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La moda de las “blockchain”: una tendencia que sobrepasa las criptomonedas

Blockchain es una palabra que se ha puesto de moda en estos últimos tiempos. La “cadena de bloques”, que sería su traducción al español es no sólo una palabra sino un concepto que según los entendidos, está a la vuelta de la esquina para revolucionar la economía, entre otros muchos escenarios de nuestra vida cotidiana.

Este nuevo concepto, conforme los especialistas, es un sistema que va a revolucionar muchos aspectos tediosos de la vida cotidiana.

Básicamente, en los días que corren, la cantidad de información certificada que los sistemas bancarios, entre otros, gestionan en todo momento es realizada principalmente por seres humanos, muchas veces apoyados en sistemas informáticos, pero a la base, es todavía una tarea que se realiza por la mujer o el hombre a cargo de ese tipo de trámite. Y evidentemente, sin menospreciar el trabajo humano, en este tipo de trabajos, existen miles de variables y los errores cuestan mucho. Desde el punto de vista de muchos expertos, en el caso financiero, como en muchos otros más, la participación de las “cadenas de bloques” podría ayudar a que los sistemas fueran más eficaces, más veloces, sin muchos elementos externos que pudieran modificar o vulnerar estas tareas. La pregunta de siempre es… ¿no son también vulnerables los sistemas informáticos? La respuesta es SÍ, aunque los “blockchain” tienen ya una gran ventaja pues se autoprotegen gracias a su particular estructura arquitectónica,  

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¿Que es un “blockchain” o cadena de bloques?
Una cadena de bloques es un enorme libro de cuentas en la cual, los registros (los bloques propiamente dichos) están entrelazados y protegidos con un cifrado electrónico para proteger la seguridad y privacidad de las transacciones. A grandes rasgos, podríamos decir que se trata de una base de datos inmensa, distribuida y segura que se puede adaptar a cualquier tipo de transacción. Para que realmente sea una cadena, el requisito primario es que haya varios usuarios, conocidos en informática como “nodos” que son los que gestionan y validan las transacciones (que no necesariamente tienen que ser monetarias). Cada bloque va a contener un extraordinario número de transacciones que serán registradas en los libros de cuentas.  Los bloques contendrán tres elementos, a saber, la información relativa a cada transferencia como por ejemplo, emisor, receptor, fecha de la transacción, cantidad entre otros. El segundo elemento es el llamado “hash” que es un número de identificación único del bloque, exclusivo e irrepetible. Y el tercero es el “hash” del bloque anterior y posterior, es decir, que todos los bloques quedan conectados unos con otros. Y esto es justamente lo que crea la famosa “Cadena”. El detalle que lo hace invulnerable es que tiene este “hash” irrepetible y que está distribuído en distintos computadores o “nodos” que registran, corroboran y validan la información. Si la información de un bloque cambia, la cadena que está siendo controlada por muchos ordenadores quedará anulada.

Es decir que es casi imposible hackear los datos contenidos en los bloques pues el control es constante desde muchas bases de datos al mismo tiempo sumado a que cada usuario de este “cadena de bloques” tiene una copia.  Y son en definitiva los usuarios los que otorgan la certificación de los documentos contenidos en los bloques. Si un usuario cambia los datos, el “hash” cambia y los otros usuarios lo invalidan y esa cadena queda sin efecto.  Cuando el bloque no admite contener más transacciones, es el momento de “validarlo” o “sellarlo”. Y es ahí donde aparecen los “mineros” de cadenas de bloques, que son los encargados de seguir creando bloques para que puedan contener más y más operaciones. Este proceso necesita de muchísimos ordenadores y procesadores trabajando al mismo tiempo, resolviendo complejos problemas matemáticos y utilizando muchísimo tiempo y electricidad. Una vez que este problema se resuelve, un bloque es adjudicado de forma permanente, luego de ser verificado por otros “nodos” que participan en la operación.

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Los especialistas concuerdan que las aplicaciones de este tipo de sistemas es enorme. Entre ellas se cuentan la posibilidad de firmar contratos, votar en elecciones, backups de empresas, seguros, registros médicos y bancarios, y el “internet de las cosas entre otras. El porque es justamente los aparatos electrónicos y bases de datos podrán comunicarse continuamente entre ellos de forma segura y transparente, sin posibilidad de modificación.

Fuentes: eaeprogramas, xataka, diariosur, agencias

Categorías: Economía, Internet, ciencias y tecnologías
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