Un día después de los enfrentamientos más violentos entre migrantes ocurridos en Calais, el ministro francés del Interior, Gérard Collomb, llamó el viernes a quienes buscan emigrar a Gran Bretaña a que renuncien a la posibilidad de llegar a esa ciudad del norte de Francia.
Cuatro jóvenes de origen eritreos se encuentran entre la vida y la muerte, como consecuencia de las heridas de bala que recibieron en la víspera, en incidentes que dejaron un total de 21 personas heridas.
Los enfrentamientos, que se sucedieron el jueves entre afganos y eritreos, son recurrentes en la región de Calais, donde centenas de migrantes continúan llegando en espera de poder atravesar clandestinamente el Canal de la Mancha.
De todos modos, los choques no habían sido nunca tan sangrientos y se constituyeron en un llamado de atención sobre situaciones inmanejables, como la que se produjo cuando miles de personas permanecieron hacinadas en un campo inhóspito, que había recibido el patético nombre de “La Jungla” y que fue desmantelado en 2016.
Los disturbios se produjeron en momentos en que el gobierno de Emmanuel Macron se encuentra preparando un proyecto de ley sobre la inmigración, denunciado por los defensores de los migrantes como un endurecimiento de las condiciones de acogida.
Los 4 heridos más graves, que tienen edades que van de los 16 a los 18 años, recibieron lesiones de bala en la región cervical, el tórax, el abdomen y la médula espinal.
Tras el brote de violencia, la noche transcurrió en calma, según indicaron fuentes policiales.
“Hemos distribuido 300 raciones de alimentos en calma total”, afirmó Jean-Claude Lenoir, presidente de la asociación Salam, que brinda ayuda a los migrantes.
En la mañana no se percibían signos de tensión en el sitio, mientras las personas acampadas se dedicaban a ingerir sus alimentos en medio de un frío glacial y en momentos en que soplaban fuertes vientos.
Un hombre de origen afgano, de 37 años de edad, era buscado el viernes, sospechado de ser el autor de los disparos cerca del hospital de Calais, donde en el momento de los incidentes se llevaba a cabo una distribución de vituallas.
“No queremos que haya atracción por venir a Calais, porque es un espejismo”, sostuvo el ministro francés del Interior.
Se trata de “un muro con el que se topan los que vienen creyendo que irán al otro lado, cuando estarán aquí durante meses, en las condiciones que conocemos hoy«, advirtió Collomb.
«El mensaje que quiero transmitir es que si quiere ir a Gran Bretaña, este no es el lugar para venir«, concluyó el funcionario.
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