Tras el descontento generalizado provocado por las protestas del fin de semana último de los “chalecos amarillos” en París, el presidente francés Emmanuel Macron está considerando la opción de prohibir ese tipo de manifestaciones en la zona conocida como los Campos Elíseos.
Las demostraciones, que se llevaron a cabo en esa icónica zona del centro de la capital francesa, alcanzaron un grado de violencia inusitada, con comercios saqueados y graves daños materiales en numerosas tiendas del lugar.
El sábado, un famoso restaurante y varios puestos de venta de periódicos fueron incendiados mientras se producían las protestas. También hubo destrozos en un comercio de venta de artículos de lujo y numerosos vehículos resultaron dañados.

En algunos casos, los destrozos fueron totales. REUTERS/Philippe Wojazer.
Los acontecimientos desataron los reclamos y el enojo de los comerciantes de la zona, quienes dijeron que los daños sufridos impedirán, en muchos casos, el normal funcionamiento de los comercios, lo que tendrá graves consecuencias en sus empleados, que en la mayoría de los casos cobran salarios mínimos.
Tras los disturbios, el presidente francés prometió tomar medidas drásticas, para evitar que los hechos vuelvan a ocurrir el sábado próximo, jornada que los chalecos amarillos reservan para sus protestas.
En las acciones del sábado último, los manifestantes encendieron fuegos, desvalijaron tiendas y se enfrentaron con la policía desplegada a los largo de la famosa avenida parisina.
Ante las quejas de algunos comerciantes, que sostuvieron que la policía no actuó con la severidad necesaria, el viceministro del Interior, Laurent Nuñez, sostuvo que los efectivos fueron más cautelosos y que evitaron el uso de balas de goma, debido a los numerosos heridos ocurridos en ocasiones anteriores.

Los choques con la policía fueron menos violentos, aunque las imágenes muestren lo contrario. REUTERS/Philippe Wojazer.
El gobierno alemán emitió una declaración, en la que sostuvo que apoya a las autoridades francesas frente a la “violencia espantosa” ocurrida en las últimas horas en París.
“La irrupción de violencia y de esa rabia destructiva en París, el último fin de semana, es espantosa y no hay nada en común con las manifestaciones pacíficas y democráticas”, sostuvo un vocero de la canciller Angela Merkel.
“El gobierno federal está al lado de las autoridades francesas, en sus esfuerzos para asegurar el orden público”, sostuvo la mujer.
Las protestas comenzaron como un reclamo a favor de un recorte del impuesto a los combustibles, pero más tarde fueron ampliando el abanico de sus consignas, hasta convertirse en un movimiento de oposición generalizada contra el gobierno francés.
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