En días recientes, el líder del Nuevo Partido Democrático, Jagmeet Singh, se vio atacado de todas partes por haber participado a una serie de eventos independentistas Sij de la India y en los que se veneraba imágenes del separatista Sij Talwinder Singh Parmar, reconocido como el cerebro detrás del atentado de Air India en el que murieron cientos de canadienses en 1985.
En febrero de 2016, según informaciones difundidas este miércoles por el diario de circulación nacional, The Globe and Mail, Jagmeet Singh también participó en un evento de promoción de la soberanía Sij con el cofundador de la National Sikh Youth Federation, una organización con sede en el Reino Unido que aprobó el uso de la violencia política como una «forma legítima de resistencia» para crear un estado sij independiente en la India.
En entrevista con David Cochcran, periodista de la red inglesa de Radio-Canadá, CBC, Singh se defiende explicando acepta la conclusión de la investigación sobre el atentado de Air India y los responsables que ésta identifica. El líder neodemócrata dijo que el mensaje de paz y reconciliación que él lleva a ese tipo de eventos tiene valor y puede contribuir a la armonía de los sijs de Canadá.
Vea el reportaje de CBC y no olvide activar los subtítulos que les hemos preparado en español:
En una columna publicada por The Globe and Mail, Singh también intenta explicar por qué le ha llevado hasta ahora condenar explícitamente a Parmar, así como a aquellos en la comunidad sij que eligen mostrar su foto en lugares de honor.
Escribió que algunos en la comunidad sij no han aceptado el resultado oficial de la investigación y que «siempre ha tratado de dar espacio a todas las voces» en un esfuerzo por avanzar hacia la paz y la reconciliación.
© REUTERS/Munish Sharma
Cuando era niño, recuerdo haber notado cómo mis padres cambiaban de comportamiento cuando ciertos temas surgían en la conversación: se callaban, incómodos, contemplativos, pero al mismo tiempo no querían recordar. Percibía dolor, pero no lo entendía. Mis padres eran amorosos, afectuosos, generosos y atentos. Pero ellos también estaban sufriendo. Solo unos años después, cuando conocí la historia de la persecución sij, comencé a entender.
Aprendí que en un pasado no tan lejano, mis familiares, junto con muchos que comparten la misma espiritualidad, fueron sistemáticamente perseguidos. Eran el blanco de persecución y de ataques. Miles fueron asesinados simplemente porque eran diferentes. Cada persona sij que conozco, en Canadá, y las que conocí en otros países, perdieron familiares o amigos durante esos años.
Lamentablemente, el dolor y el trauma de la violencia no pueden dejarse atrás en el país de origen. Fueron traídos con los inmigrantes sijs a Canadá, ya que afectó a las víctimas hasta slo más profundo. Ese trauma a menudo se transmite de generación en generación.
En la historia de Canadá, también hay ejemplos de este tipo de dolor, sufrimiento y trauma duradero. El legado de las escuelas residenciales, el último de los cuales se cerró hace apenas dos décadas, continúa sintiéndose hoy en Canadá. El sistema de escuelas residenciales les negó a los niños de las Primeras Naciones, Inuit y Métis el amor y la crianza de sus propias familias y comunidades; el orgullo y la autoestima que proviene de aprender la herencia, el idioma, la cultura y las tradiciones de uno.
El genocidio y el trauma intergeneracional son cuestiones complejas. Nuestra respuesta a ellos debe ser reflexiva y compasiva.»Jagmeet Singh, líder del Nuevo Partido Democrático
Esta columna de opinión aparece en el momento en que Singh se encuentra defendiendo sus apariciones en otros eventos que promovieron la idea de la independencia sij en los últimos años.
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