Para el presidente electo de Brasil, el ultra-derechista Jair Bolsonaro, no es suficiente con atacar a los medios de prensa críticos casi a diario en las redes sociales. Cuando asuma el cargo, su intención es lograr su objetivo final de recortar fondos a esos medios.
Con 500 millones de dólares a su disposición como presupuesto de publicidad para el sector público, el ex capitán del Ejército y defensor de la dictadura militar amenazó con poner fin a la compra de anuncios publicitarios en los grupos de medios adversarios, atacando los fundamentos financieros de la prensa libre de Brasil.
Después de una campaña en la que Bolsonaro rechazó los reportajes de investigación como “noticias falsas” inventadas por un “sistema corrupto” mientras sus partidarios hostigaban y perseguían a los periodistas, las amenazas del presidente electo están empezando a preocupar en las salas de redacción del país.
Interrogado en una entrevista televisiva la semana pasada si respetaría la libertad de prensa incluso para su mayor crítico, Folha de S.Paulo, el diario de mayor circulación de Brasil, la respuesta de Bolsonaro fue breve.

El próximo presidente de Brasil. Jair Bolsonaro llega a una conferencia de prensa en Río de Janeiro el 11 de octubre. (Leo Correa / Prensa Asociada)
“Ese diario se acabó”, dijo Bolsonaro en una tensa entrevista de TV Globo. “En lo que a mí concierne con la publicidad del gobierno, la prensa que actúa así, mintiendo descaradamente, no tendrá ningún apoyo del gobierno federal”.
Aunque los fondos públicos son solo una fracción de los ingresos en la mayoría de los principales grupos de medios, la perspectiva de un presidente castigando la cobertura hostil ha causado alarma entre los reporteros.
Varios periodistas experimentados que trabajan para las empresas informativas más importantes de Brasil dijeron a Reuters en las últimas semanas que han empezado a suavizar sus críticas por temor a las represalias de un gobierno de Bolsonaro y la violencia de sus partidarios.
Los organismos que supervisan la prensa brasileña dijeron que ha habido una escalada de amenazas y agresiones contra los reporteros. El grupo de periodismo de investigación Abraji comenzó a rastrear los incidentes en las elecciones más polarizadas desde el regreso de la democracia en 1985, después de dos décadas de dictadura militar.
La mayoría de los ataques contra periodistas fueron obra de partidarios de Bolsonaro, según Abraji, que registró más de 150 casos de reporteros amenazados. Aproximadamente en la mitad hubo violencia física y el resto fueron campañas de odio en internet.
“Tratar a la prensa como un antagonista no es una táctica nueva, pero el tono agresivo y la frecuencia de los ataques de Bolsonaro son muy preocupantes”, dijo la coordinadora del grupo, Marina Atoji.
Los seguidores de Bolsonaro dijeron que los medios brasileños tienen un sesgo izquierdista y han tenido que recurrir a las redes sociales para obtener noticias sobre él.

Una mujer lee las primeras planas de los periódicos que informan sobre un escándalo que involucra al presidente brasileño Michel Temer y al senador Aecio Neves en Río de Janeiro el jueves. (Yasuyoshi Chiba/AFP/Getty)
“Lo peor fue que intentaron crucificar a Bolsonaro por sus controvertidas declaraciones sobre mujeres, gays y negros”, dijo Emilio Kerber, un mayor de la Fuerza Aérea que se postuló para el Congreso en la pequeña coalición de Bolsonaro. “Pero Bolsonaro tiene millones de seguidores en las redes sociales y ganó de todos modos”.
Los asesores de prensa de Bolsonaro no respondieron a una solicitud de comentario. El presidente electo ha rechazado a todos los partidarios que recurren a la violencia. Dijo que respeta la libertad de prensa y solo pide que se ejerza con responsabilidad.
Entretanto, en la sala de redacción del periódico Folha de S. Paulo es palpable la sensación de asedio.
El editor ejecutivo, Sérgio Dávila, dijo en una entrevista que el periódico ha tomado medidas de seguridad para proteger a sus reporteros tras el aluvión de críticas en las redes sociales por parte de los partidarios de Bolsonaro tras la publicación de un reporte sobre el uso de la plataforma de mensajería WhatsApp durante la campaña.
“Esta es la elección reciente más tensa, porque el uso masivo de las redes sociales ha significado que los periodistas estén más expuestos a los partidarios de los candidatos”, dijo.
“Los votantes de Bolsonaro son particularmente activos en las redes sociales”, dijo Dávila, agregando que nunca había visto tantas críticas dirigidas contra periodistas individuales sobre historias específicas.
Tras su victoria electoral, Bolsonaro dijo que los grupos de medios que difundieron mentiras se quedarán sin publicidad del gobierno federal, que totalizó 1.800 millones de reales (487 millones de dólares) en 2017, incluidos los anuncios de empresas estatales.
TV Globo, que domina desde hace tiempo los medios de comunicación brasileños y ha dado forma al debate público con su vasta audiencia, recibe menos del 4 por ciento de sus ingresos anuales con fondos del gobierno, dijo el grupo en un comunicado. Folha de S. Paulo dijo que la publicidad del sector público es inferior al 5 por ciento de los ingresos.
Pese a todo, muchos grupos de medios más pequeños han tratado a Bolsonaro con entrevistas amistosas y una cobertura menos agresiva. Esto ha avivado las tensiones en algunos espacios.
En Radio Guaiba, en la ciudad de Porto Alegre, el veterano locutor Juremir Machado abandonó el estudio al aire al final de una entrevista con Bolsonaro, denunciando que fue censurado. Dijo que no se le permitió hacer preguntas, por lo cual abandonó el programa.
Después de que el multimillonario magnate de los medios, el predicador evangélico acusado de corrupción Edir Macedo apoyó a Bolsonaro, su red Record TV aumentó la cobertura de los mítines del político derechista. Se intensificaron las críticas contra el rival izquierdista Fernando Haddad y se presentaron historias de corrupción en el Partido de los Trabajadores, dijo un ex empleado que solicitó el anonimato por temor a represalias.
Otros medios están descubriendo que hay una audiencia para una cobertura más rigurosa sobre el presidente electo. Dávila dijo que en las últimas semanas el periódico Folha de S. Paulo ha visto un aumento en las suscripciones.
“No fue algo que pedimos. No fue una campaña organizada por el periódico”, dijo. “Básicamente dijeron: ‘Folha hace periodismo crítico. Bolsonaro está atacando a Folha. Voy a suscribirme a Folha por solidaridad’”.
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