Batalla por la custodia de un perro llega a las cortes en Canadá

En un caso que dividió a la Corte Suprema de la provincia de Terranova y Labrador sobre lo que constituye ser dueño de una mascota, un hombre logró que se le conceda la custodia exclusiva de un perro después de una acrimoniosa ruptura con su novia.

David Baker y Kelsey Harmina compraron Mya, un perro de montaña bernés mezclado con caniche, en octubre de 2014. Tras la separación, los ex enamorados se enzarzaron en una inmisericorde pelea sobre la custodia de Mya que acabó llegando a la Corte de Apelaciones de la provincia.

Primero, un juez de la corte de reclamos menores determinó que Baker era el único dueño de Mya, con el argumento de que los perros son considerados como propiedad personal a los ojos de la ley ya que fue Baker quien pagó por la compra de Mya.

Un perro de montaña bernés (Foto: Radio Canada)

No contenta con el fallo, Harmina apeló esa decisión. Un juez del Tribunal Supremo provincial determinó que el juez de reclamos menores no había considerado en su decisión el contexto completo de la relación, estableciendo que el perro Mya debería ser más bien propiedad conjunta.

Enojado, Baker apeló esa decisión, y en un reciente fallo dos de los tres jueces de la Corte de Apelaciones coincidieron en que el ex enamorado es el único dueño del perro, argumentando que el juez de reclamos menores tenía razón al emplear el enfoque tradicional para determinar la propiedad del disputado quiltro.

Sin embargo, el tercer juez disintió en ese fallo, sosteniendo más bien que la pareja debería tener la custodia conjunta del can. Esto porque las personas a menudo desarrollan fuertes relaciones emocionales con sus mascotas.

La jueza Lois Hoegg sostuvo que la propiedad de un perro involucra mucho más que el establecer quién pagó por el animal.

«La propiedad de un perro es más complicado de decidir que, digamos, un vehículo o un mueble, porque… los perros poseen rasgos normalmente asociados con las personas, como el afecto, la lealtad, la inteligencia, la habilidad para comunicarse y obedecer órdenes, y así sucesivamente. Es por esto que muchas personas se apegan afectivamente a sus animales y sufren cuando los pierden», sostuvo la jueza Lois Hoegg en su disenso.

Categorías: Sociedad
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