Mientras que el pasado viernes 27 de octubre toda la atención estaba puesta en la aprobación por parte del Senado español del Artículo 55 de la Constitución, que tras un debate de seis horas autorizó la intervención de las instituciones gubernamentales catalanas por parte de Madrid, ese mismo día el Senado español aprobó en Madrid, en un segundo pleno, el Acuerdo Económico y Comercial Global entre Canadá y la Unión Europea.
Como estaba previsto, el Senado dio su aprobación definitiva a este tratado entre la EU y Canadá, con 157 votos a favor del partido en el poder, el Partido Popular, apoyado por el Partido Nacionalista Vasco.
La izquierda, PODEMOS, sumó 20 votos en contra, lamentado que un partido como el PP se aproveche de “una injusta mayoría que en esta Cámara le otorga a un 26 % un 72 % de representación”, como lo expresó la senadora Idoia Villanueva Ruiz, de Podemos.
El Partido Socialista Obrero Español, que apoyó la intervención en Cataluña, en materia del CETA prefirió más bien abstenerse con sus 60 votos.
El senador Jordi Navarrete, de la Coalició Compromís, fue uno de los primeros en expresar su oposición al tratado comercial entre la Unión Europea y Canadá.
El CETA es un acuerdo comercial que, según la Comisión Europea (CE), tendrá un impacto anual positivo de 12.000 millones de euros en la Unión Europea y de unos 8.000 millones en Canadá. Este acuerdo entró en vigor provisional en septiembre.

La Comisión Europea sostiene que este acuerdo permitirá a las empresas de la Unión Europea (UE) competir en las licitaciones de contratos públicos canadienses y que también facilitará la inversión de las empresas europeas en Canadá. Este fue el aspecto destacado por María Dolores Etxano, del Partido Nacionalista Vasco, formación que apoyó la posición del partido en el poder.
Las críticas más agudas provinieron de la senadora Idoia Villanueva, de Unidos Podemos y portavoz en la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara Alta. Para sostener sus argumentos contra este acuerdo comercial con Canadá, ella trajo a colación las fricciones comerciales entre Estados Unidos y Canadá.
La aprobación del tratado comercial entre la UE y Canadá por parte del Senado no recibió el apoyo del Partido Socialista Obrero Español, pero tampoco su rechazo. Su portavoz, Óscar López Águeda, explicó que la posición de su partido es la de una «abstención crítica».
El último en manifestarse fue Carlos Aragonés, el portavoz del partido en el poder, el Partido Popular, encabezado por Rajoy. Más que argumentar, el senador del PP buscó demoler las posiciones de los partidos opuestos al acuerdo comercial del CETA.

Tanto en España como en Canadá, distintas organizaciones de la sociedad civil, además de sindicatos, han rechazado este tipo de acuerdos por sus consecuencias negativas en materia de derechos de los trabajadores, en materia medioambiental y porque representan una merma de la soberanía nacional.
Sin embargo, una encuesta en Canadá llevada a cabo por la firma Angus Reid, difundida en febrero de este año, reveló que el 55% de los canadienses apoyaba el CETA. Solo un 10 por ciento de los canadienses se opone al tratado comercial con la Unión Europea.
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