Jeff Williams, Director de Operaciones de Apple, habla sobre el nuevo Apple Watch Series 4 en un evento de lanzamiento de productos de Apple Inc en el Steve Jobs Theater de Cupertino, California, EE.UU., el 12 de septiembre de 2018. REUTERS/Stephen Lam

Estudio indica que usar “Apple Watch” podría alargar dos años de vida a sus usuarios

Hace algunos años las preguntas recurrentes en los amantes de los “gadgets” era: ¿vale la pena gastar dinero en un reloj inteligente? ¿en que puede ayudar un aparato como estos? Luego de algunos años con estos dispositivos en el mercado y con varias investigaciones respecto a su uso, la respuesta parece ser acorde en la mayoría de los sectores; SI, vale la pena. Y desde el punto de vista médico, un estudio reciente realizado por la firma RAND Europa sugiere que las personas que utilizan aparatos de seguimiento de forma física vinculados a programas de recompensas aumentaban su nivel de actividad física en más de un tercio. Según el estudio, uno de los más grandes hasta el momento en relación con tecnología conductual, asegura que la utilización de estos aparatos agrega aproximadamente dos años adicionales de esperanza de vida a sus usuarios.

Contexto del estudio
Las empresas participantes ofrecieron a la gente la posibilidad de vincularse a un programa tradicional de incentivos de bienestar en el que se entregaba un reloj Apple Watch como estímulo y el reembolso del dispositivo dependiendo del nivel de actividad.

Un empleado de Apple muestra las características de la nueva serie 4 de Apple Watch en el Apple Store de Singapur el 21 de septiembre de 2018. REUTERS/Edgar Su

El estudio se realizó con 400 mil personas en “riesgo” con un alto índice de masa corporal, que utilizaban un reloj Apple Watch vinculado a un plan de recompensas. Dentro de la muestra, los participantes de Estados Unidos mostraron un aumento de actividad del 200%, 160% en los del Reino Unido y del 109 % en los participantes de Sudáfrica.  Los científicos encontraron que los participantes lograban 4.8 días adicionales de actividad durante un mes de uso, lo que implica aproximadamente dos años adicionales de vida para el usuario. Dicha investigación sugiere que las mejoras más interesantes se pudieron ver en los participantes que al comienzo del estudio acusaban sobrepeso y aquellos que se habían descrito como menos activos al principio de la investigación.

En el estudio se utilizó una metodología conductista que aplicaba una especie de cuota de 12.5 libras esterlinas (aproximadamente 21.50 dólares canadienses)  para participar en el estudio, monto que no le sería cobrado al participante si alcanzaban los objetivos de ejercicio físico pautado de antemano durante los dos años del estudio.

La Organización Mundial de la Salud, OMS, sugiere que los adultos entre 18 a 64 años deberían realizar al menos 15 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o al menos 75 minutos de actividad física aeróbica de intensidad vigorosa durante una semana.

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Durante el estudio, que fué encargado por las aseguradoras de salud Vitality, se vio reflejado el aumento de actividad física de todos los participantes independientemente del estado de salud, edad, sexo o riesgo. Los aumentos se vieron reflejados en los dos aspectos es decir, actividad física moderada e intensa. Fue en la muestra sudafricana que se registró el mayor aumento de actividad de alta intensidad con un 71%, seguida por los Estados Unidos con un 52% y un 37% en el Reino Unido.

Los investigadores aseguraron que cuando las personas enfermas o en condiciones de sobrepeso u obesidad aceptan un incentivo de este tipo, los resultados pueden orientar a un cambio de comportamiento mucho más significativo que el que se observa en personas relativamente más activas y sanas, datos que podrían ayudar en el  momento del diseño de planes de promoción de la salud.

Para los organizadores, lo importante es que en definitiva, con o sin incentivo monetario, los resultados de una investigación de estas características y magnitud podrían dar las bases para nuevas ideas sobre cómo generar un cambio de comportamiento sostenido y duradero en áreas que atañen al estilo de vida que podría estar afectando la salud y el bienestar de las personas, en particular con grupos considerados de “alto riesgo”.

Desde cualquier punto de vista, estudios como este no hacen más que confirmar que las nuevas tecnologías tienen un potencial enorme para la mejora de la calidad de vida.

Fuentes: The Telegraph, Esquire, Daily Mail, The Sun, RAND Corp.

Categorías: Internet, ciencias y tecnologías, Salud
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