Tina Fontaine, de 15 años, fue reportada como desaparecida el 9 de agosto, más de una semana antes de que su cuerpo fuera encontrado en el Río Rojo el 17 de agosto. (Foto de familia)

La niña indígena que pidió ayuda y nadie escuchó

«Tina Fontaine podrá siempre ser conocida por la forma trágica en que murió, pero su vida es la historia más importante. Fue el 17 de agosto de 2014, cuando la mayoría de la gente conoció su nombre, pero la historia de Tina comenzó mucho tiempo antes de ese día.  Comenzó incluso antes de que Tina naciera el día de Año Nuevo en 1999.

Para conocer la historia de Tina, para entender cómo llegó a simbolizar la ira agitada de una nación enfurecida, cada uno de nosotros puede mirar tan atrás como la llegada de los colonos europeos, y tan cerca como la profundidad de nuestra propia implicación o indiferencia en las vidas y experiencias de jóvenes indígenas».

– Informe-Manitoba Advocate for Children and Youth – March 2019

Ningún medio informativo en Canadá permaneció indiferente ante la presentación del informe Un lugar donde se siente como en casa: la historia de Tina Fontaine.

El informe de 115 páginas de la Defensora de los Niños y Jóvenes de Manitoba, Daphne Penrose, publicado el martes, revela cómo los sistemas destinados a educar y proteger a los niños vulnerables le fallaron a la adolescente Anishinaabe.  El homicidio del padre de Tina en 2011 «impactó profundamente» su vida y la condujo hacia su propio asesinato, dice el informe.

«A veces, particularmente en los últimos meses de su vida, algunos de esos servicios no estaban disponibles, no eran de fácil acceso o estaban mal coordinados, no brindaban los apoyos e intervenciones que ella necesitaba desesperadamente».

Daphne Penrose, defensora de los niños de Manitoba, publicó su informe sobre la muerte de Tina Fontaine en la Primera Nación Sagkeeng, donde creció la adolescente. Foto: Radio-Canada / Lyzaville Sale

Dos veces, el 1 de agosto de 2014, la tímida niña de voz suave, de 15 años, visitó los refugios de la ciudad pidiendo un lugar para dormir, pero se le dijo que no había camas, relata el Globe and Mail.

Al día siguiente, Tina llamó a los Servicios para Niños y Familias de Manitoba (CFS). Quería ir a un lugar donde «se sienta como en casa». Pero no había casas con camas disponibles, por lo que la trabajadora social le dijo que fuera a un refugio donde había una cama disponible. Quince días más tarde, sacaron su cuerpo del Río Rojo, colocado en posición fetal, envuelto en un edredón, con las zapatillas puestas de color rosa, identificable por el tatuaje en su espalda: un par de alas de ángel con el nombre de su padre.

Tina, 1m61,  38 kilos, fue  invisible para aquellos que deberían haberla ayudado, titula el National Post. Tina Fontaine tenía 15 años. Consumía drogas y era explotada sexualmente. No podría haber sido más vulnerable, dice el periódico.

El radiodifusor público CBC va más lejos: Los sistemas le fallaron a la familia de Tina Fontaine antes de nacer. CBC destaca la historia de violencia y abuso que sufrió la familia de Tina.

Su madre, Valentina Duck, llamó la atención de los CFS a la edad de seis años. Las relaciones de la madre de Duck, abuela de Tina,  estaban «marcadas por la violencia y la adicción, que a veces dejaban a Valentina sin el cuidado y la protección adecuados». Fue entregada a los servicios de CFS a los 10 años en 1992.

Duck  abusaba de las drogas y el alcohol a una edad temprana. Los trabajadores responsables del CFS también sabían que estaba siendo explotada sexualmente, pero hicieron poco para intervenir, señala CBC, citando el informe.

A la edad de 12 años, conoció al hombre que se convertiría en el padre de Tina y de dos de sus siete hermanos. Eugene Fontaine tenía 23 años cuando conoció a Duck y comenzó a explotarla sexualmente.

El padre de Eugene Fontaine, abuelo de Tina, fue un sobreviviente de las escuelas residenciales cuyas experiencias lo llevaron a una vida de «severo alcoholismo y violencia». Fontaine dejó su hogar en Sakgeeng First Nation a los 12 años y se mudó a Winnipeg, donde vivió en las calles.

Aquí toma todo su sentido el texto del inicio del informe.

Varios miembros de la Primera Nación Sagkeeng estuvieron presentes en la publicación del informe, incluido el Jefe Derrick Henderson. Foto: Radio-Canada / Lyzaville Sale

Las dos fallas de los servicios de ayuda según el informe

Dada su extensa historia de explotación y violencia hacia la madre, el informe escribió «es preocupante que la agencia se moviera tan rápidamente para colocar a dos niños menores de tres años, Tina y su hermana, con el padre y luego cerrara rápidamente su archivo sin un monitoreo y apoyo extensos» para garantizar la seguridad continua de los niños.

El contacto entre Duck y sus hijas cesó durante varios años. Eugene Fontaine continuó luchando con su adicción, y finalmente colocó a los niños en un acuerdo de cuidado habitual con su tía, Thelma Favel, a quien las niñas llamaban «abuela».

La estabilidad relativa de la vida de Tina se alteró cuando su padre fue golpeado hasta morir por dos hombres en 2011, cuando Tina tenía 12 años.

“La primera falla: después de la muerte por homicidio de su padre, los servicios de educación, salud mental, de apoyo a las víctimas y los servicios infantiles y familiares, a los cuales tenía derecho a recibir Tina, fracasaron en identificar las preocupaciones e intervenir de manera temprana para evitar la escalada del daño.

Eso provocó que Tina se desconectara de las redes de apoyo.

«En segundo lugar, los servicios de intervención de crisis y respuesta a emergencias, incluido el sistema de bienestar infantil, no la protegieron de la explotación sexual».

Tina, con 15 años, dejó su hogar en la Primera Nación Sagkeeng para volver a conectarse con su madre biológica en la ciudad de Winnipeg en junio de 2014.

Tuvo interacciones con los trabajadores de bienestar infantil, la policía y el sistema de salud antes de que su cuerpo fuera encontrado en el Río Rojo ese mes de agosto.

Su muerte renovó los pedidos de una investigación nacional sobre mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas y contribuyó a  crear grupos de voluntarios como la Patrulla del Clan Oso, un grupo de vigilancia vecinal liderado por indígenas.

En los años posteriores a la muerte de su padre, «los servicios a las víctimas no se reunieron directamente con Tina ni organizaron una sola sesión de asesoramiento para ayudarla a manejar su pérdida y su dolor», dice el informe.

Sus interacciones con el Sistema de servicios infantiles y familiares (CFS) mostraron que Tina sufría cambios de humor, se autolesionaba, se comportaba violentamente con los miembros de su familia, usaba marihuana, no asistía a la escuela y que se había escapado al menos tres veces.

La abuela de Tina también les contó a los trabajadores del SFC que ella había llamado a la Policía Montada para advertir sobre un hombre adulto con el que Tina estaba conversando en línea, uno de los muchos con los que estaba hablando de reunirse en Winnipeg. La RCMP no tiene registro de este contacto.

A pesar de las preocupaciones de CFS, Tina no recibió la ayuda que necesitaba, según el informe.

Shawna Grapentine posa junto al mural que pintó para honrar a Tina Fontaine y otras mujeres indígenas desaparecidas y asesinadas. (Jaison Empson / CBC News)

El informe hace cinco recomendaciones principales, que giran en torno a la educación, la salud mental, los servicios a las víctimas, los Servicios para la Infancia y la Familia y la explotación sexual.

La Comisionada de la Encuesta Nacional de Mujeres Indígenas Desaparecidas y Asesinadas, Michèle Audette, dijo en entrevista con Radio Canadá que es «inaceptable que en Canadá, las provincias, incluida Manitoba, no puedan proteger a un ser vivo de desde el nacimiento hasta hoy, sabiendo que se han implementado protecciones, programas y servicios».

«Cuando lo vemos desde una perspectiva aborigen, notamos que la policía, el sistema de protección infantil o el hospital han cerrado completamente los ojos ante la angustia de esta niña».

RCI-Revista de prensa

Categorías: Indígenas, Sociedad
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