La policía italiana investiga en los archivos de las propiedades del Vaticano, siguiendo una nueva pista para tratar de resolver el misterio de las osamentas encontradas en la propiedad de la Nunciatura Apostólica de la Santa Sede en Italia. Los restos humanos, potencialmente de dos personas diferentes, fueron encontrados el lunes de esta semana por cuatro obreros que excavaban el sótano de la casa del celador, anexa a la Nunciatura.
Es ante la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, APSA, encargada de la administración de los bienes del Vaticano, que los investigadores buscan actualmente indicios de todos los trabajos efectuados en ese edificio en el transcurso de las últimas décadas. Ellos comenzaron también a interrogar a los empleados que ocuparon el lugar.
(AP Photo/Andrew Medichini)
Pero el macabro descubrimiento fue inmediatamente vinculado esta semana por la prensa a las desapariciones inexplicadas hace 35 años, de Emanuela Orlandi (hija de un empleado del Vaticano) y de Mirella Gregori, dos adolescentes que no se conocían. En este momento se están haciendo análisis de ADN, cuyos resultados son esperados impacientemente para saber si corresponde a las dos chicas desparecidas.
Emanuela Orlandi vivía en la Ciudad del Vaticano y fue vista viva la última vez, el 22 de junio de 1983, mientras salía de un curso de música. Mirella Gregori desapareció 40 días antes. Según su madre, su hija respondió al “intercom” y dijo a sus padres que se trataba de una amiga de la escuela, que le iba a hablar y que regresaba enseguida.
Pietro Orlandi, sentado frente a afiches de su hermana desaparecida, Emanuela Orlandi. (Fabio Fustaci/ANSA via AP)
La suntuosa Nunciatura apostólica, rodeada de un gran parque, fue donada a la Santa Sede en 1949 por un industrial y senador judío que se había inscrito al Partido Nacionalista Fascista, PNF, en 1925, antes de la promulgación de las leyes raciales en Italia, y se convirtió al catolicismo.
Varias coincidencias inquietantes, señaladas por los diarios italianos, conducen a la Nunciatura, situada en el número 29 de la calle Po. Enrico de Pedis, miembro importante de un grupo mafioso, regularmente asociado a la desaparición de Emanuela Orlandi, vivía en el número 25 de la calle Po, a dos pasos de la Nunciatura, entre 1983 y 1985. El hombre murió hace 12 años.
Una ex amante del mafioso declaró a los investigadores que Enrico Pedis había secuestrado a la joven y que su cuerpo había sido enterrado bajo cemento.
RCI/AFP/cm/ob/lpt
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