Las lluvias torrenciales y las temperaturas templadas hicieron que el Grand River, en el sur de Ontario, desbordara sus riberas, forzando a miles de personas a abandonar sus hogares.
Los oficiales cercanos a la localidad de Orangeville, en Ontario, se hallaban a la búsqueda de un niño de tres años, que desapareció luego que el vehículo en el que se hallaba fue arrastrado por la corriente.
La policía de Ontrio informó que la madre del menor se hallaba conduciendo el rodado cerca del río, en la madrugada del miércoles 21 de febrero, cuando el automóvil quedó rodeado por el agua que crecía a gran velocidad.
La rapidez del fenómeno no dejó tiempo para alertas ni preparativos. THE CANADIAN PRESS/Aaron Vincent Elkaim
“La madre salió del vehículo, sacó al niño, pero no pudo retenerlo y el pequeño fue arrastrado río abajo por la corriente”, sostuvo un jefe policial.
La subida inesperada de las aguas desató una serie de trastornos en la localidad de Brantford, donde las autoridades declararon el estado de emergencia debido a las inundaciones.
Cerca de 4900 personas y 2200 viviendas se encuentra sometidas a un operativo de evacuación, que cubre las localidades adyacentes al río, luego que las inhabituales condiciones climáticas para el mes de febrero desataron un deshielo anticipado cerca de la ciudad.
El alcalde de Brantford, Chris Friel, sostuvo que la anegación producida por las aguas afectó a la actividad comercial y obligó al cierre de las escuelas, al mismo tiempo que obligó a suspender la circulación en numerosos caminos.
Brantford resultó una de las localidades más afectadas. THE CANADIAN PRESS/Aaron Vincent Elkaim
A pesar de las advertencias oficiales, docenas de personas se dirigieron a las márgenes del río en la tarde del miércoles. Los asistentes pudieron corroborar como la correntada arrastraba bloques de hielo, deshechos y árboles caídos.
Un hombre de 67 años de edad, que ha residido en Brantford toda su vida, sostuvo que no había visto crecer el nivel de las aguas tan alto desde que él tenía 12 años.
Varios moradores de la región, sorprendidos por el fenómeno, no pudieron evitar que el fluído ingresase en sus viviendas.
Las autoridades de las diversas zonas afectadas se mostraron sorprendidas por la velocidad y violencia de las inundaciones y se manifestaron pesimistas en relación con la gravedad de los daños resultantes, una vez que el agua vuelva a su nivel normal y se retire de los poblados.
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