Los humanos son una especie que sueña despierta. Según un estudio reciente dirigido por psicólogos de Harvard la gente deja vagar sus mentes el cuarenta y siete por ciento del tiempo que están despiertos. De hecho, la única actividad durante la cual se sabe que nuestras mentes no están constantemente deambulando es cuando se «hace el amor». Somos capaces de enfocarnos en eso.
A primera vista, tales datos parecen una confirmación de nuestra pereza inherente. En una cultura obsesionada con la eficiencia, a menudo se ridiculiza el vagabundeo mental como inútil, el tipo de pensamiento en el que confiamos cuando realmente no queremos pensar.
En los últimos años, sin embargo, los psicólogos y los neurocientíficos han redimido este estado mental, revelando que la distracción mental es una herramienta cognitiva esencial. Y que cada vez que estamos un poco aburridos, comenzamos a explorar nuestras propias asociaciones, contemplando hipótesis y escenarios ficticios que solo existen dentro de la cabeza.

Una red de actividad se manifiesta durante los sueños despiertos, muestra cerebro de Sting
Los neurocientíficos dicen que soñar despiertos refleja una red por defecto del cerebro: el sistema atencional, cuando no tienes el control de tus pensamientos y se desplazan libremente de uno a otro lado. Es allí cuando ocurre mucha de nuestra creatividad y resolución de problemas.
El Dr. Daniel Levitin, profesor emérito de neurociencia y música en la Universidad McGill en Montreal, lo vio cuando escaneó el cerebro del músico Sting.
Para estudiar la actividad cerebral, Levitin usa EEG y un escáner de imagen por resonancia magnética funcional (fMRI), una máquina que mide de forma no invasiva la actividad cerebral mediante la detección de cambios en el flujo sanguíneo.
Cuando Sting compuso durante el escáner, Levitin se sorprendió al descubrir que la corteza visual del músico en la parte posterior de su cabeza estaba activa. Normalmente, los científicos solo ven actividad allí cuando un sujeto mira una película o sueña con una escena.
«Le pregunté al respecto y me dijo que cuando compone música, piensa en la música como arquitectura, con diferentes niveles de estructura y contrafuertes», le dijo Levitin al periodista del programa Quirks & Quarks de CBC, Bob McDonald. «Lo piensa de una manera muy visual y espacial».
Levitin dice que experimentamos ensoñaciones cuando el cerebro se desplaza mientras leemos, cuando nuestros ojos parecen adelantarse a nosotros y no sabemos lo que acabamos de asimilar, o como cuando un conductor pierde una salida en la carretera debido a que la parte consciente del cerebro no presta atención.
La libertad de pensamiento y la crítica
Para los neurocientíficos, el ensueño no es un lugar físico en el cerebro. Es una red de circuitos cerebrales conectados entre sí.

Al igual que Levitin, la Dra. Kalina Christoff se siente atraída por el estudio de cómo la red cerebral alimenta la creatividad. Christoff es profesora de psicología y becaria del Peter Wall en la Universidad de British Columbia en Vancouver.
Christoff primero se interesó en el soñar despierto durante su infancia cuando creció en Bulgaria. Pasaba los veranos vagando por huertos y campos, donde descubrió que dejar que su mente divagara era extremadamente agradable.
Como adulta, se dio cuenta de que este estado de descanso del cerebro desconcertaba a los psicólogos porque no podían explicarlo
Christoff dice que la mayoría de las personas creativas, sin importar el tipo de arte, dan giros de 180m grados entre lo espontáneo del cerebro y la evaluación de los resultados.
«La libertad de pensamiento desenfrenada y la espontaneidad pueden ser muy importantes para la creatividad, pero solo es la mitad de lo que es necesario», le dice Christoff a Bob McDonald,del programa Quirks & Quarks. «La otra mitad es ser increíblemente crítico y en una manera muy restringida avaluar los productos».
Pero cuando las personas muestran extremos en ese rango entre la libertad y las limitaciones en sus pensamientos, las enfermedades mentales pueden ocurrir, dice Christoff.
Por ejemplo, dice que la libertad extrema de pensamiento se correlaciona con los pensamientos desordenados de la psicosis. En la depresión y la obsesión, los pensamientos son extremadamente limitados.
Christoff señala que las personas saludables y creativas llegan a esos extremos, pero no se quedan atrapadas allí.
En contraste con la meditación, nuestros pensamientos se obsesionan con una preocupación particular, como una discusión con un amigo.
El TDAH y la creatividad
Christoff colabora con el Dr. Zach Irving de la Universidad de Virginia.
«Las personas con TDAH tienden a tener más logros creativos que sus pares de la misma edad».
– Dr. Zach Irving
Irving es profesor asistente de filosofía con un interés personal en el trastorno por el déficit de atención con hiperactividad. Fue diagnosticado siendo adulto con en el espectro del TDAH y se sintió atraído por el estudio de cómo su mente funciona de manera diferente a los demás.
En el TDAH, los sueños diurnos o la distracción mental son exagerados, dice Irving. Puede tener costos en términos de no poder concentrarse en clase, pero también tiene beneficios.
«Las personas con TDAH tienden a tener más logros creativos que sus pares de la misma edad», dice Irving.
Reconoce que ha habido un retroceso de algunos en la comunidad TDAH con formas más severas que no quieren que los aspectos debilitantes de la enfermedad se caractericen como positivos. Es importante considerar cómo el TDAH afecta la vida de alguien, dice Irving.
«He escuchado decir que para alguien que tiene TDAH, la tarea más difícil es simplemente lavar la ropa, porque tienes que recordar hacer muchas cosas en una secuencia de una detrás de otra y eso puede ser muy difícil. Sin embargo trazar conexiones entre un montón de papeles diferentes que lees, eso puede ser bastante fácil. Puede ser bastante agradable».
Irving ve las limitaciones de la investigación que no distingue entre conceptos como la distracción mental y la reflexión. Es por eso que él y Christoff publicaron lo que él llama un marco dinámico para la mente errante en un número reciente de Nature Reviews Neuroscience.
En su laboratorio, Christoff continúa estudiando cómo la gente habla a través de acertijos que no tienen una respuesta obvia. Los acertijos le ofrecen a ella una manera no tecnológica de explorar cómo la creatividad se relaciona con el pensamiento espontáneo.
Otros neurocientíficos están explorando cómo el soñar despiertos contribuye a la inteligencia.
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