Las balaceras ocurridas en los últimos tiempos en Estados Unidos, son un llamado de atención para las autoridades en ese y otros países, respecto a la necesidad de revisar los mecanismos de acceso a las armas de fuego.
Así lo sostienen numerosos especialistas en distintas naciones, además de los familiares de las víctimas de esos hechos y, de manera más puntual, los padres de los alumnos de centros educativos de distintos niveles, blanco de los últimos sucesos.
La matanza ocurrida hace pocos días en Florida, tan sólo la más reciente pero, lamentablemente, una más en una extensa lista de tragedias, parece haber despertado la conciencia en muchas personas que antes se mostraron reticentes a cualquier tipo de control de armas. Los estudiantes tomaron la iniciativa, y pronto fueron seguidos por empresas de primera línea, que reclaman cambiar las normas.

La matanza ocurrida en febrero en Florida parece haber comenzado a cambiar el debate sobre las armas en Estados Unidos. REUTERS/Colin Hackley.
En el mismo sentido parece encaminarse el gobierno federal canadiense, que se encuentra estudiando una serie de medidas con el objetivo de hacer más difícil el acceso a las armas de fuego en todo el país.
El debate no es nuevo, ya se había producido en ocasión de la decisión de la anterior administración federal, bajo el gobierno conservador de Stephen Harper, de eliminar el Registro de Armas en 2012.
Como consecuencia de tal medida, el país registró un incremento vertiginoso en la importación de armas, elevando el ingreso de las mismas en un 79 por ciento con respecto a las mediciones realizadas por la agencia canadiense de estadísticas entre 2007 y 2011.
Unos y otros
Tan sólo en enero de este año entró en vigencia, en la provincia de Quebec, la Ley 64, que había sido presentada en 2015 y aprobada en junio de 2016, para establecer un registro provincial, que suplantara al organismo abolido por los conservadores.
El debate provocado por esas decisiones no careció de fragor: por un lado, quienes están abiertamente a favor de tales registros, por considerarlos necesarios para impedir una libre circulación de armas que pudiera poner en riesgo la seguridad de los canadienses.
En la otra vereda, quienes resisten tales estamentos de control, por considerarlos innecesarios, ya que la circulación de armas en el país no es masiva y, huelga decirlo, la situación local no tiene similitud alguna con lo que ocurre en Estados Unidos, donde leyes laxas convierten a las armas casi en una mercadería de consumo masivo. La voz más fuerte en este sentido se escuchó por el lado de los amantes de la caza, actividad que goza de gran arraigo entre muchos canadienses.

Harper anuló el registro alegando que el mismo resultaba muy caro. REUTERS/Chris Wattie.
Según dio a conocer la agencia Canadian Press, una nota interna del gobierno, obtenida gracias a la Ley de Acceso a la Información, Ottawa se apresta a presentar un proyecto de ley para restringir el acceso a las armas. La iniciativa se encuentra en sintonía con una de las promesas realizadas durante la campaña electoral por el actual primer ministro liberal, Justin Trudeau.
Uno de los ejes centrales del proyecto los constituiría la introducción de mejoras en los mecanismos de verificación de los antecedentes de quienes aspiran a poseer un arma de puño o de cualquiera de las categorías cuyo uso y posesión se hallan restringidos.
La iniciativa no pondría su foco en la restricción del acceso en sí misma, sino en crear los procedimientos y recursos necesarios para identificar rápidamente a las personas que no deberían poder acceder al uso de armas. Se trata básicamente de quienes presenten antecedentes de comportamiento violento o de personas afectadas por una enfermedad mental.

Partidarios del control de armas en una demostración en 2011. REUTERS/Chris Wattie.
Cifras
Canadá es reconocido en el mundo por ser un país pacífico, sin grandes conflictos ni violencia ya sea en las grandes urbes o en los pequeños poblados.
Hace poco menos de 15 años, las autoridades y la opinión pública de Ottawa, la capital del país, se vieron sacudidas por la muerte de un oficial de policía ocurrida en el mes de octubre. Se trató de la primera muerte violenta de un efectivo en lo que iba del año. El contraste es tajante con otras naciones donde la violencia armada se cobra vidas todos los días.
No obstante, el número de muertes bajo las balas disparadas por armas de fuego aumentó el 44 por ciento entre 2015 y 2016, elevando la cifra de decesos a 223 en todo el país. Se trató de la tercera alza anual consecutiva.
Por otro lado, en 2016 las autoridades revocaron 2223 permisos de portación de armas de fuego; cuestiones relacionadas a la salud mental fueron evocadas en 424 de esos casos.
Si bien las tragedias sucedidas en Estados Unidos o la matanza cometida por el neonazi Anders Breivik en 2001 en Noruega, en la que murieron 77 personas, parecen lejos de ocurrir en Canadá, las cifras presentadas más arriba indican que la cuestión de la posición y uso de armas merece, al menos, ser discutida.

El gobierno elevará al Parlamento su propuesta de contro de armas. REUTERS/Chris Wattie.
Con información de The Canadian Press
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