Perry Bellegarde retuvo su sitial como jefe de la Asamblea de las Primeras Naciones, en una elección en la que otros candidatos acusaron al gobierno federal de interferencia.
Bellegarde se proclamó jefe con el 60 por ciento de los votos, al lograr 328 de los 522 sufragios emitidos en segunda vuelta, obteniendo así su segundo mandato.
El jefe electo sostuvo que su relación estrecha con el gobierno ha hecho posible asegurar que millones de dólares de fondos federales fueran destinados a las naciones indígenas en los últimos años.
Otros postulantes a la jefatura de la Asamblea lo habían acusado de mantener una actitud demasiado amistosa con Ottawa.
El jefe reelecto había obtenido su primer mandato en diciembre de 2014. THE CANADIAN PRESS/Ben Nelms
Al respecto el nuevo jefe sostuvo que el gobierno federal está cumpliendo su agenda hacia los pueblos indígenas y que una muestra de eso es que hay “mayor inversión en educación, vivienda, recursos sanitarios y agua”, al tiempo que ha revitalizado el acta de preservación de lenguas autóctonas, algo que es esencial para la supervivencia de esos pueblos.
Tras su elección, el jefe estimó que la voz fuerte de la Asamblea se ha traducido en cambios positivos para las distintas comunidades originarias.
Bellegarde proviene de la tribu de las Primeras Naciones Little Black Bear, en la provincia de Saskatchewan.
Por su parte, Sheila North, de Manitoba, se ubicó segunda en la votación, obteniendo 125 sufragios, mientras que Miles Richardson, de Columbia Británica, llegó a 59 votos y Russ Diabo, de Quebec, se alzó con 10.
Sheila North quedó en un distante segundo lugar. THE CANADIAN PRESS/John Woods
En sus alocuciones tras la votación, North y Richardson dijeron que aceptaban el resultado, mientras que Diabo predijo que el mismo tendrá consecuencias, algo que causó malestar en la audiencia.
El candidato vencedor aseguró que utilizará su flamante mandato para seguir trabajando en conjunto con las autoridades federales y provinciales, para mejorar la calidad de vida de los pueblos indígenas, incluyendo temas como la tasa de suicidios entre los jóvenes de esas comunidades, que presenta desde hace años niveles preocupantes, muy por encima del promedio nacional, tomando en cuenta el conjunto de la población canadiense.
Según las estimaciones, el número de jóvenes indígenas que deciden poner fin a su vida supera 7 veces a la media nacional.
Otra cuestión urgente es la situación de los menores de pueblos nativos que se encuentran bajo custodia, separados de sus familias, y cuyo número se estima en 40.000.
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