Después de haber sobrevivido a una traumática experiencia de supervivencia en una cueva oscura e inundada, los 12 niños tailandeses rescatados y su joven entrenador de fútbol tendrán que enfrentarse ahora a un nuevo reto: la fama.
Los menores, de entre 11 y 16 años, pasarán al menos una semana en el hospital y un mes en casa, según los responsables sanitarios, tras un arriesgado rescate que los extrajo del complejo de cuevas Tham Luang en la provincia septentrional de Chiang Rai.
Este incidente ha fascinado al mundo. “El mundo está mirando”, dijo Kham-oey Promthep, de 64 años, abuela de Duangpetch Promthep, de 13 años, o Dom, de 13, capitán del equipo de fútbol ‘Jabalíes Salvajes’.
“Estaba atrapado en una cueva y todos en el país y en todo el mundo tuvieron que venir a ayudarle. ¿Qué tenemos para darles a cambio? No tenemos nada, así que debe ser un buen chico”, dijo Kham-oey.
El grupo ya está enfrentándose a la presión de un aumento de las expectativas.

Grupo de marinos socorristas transportan a uno de los niños fuera de la cueva Tham Luang Nang Non. (Página de Facebook de la Marina Tailandesa SEAL / Prensa Asociada)
El jefe del equipo de buceo SEAL de la Marina tailandesa que participó en su rescate instó a los niños a aprovechar al máximo sus vidas y “ser una fuerza para el bien”.
La atención mundial sobre su destino y el rescate multinacional han colocado a la zona en el mapa, con planes para crear un museo que muestre el rescate.
A pesar del gran interés y la presión, los niños necesitan vivir con la mayor normalidad posible, dijo la Dra. Andrea Danese del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College en Londres.
“Los niños necesitan volver a su vida normal, a sus rutinas diarias, para entender totalmente que la amenaza ha terminado”, dijo Danese, quien dirige el laboratorio de estrés y desarrollo del instituto.
Su investigación sugiere que hasta el 20 por ciento de los niños pueden desarrollar trastornos psiquiátricos a más largo plazo, como depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático.
El primer ministro tailandés, Prayuth Chan-ocha, ha pedido que los niños tengan tiempo y espacio personal para recuperarse. “La mejor manera es no molestarlos y dejarlos estudiar”, dijo a los periodistas esta semana.
Las autoridades tailandesas han impedido que los medios de comunicación mundiales, acampados en cafeterías y en las esquinas de las calles frente al hospital de Chiang Rai, entrevistaran a los niños, y con razón, dijo Danese.
“El escrutinio intenso de los medios puede actuar como un recordatorio de su experiencia traumática y evitar que vuelvan a la vida normal”, dijo.
La historia ya está camino de convertirse en una película de Hollywood, con dos productoras tratando de rodar el calvario de los niños y su audaz rescate.
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