Nuevos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes opuestos al presidente Daniel Ortega tuvieron lugar el lunes por la noche en Managua, la capital de Nicaragua.
Los choques se produjeron cerca de la sede de la Universidad Politécnica, situada en el este de la capital, que es uno de los bastiones de los estudiantes, responsables de las mayores protestas contra la administración de Ortega.
Los manifestantes dijeron que fueron atacados por las fuerzas antimotines y que la acción había producido heridos entre ellos.

Las últimas protestas sumaron a otros sectores sociales más allá de los estudiantes. REUTERS/Oswaldo Rivas.
Los estudiantes difundieron un video a través de las redes sociales, en los que se puede ver a un joven inconsciente que es trasportado por sus compañeros hacia la universidad, al tiempo que gritaban “que la población sepa lo que está haciendo el gobierno de Ortega”.
La policía, por su parte, declaró que intervino para proteger a los habitantes de la zona aledaña a la sede universitaria que, según la fuerza, era atacada por grupos de delincuentes de derecha”.
Cientos de estudiantes de otras casas de estudios también tomaron parte en las protestas antigubernamentales del lunes por la noche.
El domingo, demostraciones similares dejaron un saldo de al menos 4 heridos en Masaya, en el sur del país, según anunció el Centro Nicaragüense por los Derechos Humanos (CENIDH).
En tres semanas, las protestas contra el poder de Ortega han dejado un total de 47 muertos y más de 400 heridos, sostuvo la misma entidad.

Entierro de una de las víctimas muertas durante la represión. REUTERS/Oswaldo Rivas.
Por su parte, las autoridades dijeron al comienzo de la revuelta que los decesos ascendían a 10, pero luego no brindaron más información sobre el asunto.
La ola de protestas comenzó el 18 de abril último, por parte de estudiantes que rechazan una reforma del sistema de jubilaciones, que instaura un alza de las cotizaciones y una baja en las pensiones.
Las manifestaciones se convirtieron rápidamente en una movilización generalizada, con el objetivo de denunciar la confiscación del poder por parte del mandatario, un ex guerrillero de 72 años de edad, que estuvo a la cabeza del gobierno entre 1979 y 1990, tras el triunfo de la Revolución Sandinista que derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza. Ortega volvió al poder en 2007, luego de vencer en las elecciones de ese año.

Ortega gozó de gran popularidad en épocas de la Revolución Sandinista. REUTERS/Oswaldo Rvas.
Por su parte, Estados Unidos exhortó a la administración nicaragüense a que deje ingresar al país a una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con el objeto de investigar las circunstancias en las que perecieron decenas de manifestantes.
En tal sentido, el vicepresidente estadounidense, Mike Pense, emitió una declaración en la que sostuvo que su país condena “esos actos brutales en los términos más fuertes posibles”.
Washington fue uno de los aliados más estrechos del régimen de Somoza y tras el triunfo de la Revolución Sandinista financió y entregó armas al grupo contrarrevolucionario conocido como los “Contras”, que derivó en un escándalo para la administración del presidente Ronald Reagan, al que se acusó de vender armamento de manera ilegal a Irán, para obtener los fondos destiandos a solventar al grupo insurgente.
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