Una de las sedes del Mundial 2014 en Brasil. © REUTERS/Ruben Sprich/Archivos Imagen suministrada por Action Images

El Mundial de Fútbol 2014, cuentas en rojo para Brasil

La Copa Mundial de Fútbol 2014 costó a Brasil mucho más de lo previsto, 27.000 millones de reales (unos 11.500 millones de dólares al tipo de cambio de la época), frente a los 17.000 millones anunciados inicialmente y sólo una ínfima parte, alrededor del 7%, procedía directamente del sector privado.

Un reporte del periodista Louis Genot de la Agence France Presse revela que incluso si la proporción de dinero privado se eleva al 17% si se tienen en cuenta los préstamos de los bancos públicos que deben ser reembolsados por las empresas o los clubes de fútbol que participaron en las obras, la factura sigue siendo extremadamente alta para el contribuyente.

«El gasto ha superado con creces las previsiones, con una serie de logros muy por debajo de lo prometido. En muchas ciudades, los proyectos de infraestructura de transporte público no sólo están inconclusos, sino que han sido completamente abandonados, a pesar de que ya se han gastado millones»Paulo Henrique Azevedo, presidente del Gesporte, grupo de estudio sobre gestión deportiva de la Universidad de Brasilia.
El estadio Maracaná, uno de los estadios que albergó los partidos de fútbol de la Copa Mundial de Fútbol de 2014. © REUTERS/Sergio Moraes

En un texto editorial del diario O Globo de Brasil (en portugués solamente) publicado a principios del Mundial del Rusia, se habla de un desastre el hecho de que » las obras planificadas para la Copa de 2014, y que consumen millones de reales en recursos públicos, no han sido concluidas hasta hoy. Esta sí que es una derrota acaparante para el país.» dice el editorial.

Según lo que dice el diario sólo en Sao Paulo, Brasilia, Recife y Fortaleza, los proyectos que los brasileños debían recibir como «legado» presupuestados en 2,4 mil millones reales (814 millones de dólares canadienses) aún no se entregaron.

Los motivos alegados por las autoridades, afirma O Globo, van desde la falta de recursos, en medio del agravamiento de la crisis financiera, a impasses con contratistas, pasando por problemas de expropiación o licenciamiento ambiental.

Entre esos desaciertos, están por ejemplo, dice el diario, las obras en el entorno del Estadio Mané Garrincha, en Brasilia, la arena más cara de la Copa – el costo se acerca a 800 millones de dólares – y una de las más inútiles. También están la reurbanización y la construcción de pasajes subterráneos, el tren ligero sobre rieles que unía el aeropuerto al centro de la capital que costó casi 7 millones pero cuya obra fue cancelada por problemas jurídicos.

Louis Genot de la Agencia France-Presse afirma también que «no hay que tirar todo por la borda. A pesar del psicodrama que rodeó los retrasos en la construcción de los estadios, la Copa Mundial se desarrolló sin contratiempos, con un ambiente festivo que dejó una impresión duradera.»

También dice que ese éxito en lo que concierne al ambiente y al buen sabor de boca que dejó la fiesta mundialista también dio confianza al país para la organización de los Juegos Olímpicos, lo que también fue acogido casi unánimemente.

Sin embargo, constata la AFP, desde entonces, Brasil se ha visto sumido en una recesión histórica y las consecuencias para el turismo también se han visto afectadas por un aumento de la violencia.

Con informaciones de la AFP y O Globo. 
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