Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, desde 2011, el número de niños, solos y acompañados, que huyen de la violencia de las maras (pandillas criminales) en El Salvador, Guatemala y Honduras, se ha venido duplicando cada año, provocando lo que Naciones Unidas llama “una crisis urgente pero silenciosa”.

Jean-Nicolas Beuze, representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados en Canadá. (PASCAL CONSTANTINEAU/UNHCR CANADA)
La ACNUR lanzó la campaña “Niñez que huye” en Norteamérica para ayudar a los jóvenes y de familias que huyen de estos países debido a la violencia generada por las Maras. Estas pandillas criminales reinan en los barrios pobres, donde los extorsionan, obligan a los jóvenes a formar parte de las maras y violan a las niñas de baja edad. El número de personas que huyen esa violencia ha aumentado de una forma exponencial. Las cifras son alarmantes, dice Jean-Nicolas Beuze, Representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, en Canadá.
Jean-Nicolas Beuze dice que recientemente habló con un joven de 19 años en Guatemala que estaba traumatizado porque había sido agredido 3 veces por las maras, que querían obligarlo a se uniera a ellos y por haberse negado pasó más de un mes en el hospital. Y al salir del hospital se enteró que uno de sus mejores amigos había sido asesinado por una de las maras.
A todos estos jóvenes que se niegan a entrar en las maras la única solución que les queda es salir del país. Pero aun así, puesto que las maras están bien organizadas, si solo se desplazan al interior de país o si van a Honduras o Guatemala pueden ser rastreados.
La única opción que les queda es irse a México, quizá a Estados Unidos e incluso a Canadá. Por esta razón, la ACNUR le propuso al gobierno canadiense que haga un esfuerzo suplementario para ayudar a reinstalar a las personas más vulnerables que se encuentran en esos países o en México, que necesitan esa seguridad que sus países no les ofrece, para que puedan reconstruir sus vidas. Jean-Nicolas Beuze.
El representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, en Canadá, afirma que ellos están dispuestos a identificar las personas que están más a riesgo, tales como los miembros de las comunidades indígenas, líderes de comunidades locales, sindicalistas, periodistas, los miembros de las minorías sexuales, un cierto número de jóvenes solos o con solo uno de los padres. Jean-Nicolas Beuze dice que los jóvenes son personas particularmente en peligro porque pueden ser víctimas del tráfico de seres humanos.
La ACNUR tiene la experiencia y la capacidad que les permite colaborar con ONGs, gobiernos y la sociedad civil para satisfacer las apremiantes necesidades de los niños refugiados y sus familias, pero no se cuenta con suficientes fondos de la comunidad internacional. Es por esta razón que están haciendo un llamado a individuos y al público en general para que ayuden a financiar la respuesta esta dramática necesidad.
Por el momento el ACNUR está negociando con Canadá y tiene la esperanza que una vez más, el gobierno de Canadá hará el esfuerzo necesario, puesto que la situación es verdaderamente crítica y se está hablando aquí de personas que son extremadamente vulnerables, concluye Jean-Nicolas Beuze, representante del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados en Canadá.
- Un lugar donde volver: Mejoramiento de las instituciones de bienestar social para mujeres y niños en los países de origen.
- Cuidar a los niños: Monitoreo fronterizo para identificar casos vulnerables de alto riesgo y darles la ayuda que necesitan.
- Darles cabida a todos: Aumentar la capacidad de los albergues para satisfacer las crecientes necesidades.
- Volver a la escuela: Programas de educación para niños desplazados que han sido forzados a dejar los estudios.
- Asesoría confiable: Información, asistencia jurídica y representación en toda la red de socios locales. Un lugar donde descansar. Mejorar y ampliar los albergues de corto y largo plazo.
- Recuperación con dignidad: Casas seguras para sobrevivientes de violencia sexual y de género.
- Donde los niños puedan ser niños. Espacios seguros para niños, y centros comunitarios que garanticen que los niños y niñas estén protegidos contra todas las formas de abuso y explotación.
- Sensación de normalidad: Aumento de la asistencia en dinero en efectivo para que los refugiados puedan comprar independientemente lo que necesitan.
- Una nueva casa: Apoyar las oportunidades de integración local y reasentamiento.
Fuente: Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR
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