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El último bastión del machismo en Winnipeg

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El debate originado por las denuncias de abuso contra las mujeres en la industria del espectáculo en Hollywood, tuvo sus repercusiones en diversos sitios del mundo y Canadá no es una excepción.

Dichos abusos no sólo están relacionados con agresiones sexuales, sino también con desigualdades de diverso tipo, entre las que destaca, por ejemplo, el escándalo desatado por las denuncias de discriminación salarial, en casos en los que las mujeres reciben un pago inferior por desempeñar los mismos cargos, jerarquías y funciones que sus colegas masculinos.

Una de las principales animadoras de la británica BBC renunció la semana última cansada de ganar menos que sus compañeros hombres, por citar sólo un ejemplo.

En Canadá, donde la igualdad entre el hombre y la mujer ha sido declamada casi sin pausa desde hace décadas, la situación parece ser mejor, pero no está exenta de ofrecer sorpresas.

Jodi Moskal impulsa la apertura hacia las mujeres de los clubes privados masculinos en Winnipeg.
Jodi Moskal impulsa la apertura hacia las mujeres de los clubes privados masculinos en Winnipeg. © PC/Walter Janzen

Reductos excluyentes

La vieja práctica de los clubes masculinos, que conoció su época de auge en la Inglaterra post victoriana, durante el Siglo 19, en la que los hombres representantes de la clase alta se juntaban a debatir de política, economía o sólo como esparcimiento, parecen resistirse a desaparecer.

Aun cuando en la propia sociedad británica las reglas fueron suavizadas en las postrimerías del Siglo 20, permitiendo en muchos de esos reductos el ingreso de mujeres (y de miembros de la clase media), esa tendencia no se registra en uno de los lugares menos sospechados de machismo: Canadá.

Jodi Moskal, ex presidenta de la Cámara de Comercio de Winnipeg, reclamó recientemente que el Winnipeg Squash Racquet Club modifique su política y abra sus puertas a las mujeres.

La mujer criticó a la entidad, existente desde 1909 por mantener una política de exclusión que ya ha sido abandonada por otras instituciones de la provincia.

En ese sentido, Moskal remarcó que no tiene ningún tipo de problema con las entidades que son solamente masculinas en el campo deportivo, por ejemplo, pero que mantener la barrera entre hombres y mujeres en clubes profesionales no tiene justificación en nuestros días.

Los clubes privados masculinos han sido y siguen siendo una tradición en Gran Bretaña.
Los clubes privados masculinos han sido y siguen siendo una tradición en Gran Bretaña. © FenDi Hub / YouTube

El club en cuestión no sólo ofrece actividades deportivas y de esparcimiento, sino que se presenta como un lugar ideal para establecer contactos profesionales y concretar actividades de negocios.

En tal sentido, Moskal insistió que excluir a las mujeres de ese ámbito implica una situación de desventaja de tipo profesional.

El Winnipeg Squash Racquet Club es una de las pocas instituciones en Manitoba que mantienen su política de exclusividad masculina.

En los años recientes, muchos clubes masculinos escucharon los reclamos para incluir a las mujeres entre sus miembros.

La ex alcaldesa de Winnipeg, Susan Thompson, fue pionera en ese sentido, cuando se convirtió en la primera mujer en ser aceptada como integrante de Rotary Club local. No obstante, durante su mandato al frente de la ciudad, entre 1992 y 1998, fueron numerosas las entidades que visitó en su rol de jefa del gobierno comunal, pero en las que nunca tuvo el derecho de ser aceptada como miembro.

Thompson, que en la actualidad es una exitosa empresaria, criticó a instituciones como el Carlton Club, que la aceptaron como miembro asociado pero sólo la admitían si iba en compañía de su padre, por el simple hecho de ser mujer.

Un ámbito en que los negocios y la política conviven con el esparcimiento y los pasatiempos.
Un ámbito en que los negocios y la política conviven con el esparcimiento y los pasatiempos. © GI/Mel Yates

Mentalidades fuera de tiempo

Jodi Moskal criticó a las entidades que se resisten a adoptar los cambios que con el tiempo han sido incorporados en otros ámbitos de la vida de la sociedad.

En tal sentido resaltó que incluso las leyes se han ido adecuando a los tiempos que corren y que, en nuestros días, una mujer ya no necesita autorización o tutoría de su marido, si lo tiene, para tener su propia tarjeta de crédito.

Por más extraño que resulte el ejemplo, cabe recordar que incluso en la provincia de Quebec, pionera en lo referido a igualdad de género y respeto hacia los derechos de la mujer, hasta la década de los años 60, una mujer necesitaba permiso de su esposo para tener una tarjeta de crédito y no podía poseer una cuenta bancaria sólo a su nombre.

Los tiempos han cambiado y Moskal reclama que todas las organizaciones de Winnipeg se adapten en consecuencia.

Con información de Canadian Press

Categorías: Sociedad
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