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Sordera y pérdida de audición por el mal uso de auriculares: una pandemia silenciosa

La Organización Mundial de la Salud (OMS), una institución especializada de las Naciones Unidas creada en 1948, que cumple las funciones de autoridad directiva y coordinación de la acción sanitaria mundial advirtió nuevamente sobre el número cada vez mayor de usuarios de auriculares y audífonos vinculados al uso de teléfonos inteligentes y la creciente moda del streaming. Las tecnologías relacionadas a la escucha musical se han multiplicado en los últimos años; en el año 2018, los consumidores a nivel mundial pasaban aproximadamente 18 horas por semana escuchando música, y el 75% de este cúmulo de gente, lo hacía a partir de su teléfono inteligente.

Las cifras son extraordinarias para la industria de la música pero la preocupación es creciente en el seno de la OMS desde el punto de vista de la salud auditiva de dichos usuarios.  Casi el 50% de los jóvenes entre 15 y 35 años, es decir aproximadamente 1.100 millones de personas, corren riesgo de sufrir la pérdida de la audición debido a la “exposición prolongada y excesiva a sonidos fuertes”. Según cifras de la OMS, el 5% de la población mundial, a saber, 466 millones de personas, entre ellos 34 millones de niños, sufren de este tipo de discapacidad que no se ve, y los organismos que investigan este fenómeno no pueden asociar directamente estas condiciones con el uso de dispositivos tecnológicos, aunque se piensa que es uno de los principales motivos de este flagelo.

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Datos y cifras
  • 466 millones de personas en todo el mundo padecen pérdida de audición discapacitante, de las cuales 34 millones son niños.
  • Se calcula que, en 2050, más de 900 millones de personas —es decir, una de cada 10— sufrirá una pérdida de audición discapacitante.
  • La pérdida de audición puede deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, algunas enfermedades infecciosas, infecciones crónicas del oído, el empleo de determinados fármacos, la exposición al ruido excesivo y el envejecimiento.
  • El 60% de los casos de pérdida de audición en niños se deben a causas prevenibles.
  • 1100 millones de jóvenes (entre 12 y 35 años de edad) están en riesgo de padecer pérdida de audición por su exposición al ruido en contextos recreativos.
  • Los casos desatendidos de pérdida de audición representan un coste mundial anual de 750 000 millones de dólares internacionales.
  • Las intervenciones destinadas a prevenir, detectar y tratar la pérdida de audición no son caras y pueden resultar muy beneficiosas para los interesados.
  • La situación de las personas que padecen pérdida de audición mejora gracias a la detección temprana, a la utilización de audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda, así como con el empleo de subtítulos, el aprendizaje del lenguaje de signos y otras medidas de apoyo educativo y social.

Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS,  indica que está comprobado que el nivel sonoro ideal depende de la conjunción de la intensidad (volumen), la duración y la frecuencia de la exposición a dicha fuente de sonido y asegura que se tienen todos los conocimientos pertinentes para prevenir la pérdida de audición y que a partir de esta información, no debería haber tantos jóvenes que sigan dañando su audición por escuchar música.

Existen ya algunos países que establecieron un control para luchar con el uso de auriculares y los altísimos niveles en los que se escucha utilizando estos accesorios. Francia, por ejemplo, es pionera en esta lucha aplicando una norma (La EN50332) que asegura la audición a un nivel hasta 100 decibeles (dB) mientras que cualquier uso que traspase la línea de los 85dB deberá activar una señal para lograr una validación por parte del usuario. Los 85 dB se consideran el nivel más alto de exposición segura, con un máximo de 8 horas ininterrumpidas de escucha.

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Hay que aclarar que si uno escucha un sonido a 100 dB, puede no ser nocivo, teniendo en cuenta el tiempo de exposición, y en ese caso, no debería sobrepasar los 15 minutos diarios. Hoy en día, los teléfonos y otros dispositivos personales que se utilizan para escuchar música tienen una salida de audio que puede oscilar entre 75 y 136 dB. Los estudios indican que la gran mayoría de los usuarios lo configuran entre 75 y 105 dB, que en definitiva resulta nocivo para la salud auditiva.

Shelly Chadha, una profesional que  trabaja en la OMS asegura que escuchar hoy en un dispositivo actual es como “ conducir en una carretera sin velocímetro en el coche. Es por eso que la OMS, en estrecha colaboración con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, recomienda a los fabricantes incluir sistemas para evaluar los riesgos relacionados con el uso del volumen en los teléfonos y otros dispositivos. En otros horizontes, la OMS propone también la posibilidad de incluir sistemas que alerten al usuario con respecto al nivel del ruido y la duración de la escucha enviando notificaciones cuando el sistema considere que puede ser peligroso para el oído, y la posibilidad de incluir el control parental o la limitación automática del volumen en los menores para cuidar el sistema auditivo de los usuarios más jóvenes.  

Más Información sobre la perdida de la audición y la sordera. 

Consejos para «Escuchar sin riesgos!»

Fuentes: OMS, Les Echos, agencias

Categorías: Internacional, Internet, ciencias y tecnologías, Salud
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