“Hay varios mitos en la sociedad respecto a esa condición particular. El más común es que los niños dotados no tienen necesidades particulares, son todos buenos en la escuela y eso genera otro mito que dice que todos los niños dotados no tienen problemas de aprendizaje. “
– Tanya Izquierdo Prindle, autora y cofundadora de la Asociación de Superdotación de Québec.
¿Quiénes son estos niños y adultos dotados? ¿Su inteligencia, por encima del promedio, los hace más felices? ¿Son todos buenos en la escuela?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a una persona superdotada como «aquella que cuenta con un coeficiente intelectual superior a 130». Sin embargo, reconocer a un niño superdotado no es fácil. Sólo un 2% de la población infantil iguala o supera el coeficiente intelectual para ser calificado como tal y casi la mitad suelen ser niños problemáticos con bajo rendimiento académico y en algunos casos, fracaso escolar.
Superdotado y precocidad
No hay que confundir superdotado con precocidad. Un niño es precoz cuando aprende más deprisa que el resto, lo que puede haberse producido por una estimulación de los padres, por ejemplo. Sin embargo, a lo largo de los años, las personas precoces se acercan progresivamente a la media. Muchos superdotados pueden ser precoces, pero no todos los niños precoces llegar a ser superdotados.
La llave de acceso para la superdotación es el cociente intelectual.
Escuche
¿Tiene un hijo al que le gustan los números? ¿Aprendió a leer rápidamente, prefiere estar con niños mayores o adultos, es hiperactivo mentalmente, imaginativo? Si es así, es posible que sea un niño o niña superdotada intelectualmente. iStock
La sociedad a menudo ve a los niños talentosos como afortunados, pero ellos también tienen su cuota de dificultades, dice Tanya Izquierdo Prindle, autora y cofundadora de la Asociación de Superdotación de Québec.
Las personas superdotadas representan aproximadamente el 5% de la población. Como todos los demás,ellas tienen fortalezas y debilidades. Ni inadaptadas ni sobrehumanas, simplemente son programadas de manera diferente.
Antes se las determinaba según mediciones del cociente intelectual, un CI de 130 y más, pero la superdotación es mucho más que un CI dice la autora de Universo superdotado: el prodigio, un potencial frágil.
Es una inteligencia diferente, no cuantitativa, sino más bien cualitativa.
El CI, aclara, es un sistema de referencia, un indicativo entre otros.
Un superdotado sería una combinación de elementos propios de un buen sistema de tratamiento de información (inteligencia elevada), con una alta originalidad y pensamiento divergente (creatividad) y la motivación suficiente para garantizar la materialización de su potencial (implicación en la tarea).
Posteriormente, otros expertos en estudios sobre niños superdotados, añadieron factores externos que influyen en el desarrollo intelectual del niño donde se incluyen los marcos sociales de la familia, el colegio y los compañeros.
La brecha
La disincronía es la falta de sincronización en el desarrollo intelectual, social, afectivo, físico y motor de un niño superdotado.
A menudo se produce una disincronía social, una brecha entre el niño y sus compañeros, sus maestros o su familia.
«Puede crear ansiedad y dificultades sociales. Aunque no son todos los niños dotados los que tienen dificultades sociales. Como tienen intereses diferentes a otros niños es difícil crear un sentido de pertenencia a un grupo de amigos cuando tienes intereses diferentes».
Tanya Izquierdo Prindle fue diagnosticada recién a una edad adulta.
Cuando tenía 4 años había pasado un test de inteligencia en la escuela, pero recién siendo mayor su madre le informó sobre los altísimos resultados que había obtenido en esa prueba. Siendo niña, sentía que era diferente.
«Lo que me marcó fue el aislamiento social. Usamos muchos disfraces para tratar de ingresar al molde, pero siempre es en vano. Generalmente no termina bien, cuando no somos nosotros mismos.
¿Es hereditaria?
Aunque existe un componente genético en el inicio de la superdotación, su manifestación dependerá del entorno en el que el niño evoluciona, dice ella.
El cerebro funciona diferentemente. Los niños comprenden muy bien lo que pasa alrededor de ellos desde muy joven. Son muy sensibles pero también muy ansiosos, con muchos temores.
Y a menudo hay una brecha entre las habilidades emocionales e intelectuales.
A esa brecha se la llama disincronía interna. Es decir, el aspecto intelecto está mucho más desarrollado que el emocional. No es que el niño tiene retraso a nivel de las emociones.
Por ejemplo, el niño de 4 años siente las emociones de un niño de 4 años, pero tiene la inteligencia de alguien mayor, dice Izquierdo Prindle.
Ella recomienda a los padres de niños superdotados de respetar su ritmo, de permanecer atentos a sus necesidades, hay niños que van a exteriorizar más fácilmente sus frustraciones mientras que las niñas tienen más tendencia a interiorizarlas.
La entrevista con Tanya Izquierdo Prindle es de Alain Gravel-Radio Canadá
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.