El Parlamento de Israel aprobó este jueves después de meses de discusiones políticas una ley que define a esta nación como un «Estado para la nación judía», lo que convierte al hebreo en la única lengua oficial y declara que la «entera y unida» Jerusalén es su capital, entre otras resoluciones.
La medida fue duramente criticada por la minoría árabe del país, que la calificó como racista y dijo que rayaba en el apartheid.
Adalah, el Centro Legal para los Derechos de las Minorías Árabes en Israel, calificó la ley como un intento de promover la «superioridad étnica mediante la promoción de políticas racistas».
«La ley que establece un «Estado para la nación judía», incluye elementos clave del apartheid, que no sólo son inmorales, sino que también está absolutamente prohibidos por el derecho internacional», dijo Hassan Jabareen, director general de Adalah.
«Al definir la soberanía y el autogobierno democrático como pertenecientes únicamente al pueblo judío, dondequiera que vivan en el mundo, Israel ha hecho de la discriminación un valor constitucional y ha declarado su compromiso de favorecer la supremacía judía como la base de las instituciones».
La Unión Europea expresó este jueves su preocupación por una nueva ley israelí que declara que solo los judíos tienen el derecho a la autodeterminación, al afirmar que complicaría una solución de dos Estados para el conflicto palestino-israelí.
“Estamos preocupados, hemos expresado esta preocupación y continuaremos hablando con las autoridades israelíes en este contexto”, dijo una portavoz de la jefa de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, en rueda de prensa.
“Hemos sido muy claros en lo que respecta a la solución de dos Estados, creemos que es el único camino a seguir y cualquier paso que complique o impida que esta solución se convierta en realidad debería evitarse”, sostuvo.
La ley estipula que “Israel es la patria histórica del pueblo judío y éste tiene un derecho exclusivo a la autodeterminación nacional”.
También retira al árabe de su designación como idioma oficial junto con el hebreo, rebajándolo a un “estatus especial” que permite su uso continuado dentro de las instituciones israelíes.
Los ciudadanos israelíes árabes en Israel suman cerca de dos millones de personas, alrededor del 20 por ciento de la población de 9 millones.
La solución de dos Estados prevista en un marco de paz internacional, en el que los palestinos que viven en Gaza y la Cisjordania ocupada obtendrían su propio Estado, parece estar difuminándose.
Las conversaciones de paz llevan varios años estancadas mientras que el gobierno de Netanyahu ha acelerado la construcción de viviendas para los israelíes en los territorios ocupados. Esto a pesar de representar una violación de las leyes internacionales y de ganarse la condena de la UE y otros organismos.
El Comité Judío Americano, un grupo que representa a la diáspora judía, dijo que estaba «profundamente decepcionado», destacando que esa ley «pone en riesgo el compromiso de los fundadores de Israel de construir un país que sea tanto judío como democrático».
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