El aislamiento social es uno de los causantes de la depresion. Foto: iStock.

La vida social como el mejor remedio para la depresión

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La comunidad científica en la provincia canadiense de Ontario ha dado un paso adelante en el tratamiento de la depresión.

Ese mal se ha convertido en uno de los temas de principal preocupación para los responsables de la salud pública en diversas sociedades, principalmente en las consideradas económicamente desarrolladas.

En tal sentido, distintos centros sanitarios de Ontario decidieron ir más allá de las terapias tradicionales, en la que el suministro de fármacos juega un rol central, y comenzaron a prescribir la realización de actividades sociales, como remedio contra la depresión, la ansiedad y la soledad.

Compartir la propia experiencia con otros, como primer paso hacia la solución de nuestro malestar. Foto: iStock.

Diversos estudios llevados a cabo en distintos países han dado cuenta en los últimos tiempos de un aumento considerable de la soledad en el seno de sus sociedades. Personas de todas las edades, incluyendo a los jóvenes, enfrentan a diario el problema de encontrarse en un cuadro de “aislamiento social”, cuando el contacto con otras personas se acaba al finalizar la jornada laboral o de estudio.

Miradas novedosas

Una experiencia llevada a cabo en el Centro de Salud Comunitario de Belleville y Quinte West, en Ontario, ha permitido a los médicos constatar que prescribir a sus pacientes la realización de actividades sociales ha ayudado a estos a mejorar su salud mental, reducir el consumo de medicamentos y visitar al doctor con menos frecuencia.

Se trata de una práctica piloto, inspirada en un programa llevado a cabo en Gran Bretaña.

La iniciativa consiste en recetar a los pacientes con actividades que los impulsen a mantener contactos sociales, como tomar o dictar cursos, cocinar para un grupo de personas o realizar actividades recreativas o deportivas, por ejemplo.

La prescripción de drogas no debe ser la única alternativa. Foto: iStock.

En todo caso, la idea es ayudar a la persona a llevar a cabo una actividad con la que se identifique o en la que se sienta cómoda, sin forzar la situación.

En una ocasión, dos personas que habían enviudado establecieron un contacto muy fluido entre ellas en forma casi inmediata y así encontraron que a ambas les gustaba cantar… Y eso es lo que hicieron.  Pocos días después, una joven que integraba el mismo grupo terapéutico asistió a uno de los encuentros con una guitarra y la conexión con otras personas fue inmediata. En este caso, la música fue el canal que permitió construir relaciones que antes eran inexistentes para esas personas.

Pero al hablar de soledad y depresión es frecuente pensar en forma casi mecánica en personas que viven solas, que son ancianas o que durante toda su vida han tenido problemas para relacionarse con los demás, ya sea por tener un carácter introvertido o por otros motivos.

No siempre es el caso…

Ayudarse a uno mismo… y también a los demás

A veces, las personas tienen empleos que las obligan a pasar varias horas solas por día, reduciendo sus posibilidades de intercambio social.

Tal situación queda ilustrada en el caso de un camionero de larga distancia en la localidad de Thunder Bay. La dinámica de su ocupación lo lleva a encontrarse solo en la cabina de su camión muchas horas al día y, con frecuencia, por varias jornadas.

Pero lejos de dejarse amedrentar por la situación, el hombre decidió formar un grupo de tejido en su centro de salud comunal, que le permitió no sólo establecer nuevos vínculos, sino ayudar a otras personas que se encontraban en situación similar.

Buscar la compañía de otras personas es algo natural para el ser humano. Foto: iStock.

Y esa es otra de las aristas que los médicos señalan como beneficiosas cuando se toma la decisión de romper el aislamiento; no sólo se mejora la propia situación, sino que se ayuda a otros a hacerlo.

En Canadá, donde buena parte de la población es inmigrante, con la diversidad de lenguas, códigos y culturas que eso implica, el vínculo con los demás no es necesariamente fácil de concretar.

En tal sentido, una experiencia llevada a cabo en Toronto, en el centro de salud comunitario de Rexdale, los inmigrantes son los protagonistas.

La mayor parte de los pacientes son personas provenientes de otros países, que llegaron a Canadá como inmigrantes o refugiados, y que aquí enfrentan situaciones de aislamiento, depresión o ansiedad, como resultado de haber cortado los vínculos sociales, familiares y culturales que tenían en sus lugares de origen.

Una receta distinta

El denominador común en todos los casos es el componente social.

Los problemas o la carencia en los vínculos con otras personas son la constante en todos los casos abordados. Y es ese componente social sobre el que los médicos sostienen que es necesario poner la atención.

Prescribir actividades sociales puede ser entonces una puerta hacia la solución de la ola de depresión y soledad que parece envolver a numerosas sociedades modernas.

Un reciente estudio conjunto de la Universidad McGill y el Hospital General Judío de Montreal estableció que personas mayores, que participan en talleres de dibujo y pintura, mejoraron su sensación de bienestar general y su calidad de vida en general.

El Museo de Finas Artes de Montreal y el Museo Real de Ontario tomaron nota de esa idea y han decidido implementar actividades que conjugan  las actividades sociales con la salud y el  bienestar.

Actividades físicas, la música, manualidades, los museos son sólo algunas de las opciones para hallar compañía Foto: iStock.

El plan piloto que se lleva a cabo en los diversos centros comunitarios de salud de Ontario es financiado por el ministerio de Salud de la provincia, que acordó a la iniciativa fondos por valor de 600.000 dólares, y es impulsado por la Alianza por Comunidades Más Saludables, que reúne a más de 100 entidades sanitarias.

La Asociación Canadiense para la Salud Mental indica que 1 de cada 7 canadienses padece algún trastorno en su estado de ánimo.

La entidad define a esos trastornos como un “grupo de enfermedades mentales que afectan la forma en la que se siente la persona y cómo ella se ve a sí misma, a otras personas y a la vida en general”.

Entre las dolencias más comunes incluye a la depresión, la distimia (una disfunción crónica del estado de ánimo) y el trastorno bipolar.

Las mujeres, los jóvenes, personas con problemas de consumo de sustancias tóxicas o que padecen algún otro problema mental se encuentran entre quienes sufren más frecuentemente los trastornos en el estado de ánimo.

Fuentes: The Canadian Press / Canadian Mental Health Association

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