El 8 de diciembre, una niña de 2 años que no recibió las vacunas adecuadas, murió de gripe H1N1 en el Royal University Hospital de Saskatoon, en la provincia de Saskatchewan. Hoy, muchos se preguntan si su muerte podría haberse evitado.
Kaelynn Angel Hansen fue la primera niña en edad preescolar víctima de la epidemia esta temporada en Saskatchewan. Desde su fallecimiento, el mismo virus ha provocado la muerte de otros dos niños menores de cinco años no vacunados, según las autoridades de salud pública de la provincia. Según su último informe, hasta el momento un total de seis muertes relacionadas con la gripe han sido declaradas esta temporada invernal.
La Dra. Caroline Quach-Tranh es pediatra, microbióloga y especialista en enfermedades infecciosas y profesora titular del Departamento de Microbiología, Enfermedades Infecciosas e Inmunología de la Universidad de Montreal. En entrevista én francés, le preguntaron cómo explicar que una enfermedad como la de Kaelynn Angel Hansen haya podido terminar así:
Desconfianza creciente en las vacunas
En su mensaje de Año Nuevo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó la desconfianza de las poblaciones con respecto a las vacunas como una de las 10 principales amenazas para la salud mundial en los próximos años.
Con la contaminación del aire y el cambio climático, el VIH y otros factores, el nivel de desconfianza en los programas de vacunación sigue siendo un gran desafío para la humanidad, cree la instancia sanitaria mundial.
Aunque las razones por las que las personas decidan no vacunarse o no vacunar a sus hijos son complejas, la OMS considera que los trabajadores de la salud, especialmente aquellos que trabajan de cerca con las comunidades locales, siguen siendo «los asesores más fiables e influyentes en las decisiones con respecto a la inmunización». Y deben recibir apoyo para poder proporcionar información creíble sobre las vacunas a todas las poblaciones del mundo.
La doctora Quach-Tranh cree que la gente tiende a olvidar que las enfermedades infecciosas graves casi han desaparecido debido a los programas de vacunación masiva implementados en todo el mundo durante más de 160 años. De hecho, la primera vacunación obligatoria tuvo lugar en 1853.
Caroline Quach recientemente completó un período como Presidenta de la Asociación de Microbiología Médica y Enfermedades Infecciosas de Canadá, y ha estado a la vanguardia de lo que está sucediendo en este país. En el marco de ese mandato, le preguntamos cómo se compara Canadá con otros países en términos de prevención de enfermedades infecciosas y programas de vacunación para todos sus ciudadanos. Aquí está su respuesta:
Caroline Quach-Tranh no duda en afirmar que dado que Canadá se encuentra en el promedio mundial, y no en la cima, cuando se trata de prevenir enfermedades infecciosas evitables, el país no debe bajar la guardia.
Tampoco debemos olvidar, dijo, que la crisis de desconfianza en las vacunas, fue alimentada en parte por un estudio fraudulento publicado en 1998. Este último resultó ser un «fiasco» de su autor Andrew Wakefield, quien sugirió una relación entre la vacunación contra el sarampión, la rubeola y las paperas y el desarrollo del autismo en los niños pequeños.
El estudio falso, fake news antes de que estuvieran a la moda, todavía es citado regularmente por aquellos que se oponen a las vacunas.
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