La crisis desatada en Honduras, a partir de las demoras para confirmar los resultados de la última elección presidencial, parece lejos de terminarse.
Las sospechas de un fraude electoral, por parte del actual gobierno del presidente Juan Orlando Hernández, dieron origen a una ola de protestas y represión, que ya dejó un saldo de numerosos muertos y heridos, además de haber colocado al país en una situación de riesgo institucional grave.

En las últimas horas se han multiplicado los reclamos para que el proceso electoral sea sometido a una revisión integral.
En tal sentido se expresaron entidades como la Unión Europea. El gobierno de Francia demandó a las autoridades en Tegucigalpa que garanticen la transparencia.
En esa línea se manifestó, desde Canadá, la organización Common Frontiers (Fronteras Comunes), que se pronunció preocupada por el ambiente de violencia e intimidación que reina en la nación centroamericana.
Uno de sus integrantes reclamó que Canadá, que tiene numerosos intereses económicos en Honduras, principalmente ligados a la extracción minera y a la producción de vestimenta, presione al gobierno de ese país para que normalice la situación y asegure el respeto a la voluntad popular expresada en las urnas.
El intercambio comercial entre ambos países llegó, según cifras de 2014, a algo más de 285 millones de dólares, eso sin contar la inversión directa en minería y los aportes realizados por Ottawa a través de la Iniciativa para la Seguridad en América Central, que totaliza 25 millones de dólares.

Burbano sostiene que Canadá no está haciendo lo suficiente, como por ejemplo, retirarle el apoyo político al gobierno de Honduras y paralizar las inversiones en ese país. Por el contrario, las declaraciones emanadas desde Ottawa no parecen tener la fuerza que los críticos y la oposición hondureña reclaman.
Para Common Frontiers, Ottawa no debería reconocer al gobierno que resulte de los últimos comicios si no se produce una revisión integral del proceso electoral y advierte que Canadá ha desvalorizado su imagen internacional, al poner los negocios por delante de los derechos humanos y la democracia.
Raúl Burbano nos brinda más detalles en entrevista con Luis Laborda.
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