Junto a proponer que la gente pague sus impuestos no necesariamente con dinero en efectivo, o que se tomen medidas para prevenir la desigualdad de ingresos entre los canadienses antes de que se produzca una crisis, el hacer que los robots que le quiten su puesto de trabajo a un empleado paguen impuestos es una de las recomendaciones hechas al Gobierno de Canadá.
Estas ideas hacen parte de un esfuerzo masivo del Gobierno de Canadá para adaptarse a una fuerza de trabajo que cambia rápidamente y evitar en parte las consecuencias que podría tener en las finanzas federales.
Documentos obtenidos por The Canadian Press bajo la Ley de acceso a la información muestran algunas de las ideas puestas a la consideración de los liberales en la tarea de modernización de las leyes laborales y de los programas de seguridad social.
Todas las ideas apuntan a la preparación de programas federales diseñados hace seis décadas para hacer frente a las demandas de la fuerza laboral en las próximas seis décadas.
El desafío al que los liberales y otros gobiernos en el mundo está tratando de responder es el aumento de la automatización, la desagregación del trabajo que puede ser hecho en línea, por internet, por cualquier persona en cualquier parte del mundo, y la multiplicación de puestos de trabajo a corto plazo que son el signo de la economía «gig».
Sarah Doyle, directora de políticas e investigación en el Instituto Brookfield para la Innovación + Emprendimiento, dijo que los cambios causaran serios trastornos y afectarán a algunos trabajadores más que a otros, requiriendo una respuesta para evitar un aumento de la desigualdad.

Un brazo robótico ayuda a fabricar fregaderos en los utensilios de cocina Ying Ao en Foshan, China. La compañía recientemente reemplazó a 256 trabajadores con nueve de las máquinas robóticas. (Saša Petricic/CBC)
«La distribución de los riesgos y beneficios asociados con la automatización, con la digitalización, con las diferentes tendencias a gran escala, no será hecha de manera uniforme entre la población», dijo Doyle.
Una estimación proporcionada a los ministros de Trabajo de los países del G7 la primavera pasada mostraba que hasta un 15 por ciento de los puestos de trabajo podrían desaparecer en las próximas dos décadas debido la automatización.
Los puestos de trabajo que corren el mayor riesgo de desaparecer son los trabajadores agrícolas y de la construcción, los contadores, los técnicos de laboratorio y los vendedores, de acuerdo con información proporcionada en una reunión de altos funcionarios federales a puertas cerradas en diciembre de 2017.
Las profesiones con menor riesgo de automatización son los paramédicos, los doctores, las enfermeras, los profesores, los ingenieros y los periodistas.
El aumento del teletrabajo transfronterizo también ha significado que tareas previas llevadas a cabo por trabajadores dentro del país son desagregados y enviados al extranjero, donde la mano de obra cuesta menos. Esto preocupa a los funcionarios federales debido a que deprimen los salarios en Canadá.
Los trabajadores en esta nueva economía llamada «gig», marcada por más trabajo a tiempo parcial y por contratos a corto plazo, tienen menos probabilidades de cotizar al sistema de seguro de empleo financiado por primas de los empleadores y empleados.
En una sesión informativa en junio de 2017 presentada al Ministro de Trabajo de Canadá se informó que las plataformas en línea estaban «proporcionando a los empleadores nuevas formas para evitar pagar beneficios y asumir otras cargas financieras.»
Los funcionarios federales que participaron en la discusión expresaron que esta tendencia podría asestar un golpe fiscal fatal a la red de seguridad social federal. Evitar esa situación implica una serie de soluciones, de acuerdo a los documentos.
Entre las ideas propuestas se incluyen recomendaciones como pagar a cada canadiense un ingreso mínimo garantizado, lo que permitiría sustituir diversas prestaciones sociales específicas. Otra idea era permitir que los canadienses paguen sus impuestos a través de pagos no en efectivo como hacer trabajo voluntario para el gobierno federal.
El reajuste de las normas laborales para dar a los trabajadores un mayor poder de negociación podría ser parte de un empuje hacia la «predistribución» para mejorar los salarios en lugar de depender de los beneficios del gobierno para redistribuir los ingresos y evitar graves desigualdades económicas.
En cuanto a los robots, los funcionarios sugirieron aplicar un impuesto a la tecnología que desplaza a un trabajador humano, o requerir que una porción del trabajo automatizado sea dirigido hacia un bien social.
La ministra de Trabajo, Patty Hajdu, dijo que creía que el gobierno estaba acercándose a encontrar algunas de las soluciones.
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