“Si tan sólo los coches funcionaran tan bien como los intrépidos exploradores robóticos de la NASA”, dice como suspirando el comentarista sobre ciencia de la radio pública canadiense CBC, Bob McDonald, en un reciente blog sobre la longevidad de estos primeros robots exploradores espaciales.
Después de décadas en el espacio, tres intrépidos robots exploradores parecen haber llegado al final de sus vidas después de haber vivido mucho más allá de sus objetivos originales. Por supuesto, esto no es un accidente, porque los científicos planean sus misiones de esa manera.
El robot explorador Opportunity ha estado recorriendo la superficie de Marte durante casi 15 años en una misión que debía durar solamente 90 días.
El telescopio espacial Kepler, que fue lanzado al espacio en 2009 en una misión que debía durar cuatro años, amplió sus expectativas de vida a nueve años gracias a una planificación inteligente.
La misión Dawn, que partió a explorar un asteroide y un planeta enano, duró once años después de que su misión fue ampliada un par de veces.

Opportunity fue uno de los dos robots que comenzaron a explorar el Planeta Rojo en 2004 en busca de señales de vidas. Aunque su gemelo Spirit terminó su misión en 2011, Opportunity seguía siendo fuerte, hasta que este verano se desató una tormenta de polvo en todo el planeta. (NASA/JPL)
La exploración del espacio lejano es una tarea costosa, especialmente ante un panorama de presupuestos que se reducen. Por esta razón los científicos a menudo sólo piden fondos para misiones de corta duración. Después de todo, el tiempo es dinero.
La mayor parte del trabajo científico se lleva a cabo de todos modos al principio de la misión, cuando el robot explorador aterriza por primera vez en un planeta o pasa por otro planeta.
Sin embargo, los robots tienen que ser resistentes para sobrevivir en el duro entorno del espacio, lo que significa que normalmente son capaces de hacer mucho más de lo que originalmente se había planeado. Y los científicos planean hacer mucho más, pero se quedan callados hasta que la misión esté en marcha.
En el caso de los dos robots exploradores gemelos Opportunity y Spirit, que aterrizaron en Marte en 2004, su misión primaria de 90 días fue cumplida con facilidad. Luego, los científicos dijeron que ambos robots continuaban funcionando perfectamente. Esto les permitió conseguir fondos adicionales para continuar con la exploración de Marte, que terminó superando con creces las expectativas de todos.

Dextre, el manitas robótico de la Agencia Espacial Canadiense, hizo historia con sus maniobras a bordo de la Estación Espacial Internacional. (NASA)
El robot Spirit duró hasta 2010 y Opportunity se quedó en silencio el pasado mes de junio, cuando una tormenta de polvo azotó todo el planeta y los científicos no lograron ponerse en contacto con él desde entonces.
Estos robots no murieron por problemas mecánicos. Spirit quedó atascado en la arena blanda y los paneles solares del robot Opportunity están tan cubiertos de polvo que no pueden absorber suficiente luz solar para mantener sus baterías cargadas.
Esto significa que si alguien pudiera ir a Marte y dar un empujón a Spirit para sacarlo de la arena y luego desempolvar los paneles solares del robot Opportunity, ambos probablemente podrían seguir adelante con su trabajo. De hecho, los ingenieros de la NASA seguirán escuchando atentos al robot Opportunity hasta enero, por si acaso los vientos despejen el polvo que cubre los paneles solares y éste vuelva a la vida. Pero también es posible que el robot no vuelva a funcionar más.
Es un gran desafío el reparar las partes que fallan en un robot que se encuentra a millones de kilómetros de distancia. Y si no se puede arreglar, los científicos encuentran formas de hacer frente al problema.

Esta ilustración de la NASA muestra el telescopio espacial Kepler. La nave espacial buscadorade planetas ha estado en el espacio durante casi una década. (NASA/Prensa Asociada)
El innovador telescopio Kepler, que ha descubierto más de 2.500 planetas orbitando otras estrellas en nuestra galaxia, tuvo problemas con sus giróscopos que lo mantienen orientado en el espacio. Normalmente, allí se acababa la historia de este robot, pero los científicos encontraron la manera de utilizar la débil presión de la luz solar para mantener el telescopio orientado hacia una dirección en el espacio, que rotarían entre diferentes áreas cada 80 días, usando la superficie de la nave espacial como una vela solar para mantenerla estable.
Ese remedio le permitió al instrumento continuar su búsqueda en el espacio por otros cinco años más hasta que se agotó el combustible.
Los poseedores del récord absoluto en la duración de las misiones espaciales corresponde a los exploradores espaciales Voyager, artefactos gemelos que dejaron la Tierra en 1977 con el objetivo de pasar por los planetas gigantes Júpiter y Saturno.
Voyager 2 terminó continuando su viaje hacia Urano y Neptuno. Actualmente, ambas naves espaciales están abandonando el sistema solar por completo, pero todavía siguen enviando información sobre el espacio interestelar más de 40 años después de haber sido lanzadas al espacio.
Los exploradores robóticos realmente van allí donde nadie ha ido antes. Ellos son nuestros sentidos artificiales porque abren nuestros ojos a mundos que los humanos nunca antes habían visto.
Los científicos que cuidan a estos robots durante décadas, enfrentando situaciones como tener los giroscopios rotos, computadoras que dejan de funcionar o ruedas atascadas, los tratan como mascotas que han sido enviadas muy lejos de casa para olfatear nuevos mundos.
La mayoría de esas misiones son viajes de ida, porque los robots nunca volverán a casa. Y el momento en que llegan al final de sus vidas, cuando se callan para siempre en un mundo extraño o se pierden para siempre en el espacio, es un momento amargo pese a los logros en conocimiento. Ese es también un momento de orgullo, porque gracias a estos robots, los humanos han logrado tanto con tan poco.
Fuentes: CBC/B. McDonald/RCI
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