El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconocido por sus furibundos ataques contra la prensa y los periodistas, dijo este jueves que presume que el periodista Jamal Khashoggi está muerto y que la respuesta de Washington a Arabia Saudita probablemente será “muy grave”, pero destacó que quiere llegar al fondo de lo que sucedió.
En Estambul, investigadores turcos recorrieron por segunda vez el consulado de Arabia Saudita, donde Khashoggi desapareció el 2 de octubre, en busca de pistas sobre lo que se cree fue un horroroso asesinato que causó una extendida condena internacional.
Trump reconoció por primera vez que a Khashoggi probablemente lo mataron. “Desde luego, me parece que es así. Es muy triste”, dijo el mandatario a periodistas horas después de recibir una actualización del secretario de Estado, Mike Pompeo, sobre los resultados de sus conversaciones de emergencia en Arabia Saudita y Turquía.
En una entrevista con el New York Times, Trump expresó confianza en los informes de inteligencia que sugieren la participación de funcionarios sauditas de alto rango en la presunta muerte de Khashoggi. Sin embargo, dijo que aún es “algo pronto” para sacar conclusiones definitivas sobre quién pudo haber estado detrás de lo ocurrido.
En esta foto del 20 de mayo de 2017, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump saluda al príncipe heredero Mohammed bin Salman en Riad, Arabia Saudita. Los correos electrónicos obtenidos por Associated Press detallan un esfuerzo de cabildeo para alterar la política de Estados Unidos en el Medio Oriente a la espera de lucrativos contratos de consultoría tanto de Arabia Saudita como de los Emiratos Árabes Unidos. (Evan Vucci / Prensa Asociada)
En tanto, el ex director de la CIA, Mike Pompeo afirmó que le dijo a Trump que “deberíamos darles unos pocos días más para completar” su investigación y conocer por completo qué fue lo que pasó, “para que podamos tomar decisiones sobre cómo, o si Estados Unidos debería responder al incidente en torno al señor Khashoggi”.
“Creo que es importante que todos recordemos también que tenemos una larga relación estratégica con el reino de Arabia Saudita desde 1932”, comentó Pompeo a periodistas. Asimismo, aseguró que Riad es “un importante socio antiterrorista”.
Funcionarios turcos indicaron que creen que Khashoggi, un residente estadounidense y columnista del diario The Washington Post, crítico del príncipe heredero Mohammed bin Salman, fue asesinado en el consulado saudita en Estambul y que su cuerpo fue mutilado y sacado del lugar.
Poco después del encuentro entre Trump y Pompeo, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, anunció que no asistirá a una conferencia empresarial de alto perfil en Arabia Saudita, en la llamada “Davos del desierto”.
“Me acabo de reunir con Donald Trump y Pompeo y hemos decidido que no participaré en la cumbre Iniciativa de Inversión Futura en Arabia Saudita”, tuiteó Mnuchin.
Pompeo dijo que dejó en claro a los sauditas en su visita a Riad que “tomamos muy seriamente el asunto relativo al señor Khashoggi”.
El incidente provocó un clamor de protesta internacional, pero también se convirtió en un dilema para Estados Unidos y algunos países occidentales, que tienen lucrativos acuerdos de negocios con la rígida monarquía teocrática, a la que consideran un gran aliado en Oriente Medio, así como un opositor a su enemigo común, Irán.
La forma en que Estados Unidos y sus allegados traten con Riad dependerá del grado en que consideren que la responsabilidad de la desaparición de Khashoggi recae en el príncipe Mohammed bin Salman y las autoridades sauditas.
Trump no ha mostrado tener intención de aplicar un duro castigo a Arabia Saudita, citando billonarios contratos de ventas de armas. El domingo afirmó que no quiere abandonar a Riad y que debe ver pruebas sobre la posible implicación de los sauditas.
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