Tras ofrecer sus condolencias a las víctimas de crímenes de odio, el imam canadiense Hassan Guillet explicó en una entrevista que las masacres ocurridas en centros religiosos en Estados Unidos y Canadá desde 2015 en Charleston, Quebec y Pittsburgh son crímenes de odio, cometidos por supremacistas blancos, que deberían ser calificados como actos de terrorismo.
El 17 junio de 2015, un supremacista blanco estadounidense, Dylann Roof, ingresó a la Iglesia Metodista Episcopal Africana Emanuel, en Charleston, Estado de Carolina del Sur, donde abatió a tiros a nueve personas e hirió a otra más.
El 29 de enero de 2017, Alexandre Bissonnette, un quebequense supremacista blanco y admirador de Donald Trump, ingresó a la mezquita de la ciudad de Quebec, armado con un rifle de asalto y una pistola semiautomática, matando a seis musulmanes e hiriendo a otras 19 personas.
El 27 de octubre de 2018, Robert Gregory Bowers, un ardiente seguidor de Donald Trump, ingresó armado con tres pistolas a la sinagoga Tree of Life o L’Simcha en la ciudad de Pittsburgh, Pensilvania, matando a 11 personas e hiriendo a otras siete.
Tras la masacre en Pittsburgh, los musulmanes canadienses hicieron llegar sus condolencias a las comunidades judías de Quebec y Pittsburgh.
Según Hassan Guillet, uno de los factores en todas estas tragedias es el uso del lenguaje violento. Una de las maneras de protegerse ante estos ataques es aumentar la información al público sobre la vida cotidiana de estas congregaciones, que los creyentes de las distintas creencias religiosas salgan hacia sus comunidades para mostrar que los elementos en común en una sociedad son más que las diferencias entre sus diversos miembros.
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