Quebec: a la búsqueda de un nuevo modelo de inmigración. Foto: CBC.

El tema de la inmigración hace parte del clima preelectoral en Quebec

Con el título “Desbordamientos preelectorales: el arma de la inmigración”, el periódico en francés de la provincia de Quebec aborda en un editorial un tema que a medida que la población canadiense va envejeciendo, se hará más crítico: la inmigración.

Impulsados por la naturaleza identitaria del tema, cuando los políticos quebequenses tratan el tema de la inmigración, más que discutir, se enervan.

El primer ministro de la provincia de Quebec, el liberal Philippe Couillard, acusa al caquista François Legault de estar en contra de los extranjeros.

El primer ministro de la provincia de Quebec, el liberal Philippe Couillard. (Foto: Clement Allard/CP)

Tanto el Partido Quebequense (PQ) como la Coalición por el Futuro de Quebec (CAQ) hacen propuestas cuestionables en la materia.

En Quebec el tema de la inmigración es complejo y no se mezcla bien con las simplificaciones políticas.

Hace dos años, el líder de la Coalición por el Futuro de Quebec (CAQ), François Legault, propuso someter a los inmigrantes a un examen de «valores» y a una prueba de francés tres años después de su llegada. Si el inmigrante se aplazaba, debía salir de Quebec.

Los defectos de esa propuesta son tan numerosos que uno se pregunta cómo pudo François Legault considerarla. Para empezar, Quebec no puede deportar a ningún inmigrante ya que se trata de una prerrogativa del gobierno canadiense.

En cuanto al examen de valores, el propio François Legault reconoció que sería una prueba tan simple que cualquier inmigrante podría pasarla, incluso aquellos que no tendrían la intención de respetar sus preceptos.

François Legault, líder de la Coalición por el Futuro de Quebec (CAQ). (Foto: Clement Allard/ Prensa Canadiense)

El líder caquista se aventuró a proponer que el conocimiento del francés ya no sería un criterio principal en la selección de inmigrantes.

Se puede entender que detrás de esta idea está el complacer a los empresarios dispuestos a contratar trabajadores cualificados aunque no hablen francés. Lo aprenderán en la fábrica, argumentan los empresarios.

Esto puede ser cierto en las regiones alejadas y pequeños pueblitos, pero es una historia diferente en la isla de Montreal. De aplicarse esta propuesta, no sería de buen augurio para el uso del francés en el trabajo en la región metropolitana.

Por su parte, el líder del nacionalista Partido Quebequense, Jean-François Lisée, presentó 20 propuestas para mejorar la integración de los inmigrantes. La mayoría de las medidas previstas, que incluyen el reconocimiento de la experiencia profesional y la lucha contra la discriminación, tienen sentido.

Pero es en materia de exigencias lingüísticas que Jean-François Lisée exagera. Él quiere que todos los inmigrantes seleccionados por Quebec, incluidos sus cónyuges, tengan conocimientos intermedios o avanzados de francés, incluso antes de llegar a Quebec.

El líder del nacionalista Partido Quebequense, Jean-François Lisée (Foto: Jacques Boissinot/The Canadian Press)

El problema es que Quebec corre el riesgo de quedarse sin candidatos calificados, a menos que reduzca las exigencias de competencia profesional. Además, la diversidad con respecto a la nacionalidad de los candidatos a la inmigración cuenta en su selección.

El Departamento de Inmigración de Quebec no lo anuncia con bombos y platillos, pero considera que la integración de los inmigrantes puede ser difícil si vienen en cantidades demasiado grandes de un mismo país o región del mundo.

En materia de integración la hoja de resultados del gobierno del liberal Couillard es deficiente. La conversión de los inmigrantes al uso del francés va de mal en peor. Sólo un tercio de los inmigrantes que no saben francés siguen los cursos de esta lengua que el gobierno provincial les ofrece.

Casi la mitad de los inmigrantes que no conocen el inglés o el francés acaban optando por el uso del inglés cuando tienen que hacer una transferencia de idioma.

Inmigrantes durante una ceremonia de juramento para obtener la ciudadanía canadiense (Foto: Sean Kilpatrick/Canadian Press)

Quebec lucha por atraer inmigrantes francófonos. Menos de la mitad de los candidatos seleccionados saben francés, cuando el objetivo del gobierno es del 85%.

El primer ministro de Quebec, Philippe Couillard, puede sentirse conmovido por la escasez de mano de obra en las regiones, pero la inmigración ayuda poco a remediarla, ya que la gran mayoría de los recién llegados prefiere instalarse en la ciudad de Montreal.

Los inmigrantes se encuentran tironeados entre dos legitimidades nacionales: Canadá y Quebec, y los liberales no se quejan porque esto aumenta su influencia política.

En medio de esta tóxica atmósfera preelectoral, en materia de inmigración los liberales no dudan en asociar las posiciones de sus oponentes con el nacionalismo étnico o la xenofobia. Tal la etiqueta que le adosan a la Coalición por el Futuro de Quebec (CAQ) en estos días.

El PQ y la CAQ se beneficiarían añadiendo una dosis de realismo a sus propuestas. Sobre todo, estos partidos no deben sucumbir a la tentación de presentar la inmigración como una amenaza irrefrenable.

A la inversa, agradeceríamos que los liberales dejen de acusar de intolerancia a todos aquellos que se niegan a aceptar que todo está bien en el mejor de los mundos, dice finalmente el editorial del periódico canadiense en francés Le Devoir.

Categorías: Inmigración y Refugiados, Internacional, Política
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