En los últimos días, Argelia se ha visto sacudida por una serie de protestas para rechazar la postulación del presidente Abdelaziz Bouteflika, con vistas a las elecciones previstas para el 18 de abril próximo, en busca de un quinto mandato.
Bouteflika ha gobernado el país durante los últimos 20 sin mayor oposición, pero si bien pudo lograr 4 mandatos anteriores sin sobresaltos, ahora el panorama se presenta menos favorable para su permanencia al frente del Ejecutivo.

Las protestas no han estado exentas de incidentes. REUTERS/Ramzi Boudina.
El profesor Omar Aktouf, de la HEC de Montreal e integrante del Centro Humanismos, Gestiones y Mundialización, nos explica que el modelo político en Argelia es similar al vigente en Egipto, es decir que el poder real está en manos de los militares, quienes son los que verdaderamente deciden los destinos del país.
Convertidos en un verdadero Estado dentro del Estado, el ejército cuenta con sus propias empresas, que dirige sin rendir cuentas a nadie. Son también los militares quienes proveen la mayoría de las figuras que llegan a presidente o que ocupan cargos de relevancia en el gobierno.
Este esquema es el que determina la posesión de los resortes de la economía, basada casi excluyentemente en los recursos de petróleo y gas con los que cuenta el territorio argelino.
La baja en el precio internacional de esos productos ha ahogado la economía nacional, con una baja considerable del nivel de vida, una inflación que superó el 2,40 por ciento en diciembre último, y sigue en aumento, y la pérdida pronunciada del poder adquisitivo de la población, clave para el descontento generalizado.

Existen temores reales de un baño de sangre en el país. REUTERS/Ramzi Boudina.
Aktouf sostiene que otra variable posible para explicar la situación actual es que dentro del poder parecen haber llegado a la conclusión de que es hora de un cambio, para permita el ascenso de otros clanes que aseguren la continuidad del esquema económico vigente y por eso se han permitido las manifestaciones que en otros tiempos eran ferozmente reprimidas.
Tampoco descarta una manipulación de las muchedumbres por parte de Occidente, mediante el uso de redes sociales, al igual que lo ocurrido en Túnez y en Egipto, para asegurarse instalar en el gobierno otro clan más útil a sus fines.
La corrupción generalizada, la complicidad de la comunidad internacional, que en este caso no muestra ninguna preocupación por la ausencia, durante décadas, de recambio real en el gobierno, y un presidente anciano y enfermo, al que muchos sospechan incluso ya muerto, forman parte de un escenario político que podría derivar fácilmente en un baño de sangre en Argelia.
Omar Aktouf, profesor de la HEC de Montreal y miembro del Centro Humanismos, Gestiones y Mundialización, nos brinda su visión, en entrevista con Luis Laborda.

Bouteflika fue visto en público por última vez hace varios años. REUTERS/Zohra Bensemra.
Por razones que escapan a nuestro control, y por un período de tiempo indefinido, el espacio de comentarios está cerrado. Sin embargo, nuestras redes sociales siguen abiertas a sus contribuciones.