Hablar de Canadá es hablar de un país con un alto grado de desarrollo, al que se le reconocen sus avanzadas leyes en materia de defensa laboral, de la mujer y de las minorías.
Dicha realidad no impide ni descarta situaciones o actividades delictivas como la trata de personas, es decir, la explotación de seres humanos en trabajos forzados, servidumbre o sexualmente.
El fenómeno no involucra sólo a personas llegadas desde el exterior, sino también a población local, especialmente a miembros de los pueblos nativos, mujeres y menores en situación familiar precaria.
La trata sexual de menores, una de las realidades más crudas del comercio de seres humanos. Foto: iStock.
Al hablar de la trata de personas suele hacerse hincapié en la explotación sexual, pero también hay que tener en cuenta otra serie de abusos que se expresan, cada vez más, en la explotación laboral.
La pobreza, la falta de educación, el desconocimiento de los derechos y los hogares disfuncionales se convierten en fuente de cultivo del abuso.
En el caso de los trabajadores temporales, la existencia de permisos laborales atados a un empleador es un elemento que podría facilitar la trata, impulsando las situaciones de abuso en el ámbito del trabajo. En tal sentido, ha habido numerosos pedidos para modificar esa modalidad y que los papeles que habilitan a trabajar sean abiertos, es decir, que la persona no esté atada al empleador, quien tiene una potestad casi ilimitada sobre ella.
Los trabajadores temporales son presa fácil de los tratantes de personas. Foto: rightdx / iStock
Loly Rico, del Centro de Refugio FCJ de Toronto, critica las políticas economicistas, como la que lleva a cabo la administración estadounidense, pero que también están esbozando las autoridades de la provincia de Ontario, basadas en el recorte de gastos y la consecuente disminución o desaparición de programas sociales.
En su opinión, tal situación no sólo no ayuda a contrarrestar la trata de personas, por el contrario, deja a las víctimas en situación de indefensión, a merced del mercado.
Con cerca de 21 millones de personas en el mundo que son víctimas de la explotación sexual y laboral, el Día Mundial contra la Trata de Personas, que se conmemora el 30 de julio, sirve como recordatorio de la necesidad urgente de acciones que permitan contrarrestar este flagelo.
Loly Rico, del Centro de Refugio FCJ de Toronto, desarrolla el tema en diálogo con Luis Laborda.
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