO dieron esta definición oficial de los probióticos: «Microorganismos vivos que, cuando se ingieren en cantidades suficientes, tienen efectos positivos para la salud más allá de los efectos nutricionales tradicionales”.
Los estudios han demostrado que los probióticos pueden regular las funciones de las células inmunitarias para tratar las alergias, las infecciones virales o el eczema.
Se los encuentra en el yogur, en las verduras marinadas, el chucrut, en la soja fermentada, el kéfir. Es decir se los encuentra en los alimentos que consumimos todos los días.
Cuando uno habla de probióticos piensa inmediatamente en salud intestinal. Para las enfermedades inflamatorias del intestino puede tener un buen efecto. Pero lo que se descubrió en estudios recientes, dice el veterinario Jean Gauvin, es que los probióticos tendrían efectos inmuno reguladores. Lo que significa que los probióticos pueden estimular el sistema inmunitario.
Y los animales con los que estamos cotidianamente en contacto portan microorganismos que pueden actuar de la misma manera que los probióticos.
Diversas investigaciones han demostrado que los dueños de perros tienden a ser más felices y gozar de una mayor salud, pero no está claro por qué ocurre esto. Las hipótesis que sobresalen están relacionadas con los microbios presentes en el estómago de los perros. Éstos podrían tener un efecto probiótico en nuestro cuerpo, fomentando el crecimiento de elementos positivos para nuestra flora bacteriana.
Estas investigaciones apuntan a que los cambios de nuestra microbiota –esto es, el conjunto de microorganismos que conviven normalmente en nuestro cuerpo– afectan de forma determinante a nuestra salud.
No todos los microbios son buenos y, de hecho, la medicina avanzó enormemente cuando fue capaz de eliminar a las bacterias responsables de muchas de nuestras enfermedades, pero la mayoría de científicos coinciden en señalar que nos hemos pasado.

Según el veterinario Jean Gauvin, al insistir en la higiene a toda costa, uno mata, según él, las criaturas microscópicas que nuestro sistema inmunitario necesita para desarrollarse adecuadamente.
“90% del tiempo vivimos en nuestra casa, pobre en bacterias, lo que puede llevar a nuestro cuerpo a reaccionar de manera alocada ante organismos que normalmente serían considerados como normales”.
El ejemplo de las comunidades Amish y Huteritas
Gauvin, en entrevista con Patrick Masbourian de Radio Canadá, destaca un estudio publicado el año pasado en el New England Journal of Medicine que encontró que los niños Amish de Indiana que crecieron cerca de animales de corral tienen tasas de asma mucho más bajas que los niños Hutteritas, que crecieron lejos de los animales en las grandes granjas mecanizadas de Dakota del Norte. Hutteritas y Amish tienen antecedentes genéticos similares.
Ambas comunidades tienen una ascendencia genética similar, que procede de los inmigrantes de Europa central, y siguen la dieta agrícola tradicional germánica.
Sin embargo, las tasas de incidencia del asma en las dos comunidades son radicalmente diferentes.
Sólo un 5% de los niños amish en edad escolar padece asma, la mitad del promedio estadounidense, mientras que los huteritas tienen una tasa inusualmente alta de prevalencia de esa enfermedad, un 21,3%, señala el estudio.
Los investigadores descubrieron que la diferencia en la incidencia del asma se explica por la clase de polvo que hay dentro de sus casas.
Las casas de los amish son “mucho más ricas en productos microbianos”, dice el estudio.
Aunque tanto los amish como los huteritas son ordenados y mantienen limpias sus casas, los investigadores detectaron que el tipo de polvo en las casas de los amish es lo que hace que el sistema inmunitario de los niños sea más resistente al asma.
Los análisis sanguíneos a 30 niños amish y 30 huteritas entre 7 y 14 años mostraron que los primeros tienen más neutrófilos en la sangre, unas células clave para combatir las infecciones, que tienen menos células que generan alergias.
Su mejor amigo
El Dr. Jack Gilbert, director del Microbiome Center de la Universidad de Chicago, dijo en una investigación que, si no puede vivir en una casa con un patio trasero con animales, convivir con mascotas es lo mejor que se puede hacer para estimular un sistema inmunitario en crecimiento.
Desde esta perspectiva, el perro parece ser más apropiado para aumentar su inmunidad que el gato, ya que las investigaciones han demostrado que los perros aumentan los niveles de 56 clases diferentes de especies bacterianas en el ambiente interior, en comparación con solo 24 para los gatos.
Así que, cuando se levante por la mañana porque su mascota se ha subido a su cama y le ha lamido el interior de la oreja, aunque no le guste, trate de aguantarla. Parece un contacto excesivo, pero quizás su perro le está haciendo un favor.
La entrevista con el veterinario Jean Gauvin fue hecha por Patrick Masbourian/ Les éclaireurs
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