Tras la divulgación de las más recientes cifras demográficas del último censo en Canadá y la decisión de Ottawa de aumentar los niveles de inmigración a Canadá a un millón de inmigrantes en los próximos tres años, han aflorado diversas reacciones.
Una de ellas es la del periódico canadiense en francés Le Devoir. Su editorialista, Robert Dutrisac, escribía que el aumento de inmigrantes admitidos en Canadá representa la erosión del peso de Quebec.
El gobierno federal anunció a principios de noviembre que tiene la intención de aumentar el número de inmigrantes admitidos anualmente en Canadá de 300.000 a 340.000 para 2020. Un umbral de inmigración tan ambicioso acelerará la disminución del peso demográfico de Quebec dentro de la federación.
Veamos qué significa ese aumento. En general, Canadá está cerca del campeón mundial en inmigración, Australia. Los 232.000 recién llegados en 2017 en ese otro país de la Mancomunidad Británica representan el 0,95% de su población.
En 2020, esta misma proporción aumentará en Canadá al 0,93% de su población actual. Si miramos a Canadá sin Quebec, este porcentaje llegará al 1%, más que a Australia.
Los empresarios canadienses, a través del Consejo consultivo en materia de crecimiento económico, querían que el número de inmigrantes llegue a los 450.000 por año, nada menos. Hay que decir que, para los pudientes, un número mayor de inmigrantes disminuirá la presión al alza de los salarios, aumentará el valor de los alquileres y bienes inmobiliarios, y mayores serán las ventas de los comerciantes. Para los menos pudientes, los beneficios no son tan claros.
Es evidente que Quebec no podrá seguir el ritmo de Canadá. Para ello sería necesario que el número de recién llegados a Quebec aumente de 50.000 a 78.000 por año, un aumento de más del 50%. Por otro lado, una cuarta parte de los inmigrantes que llegaron a Quebec, unos 12.500, abandonaron la provincia para establecerse en otras regiones del país.
El año pasado, el primer ministro de la provincia de Quebec, Philippe Couillard abogó en favor de aumentar la inmigración a esta provincia a unas 60.000 personas. La Ministra de Inmigración, Diversidad e Inclusión, Kathleen Weil, asesorada por funcionarios de su departamento, optó más bien por un objetivo más modesto de recibir en Quebec entre 49.000 y 53.000 inmigrantes para garantizar la integración de los recién llegados.
Por otra parte, la provincia de Quebec atrae a menos inmigrantes francófonos. En cinco años, su proporción ha disminuido del 62% al 42%.
Dentro de 20 años, se espera que la proporción de quebequenses en el conjunto de Canadá, que actualmente llega al 23%, caiga por debajo del 22% de la población canadiense.
Es difícil ver cómo logrará Quebec contrarrestar la trágica erosión de su peso demográfico y político dentro de la federación canadiense.
Lo que es cierto es que el establecimiento de números record de inmigración de parte de Ottawa hace parte de la visión del primer ministro Justin Trudeau de ver a Canadá como el “primer estado post-nacional, desprovisto de una única identidad central”, dice finalmente el editorial del periódico canadiense en francés Le Devoir.
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