(Foto: Radio Canadá)

La reflexión sobre la ayuda médica para morir debe continuar

La Ley relacionada a los cuidados de fin de vida fue adoptada en la provincia de Quebec el 5 de junio de 2014. Esta ley propone una visión global e integrada de los cuidados paliativos y de fin de vida. Asegura además a estas personas cuidados de calidad y un acompañamiento adaptado a su situación particular durante esta última etapa. En particular para prevenir y calmar sus sufrimientos. Esta Ley es el resultado de las recomendaciones de la Comisión Especial sobre el tema de morir con dignidad.

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La ley tiene 2 componentes. Los derechos, la organización y el encuadramiento relativos a los cuidados de fin de vida, que comprenden los cuidados paliativos y la ayuda médica para morir. Y el reconocimiento de la primacía de las voluntades expresadas claramente y libremente, por intermedio del programa de directivas médicas anticipadas.

La ley detalla los derechos de las personas al final de su vida, que incluyen el derecho a recibir cuidados de fin de vida, de ayuda médica a morir, de rechazar o parar un tratamiento, de ser representado y de expresar sus últimas voluntades. Pero todo esto es sobre papel. En los hechos esta ley tiene sus límites.

Christian Yaccarini, Presidente y jefe de dirección de la Sociedad de Desarrollo Angus, invita a continuar la reflexión sobre la muerte con dignidad. Él dice, antes que todo y primero que todo, que tenemos que felicitarnos colectivamente en Quebec de haber logrado avanzar en ese debate, que se hizo de una forma muy correcta y con un consenso, pero la reflexión debe continuar.

Dimos un primer paso. Pero nos damos cuenta hoy que, en mi generación, los que tenemos entre 50 y 60 años, somos la primera generación que vemos masivamente a nuestros padres sobrepasar los 80 años. Es muy bien que sobrepasemos la esperanza de vida, pero nos damos cuenta que vivimos enfermos más tiempo y vemos también que esos mayores sufren de enfermedades degenerativas y para ellos la Ley sobre la ayuda a morir no se aplica. Pienso a enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer e incluso con la enfermedad de Lou Gehrig tienes que estar casi en la fase terminal antes de poder pedir la ayuda médica para morir.

El mensaje de Christian Yaccarini, es que el debate y la reflexión debe continuar porque las familias viven tiempos difíciles y los mayores también. Christian Yaccarini piensa en particular a alguien que él conoció.

Este amigo tenía 84 años, tenía el Parkinson, la diabetes, un cáncer en la boca y un marcapasos. Era alguien que había tenido una vida muy activa y que terminó sus días en un cuarto de hospital. Él pidió la ayuda médica para morir hace unos 3 años, justo después de la Ley, pero esta ayuda no se aplica para enfermedades como el Parkinson. Lo triste en todo esto es que una vez reunió a su familia y les dijo: Quiero morir y no me alimento más para poder irme.

Y murió así. Murió de hambre. “Y me parece lamentable que personas mayores, enfermas, que están en condiciones difíciles, tengan que tomar ese tipo de decisiones”, dice Christian Yaccarini. Observando el estado en el que se encuentra actualmente su madre, que tiene 83 años, sufre del Alzheimer y que no puede reivindicar el derecho a morir con dignidad.

Y él no habla aquí de hijos que deciden que sus padres mueran, él piensa que es el momento quizá de pasar a otro nivel de la reflexión sobre la ley y pensar un día a un “testamento biológico”, con todos los matices que hay que tener en cuenta.

Y me digo que quizá, en el caso de ciertas enfermedades degenerativas, podamos hacer un testamento biológico, antes que la enfermedad se declare diciendo: Cuando me encuentre en ese estado e incluso si no me encuentro más en estado de tomar una decisión, hoy a mis 59 o 60 años, pido poder beneficiar de la ayuda médica para morir y darle el poder a alguien de mi familia de tomar esa decisión, si me encuentro en un estado X.

Se sabe de antemano que la situación es extremadamente delicada, porque entre tanto las personas pueden cambiar de idea. Pero tampoco hay que llegar al extremo en que una persona tenga que pedirle a la justicia de poder beneficiarse de la ayuda médica para morir. Cuando has llegado al punto en que tienes que pelear jurídicamente para obtener ese derecho, sin estar en un estado de depresión, no es beneficioso para nadie. Está claro que la línea es muy frágil y delicada y es por eso que el debate y la reflexión debe continuar, concluye Christian Yaccarini, Presidente y jefe de dirección de la Sociedad de Desarrollo Angus.

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Christian Yaccarini fue entrevistado por Alain Gravel.

Categorías: Salud, Sociedad
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