Expertos en mamíferos marinos están tratando de entender cómo y por qué al menos seis cadáveres de ballena franca del Atlántico Norte fueron encontrados a la deriva en el Golfo de San Lorenzo.

Expertos en mamíferos marinos están tratando de entender cómo y por qué al menos seis cadáveres de ballena franca del Atlántico Norte fueron encontrados a la deriva en el Golfo de San Lorenzo.
Photo Credit: (Pêches et Océans Canada/Presse canadienne)

Avances para salvar a la ballena franca glacial de la extinción

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Un nuevo método fue desarrollado para evitar la desaparición de uno de los grandes cetáceos en el mundo marino canadiense. Se trata de la ballena franca glacial, un mamífero marino que mide entre 14 a 18 metros y puede alcanzar a los 24 metros. Su peso oscila entre las 36 y 72 toneladas.

Esta ballena tiene la piel negra en el dorso y blanca en la zona de la mandíbula inferior. Posee unas 300 barbas de más de 3 metros de longitud en la boca y carece de una aleta dorsal.

Fueron los vascos los primeros en cazar comercialmente esta especie, primero en el golfo de Vizcaya en el siglo XI. Hacia 1530, los primeros barcos balleneros vascos llegaron al este de Canadá para cazar estas ballenas, llevándolas al borde de la extinción.

Los investigadores están tratando de predecir los movimientos de las ballenas francas del Atlántico Norte estableciendo dónde irán probablemente a comer. (Foto: Stephan Savoia/AP)

En la actualidad apenas quedan unos 400 ejemplares en el oeste del Atlántico Norte. Los científicos consideran que esta especie está funcionalmente extinta en el lado este del océano Atlántico.

A menudo, estas ballenas chocan con embarcaciones o acaban mortalmente enredadas en redes de pesca. Estas dos situaciones causan casi la mitad de la mortandad de ballenas en el este del Atlántico Norte desde 1970.

Esta nueva metodología para proteger a estas ballenas consiste en identificar el lugar donde se encuentra su principal fuente de alimentación, y seguirla.

En el laboratorio de ciencias oceanográficas de la Universidad Dalhousie, en la ciudad de Halifax, provincia de Nueva Escocia, los científicos emplean robots submarinos para poder detectar la posición de estas ballenas francas glaciales en el océano. Y por primera vez, los científicos pueden determinar si el alimento principal de estos animales, que es el plancton, se está moviendo o no en las aguas.

Una ballena del Atlántico Norte fue encontrada muerta en el Golfo de San Lorenzo en julio, mientras que otra ballena se enredó en los aparejos de pesca. (Foto: Joey-john Stewart/Facebook)

El plancton está compuesto por organismos microscópicos que flotan en las aguas y son abundantes hasta los 200 metros de profundidad. Hansen Johnson, investigador en bio-acústica marina es uno de los líderes en este proyecto.

“Lo más fascinantes de las ballenas francas glaciales es que son tan grandes y sin embargo se alimentan devorando a los organismos más pequeños en el océano. Y debido a que dependen de este alimento tan pequeño, las ballenas necesitan encontrar este plancton en cantidades suficientes”, dice el investigador Hansen Johnson, uno de los colíderes del proyecto de investigación.

Hallar esos densos bancos de plancton es vital, porque será en base al movimiento de esos cardúmenes que los investigadores podrán establecer hacia dónde navegarán estas ballenas, lo que permitirá prever cualquier riesgo a la vida de estos cetáceos y evitar la serie de muertes ocurridas en los últimos meses.

“Toda la gente en la comunidad entiende la urgencia de la situación”, sostiene el investigador Hansen Johnson, del laboratorio de ciencias oceanográficas de la Universidad Dalhousie en Halifax.

El año pasado aproximadamente doce ballenas de esta especie en riesgo de extinción murieron en el Golfo del río San Lorenzo. Esto debido al tráfico marítimo, que ha hecho altamente peligroso el hábitat natural de estas ballenas.

Es por esta razón que este equipo de investigadores está desplegando en la zona pequeños robots submarinos en las aguas de la zona. Tiene la apariencia de pequeños aviones amarillos y se mueven utilizando sus alas para ascender o descender en las aguas. Jude van der Mer es un técnico en el proyecto.

El técnico Jude van der Mer junto a un robot submarino que identifica el sonido de la ballena franca glacial. (Foto: Ocean Tracking Network)

“Este sensor puede flotar o puede descender en las aguas, dependiendo de lo que se quiera hacer. Ya sea ascender o descender”, explicaba el técnico Jude van der Mer.

Estos robots submarinos exploran las aguas del océano durante meses, siguiendo los sonidos que hacen las ballenas.

“Lo que hacen estos sensores es detectar las huellas sonoras de varias ballenas, y dependiendo de la forma de la huella sonora, pueden identificar de qué tipo de ballena se trata”, explica el técnico del proyecto Jude van der Mer, quien añade que estos robots submarinos viajan cientos de kilómetros, funcionando las 24 horas del día, los siete días de la semana.

Durante los próximos meses los investigadores utilizarán los datos acumulados por los sensores para poder entender por qué el plancton, que es el alimento principal de la ballena franca glacial, se ha hecho de golpe tan abundante en el Golfo del río San Lorenzo y cuál es el impacto del recalentamiento del planeta en la aparición de este plancton.

Los científicos esperan que los resultados de estas investigaciones puedan ayudar al gobierno de Canadá a establecer medidas más precisas de protección de estas ballenas, medidas que idealmente no tendrán efectos negativos sobre la industria marítima y pesquera en aquella región del Atlántico canadiense.

Fuentes: CBC/RCI

Categorías: Medioambiente y vida animal
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