REUTERS/Brian Snyder.

Peligrosos plaguicidas detectados en animales en Ontario

La presencia de pesticidas que son señalados por los expertos como responsables del deterioro y la muerte de poblaciones de abejas y otros polinizadores fue detectada en pavos salvajes en la provincia de Ontario, indicó un nuevo estudio realizado por investigadores canadienses.

Científicos del colegio veterinario de Ontario, afiliado a la Universidad de Guelph, así como el ministerio de Medioambiente y Cambio Climático examinaron el hígado de 40 pavos salvajes, en el sur de la provincia.

El estudio determinó que 9 de los órganos analizados presentaban niveles comprobables de neonicotinoides, un grupo de insecticidas que recubren los granos de producciones agrícolas como el maíz y la soya, entre otras, para protegerlos de los parásitos.

Esas sustancias actúan sobre el sistema nervioso central de los insectos y los vertebrados, aunque en el caso de estos últimos parecen alcanzar menor nivel de toxicidad.

Los efectos nocivos de los fuguicidas sobre las abejas ya habían sido señalados. Foto: iStock.

Una vez fumigado, el insecticida es absorbido por la planta y distribuido a través de su tejido durante la época de crecimiento.

Los investigadores hallaron en el hígado de los pavos dos tipos de neonicotinoides, conocidos como clotianidina y tiametoxam, según el estudio publicado en la edición de junio de un periódico especializado en ciencias del medioambiente e investigación sobre polución.

Los pruebas realizadas en el pasado han demostrado que diversos neonicotinoides, utilizados para proteger las siembras, han contribuido al debilitamiento de abejas y otros polinizadores, como los abejorros, al tiempo que favorecieron la mortalidad de esas especies y produjeron trastornos en la reproducción de aves pequeñas.

Los insecticidas en cuestión, que se disuelven en agua, han pasado de los cultivos a plantas y árboles como los alerces, las flores conocidas como “dientes de león” y los tréboles, estableció el estudio.

Aunque hay cada vez más investigaciones que señalan el impacto negativo que tiene el uso de insecticidas sobre plantas e insectos, se dispone de menor cantidad de análisis respecto al resultado que el uso de los neonicotinoides tiene sobre la fauna.

Las conclusiones más recientes en torno a los efectos nocivos que esas sustancias tienen sobre los pavos son preocupantes, según sostuvo una de las responsables del estudio.

La investigación fue llevada a cabo por miembros de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Guelph, en Ontario. THE CANADIAN PRESS/Hannah Yoon

 

Otras consecuencias

Según ya había publicado la prestigiosa revista Nature en 2017, la utilización de sustancias pesticidas como la tiametoxam afecta la habilidad de aves e insectos para volar, deteriorando el sentido de orientación necesario en los desplazamientos.

La investigación en cuestión estableció que los insectos expuestos a la sustancia, en una dosis considerada apenas por debajo de los niveles letales, registraron sobrexcitación, lo que llevó, en la mayoría de los casos, a vuelos más prolongados  y a recorrer distancias más largas que lo habitual, teniendo como resultado el debilitamiento de los animales o, incluso, la muerte de los mismos.

En el caso de una exposición crónica a la sustancia, el efecto también es adverso ya que no sólo se reduce el tiempo y distancia de los vuelos, aproximadamente en un 50 por ciento respecto del promedio, sino que también se verificó una disminución en la velocidad desarrollada por las abejas en el aire.

Según la publicación, se trató de la primera ocasión en la que logró establecerse de manera científica las consecuencias que tiene la exposición crónica de diversas especies animales a los neonicotinoides, cuyo uso es extendido en la agricultura industrial actual.

 

Más daños que beneficios

Por otra parte, el tiametoxam, cuyo uso se había popularizado desde su introducción en la década de 1990 entre los productores ganaderos, que buscaban combatir a las moscas y los roedores, actúa principalmente por vía oral, siendo un peligro para los animales que suelen nutrirse consumiendo granos y otros alimentos presentes en los terrenos donde se fumigó la sustancia.

Se trata de un insecticida que actúa sobre el sistema nervioso de los insectos en la postsinapsis, es decir en el procesamiento del impulso eléctrico producido por las neuronas, que a su vez captan y transmiten los estímulos provenientes del medioambiente.

En diversos países de América Latina, por ejemplo, esta sustancia es de uso común en cultivos de arroz, cebolla, papa, algodón y también en potreros.

El alimento contaminado podría infestar a los animales. Foto: Istock.

El tiametoxam conduce al aumento de hasta el 50 por ciento del contenido de nitrógeno en los tejidos de las plantas, llevando a un crecimiento acelerado de los cultivos.

Pero más allá de esa constatación, utilizada por la industria para justificar el uso del plaguicida en su actividad, diversas investigaciones científicas identificaron numerosos efectos negativos tanto para animales como para las personas.

Según un estudio presentado por la Universidad Nacional de Costa Rica, el tiametoxam es potencialmente tóxico, ya sea por ingesta o por contacto con la dermis. También puede producir irritabilidad ocular.

En consumos prolongados, la sustancia puede llevar a la pérdida de células germinales, esenciales para la reproducción, daño tiroideo y amiloidosis, que es la acumulación anormal de proteínas amiloides en los tejidos.

Categorías: Medioambiente y vida animal, Salud
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