Un despliegue militar sin precedentes, para proteger al nuevo mandatario. REUTERS/Adriano Machado.

Tensión en Brasilia a horas del cambio de gobierno

En Brasil, los preparativos para los tradicionales festejos de Año Nuevo se convirtieron en un dolor de cabeza para las autoridades en Brasilia, donde se encuentra en marcha un gigantesco operativo de seguridad, con vistas a la asunción del nuevo presidente.

El fin de año llega pocas horas antes del recambio gubernamental y cuando la actual administración de Michel Temer, que llegó a la primera magistratura tras un polémico juicio de destitución contra la ex presidenta Dilma Rousseff, se ubica en uno de los puntos más bajos de adhesión popular.

Jair Bolsonaro, un ex militar y legislador de extrema derecha, fue elegido para comandar los destinos del país a pesar de sus posiciones y declaraciones racistas, misóginas, machistas y a favor de la dictadura militar en su país.

Bolsonaro recibió en las últimas horas al primer ministro israelí, Bejamin Netanyahu. Leo Correa/Pool via REUTERS.

Con 63 años de edad, el nuevo presidente asumirá en un país profundamente dividido, tras una campaña electoral accidentada, en la que él mismo fue víctima de un atentado contra su vida, y con el apoyo de los sectores conservadores, de la iglesia evangélica y también con respaldo entre la población más desfavorecida.

El martes, cuando se lleve a cabo la ceremonia de transmisión del mando, los responsables de la seguridad contarán con un sistema antimisiles, aviones de caza, helicópteros que sobrevolaran la ciudad y miles de efectivos que vigilarán cada movimiento de los asistentes a los actos, con una concurrencia que se estima entre 250.000 y 500.000 personas.

Tras su asunción como el 38 presidente de Brasil, Bolsonaro deberá hacer frente a una situación complicada en los planos económico y social.

Algunas de las propuestas esbozadas por el futuro mandatario a través de su cuenta de Twitter ya han generado preocupación en diversos sectores.

En uno de sus más recientes mensajes, Bolsonaro dijo querer desembarazar al sistema de enseñanza de su país de la “basura marxista”, al tiempo que se mostró favorable a hacer aprobar una norma para liberar la posesión de armas para quienes no cuenten con antecedentes judiciales.

En Brasil siguen los reclamos para que Lula sea liberado. REUTERS/Rodolfo Buhrer.

En ese aspecto, un sondeo de opinión publicado por el Instituto Datafolha sostiene que el 61 por ciento de los brasileños no está a favor de la liberalización de la posesión de armas de fuego, cifra que supera el 55 por ciento obtenido en una encuesta anterior.

El mandatario electo ha manifestado además su admiración por las políticas del presidente estadounidense Donald Trump, con quien prometió colaborar estrechamente, y en las últimas horas se entrevistó con el primer ministro israelí, el derechista Benjamin Netanyahu, con quién habría acordado mudar la embajada de Brasil a Jerusalén.

Bolsonaro, que en un primer momento aparecía muy abajo en las preferencias del electorado, comenzó a ganar espacio tras la interdicción de otros candidatos, principalmente de Luiz Inacio Lula da Silva, quien incluso después de ser encarcelado, en abril último, encabezaba todos los sondeos para volver al gobierno de su país.

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