El sábado 5 de octubre, la familia que vivió en Scarborough durante 12 años, una ciudad de la provincia de Ontario, fue deportada a Guatemala. (Presentado por Jorge Orozco)

Juez de Toronto ordena detener deportación de un niño canadiense y sus padres

Después de tantos momentos de sufrimiento, de estrés, por fin podemos respirar en familia, tranquilos. Pasamos por fin una noche completa de tranquilidad. Lo más importante era Julián, el niño, pudo dormir en paz toda una noche, al igual que mi esposa Rosalba y yo. Es volver a nacer.

-Jorge Orozco, padre de Julián

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Rosalba Solares, a la izquierda, Jorge Orozco, a la derecha, y su hijo, Julien. Jorge Orozco dice que la familia vuelve a nacer (Submitted by Jorge Orozco)

La orden deportación se mantiene hasta que Inmigración Canadá escuche la solicitud que la familia Orozco-Solares ha hecho para permanecer por razones humanitarias en Canadá

Este miércoles, un juez federal suspendió la orden de deportación contra Rosalba Solares, de 42 años, de Toronto, y su esposo, Jorge Orozco, de 59, hasta que se decida su solicitud de residencia permanente por razones humanitarias y compasivas.

La pareja se enfrentaba a la deportación a dos países diferentes: Solares a su Guatemala natal y Orcozo a su país de origen, Colombia. Su hijo nacido en Canadá, Julian, iba a ir con su madre a Guatemala, porque no tiene otra familia en Canadá.

Los abogados y médicos de la familia argumentaron que la deportación dañaría la salud mental y física del niño, y el juez estuvo de acuerdo.

«Estoy consciente de que Julián sufriría un daño irreparable si él y sus padres fueran expulsados ​​de Canadá», escribió el juez James W. O’Reilly en su fallo.

«Ese daño se deriva de la separación familiar, la interrupción de su año escolar, la ruptura de los lazos sociales con Canadá, el riesgo de consecuencias graves para la salud y el riesgo de daños en Guatemala».

En una entrevista con el programa As It Happens de CBC, el mes pasado, Solares dijo que si ella y su hijo se ven obligados a ir a Guatemala, serán perseguidos y asesinados por su abusivo ex novio, un miembro de la pandilla MS-13 que dice amenaza con matarla si alguna vez vuelve.

«Tan pronto como me encuentre y sepa que tengo un hijo, estará allí. Se centrará en mi hijo», dijo.

«A esas personas no les importa si son niños o adultos, simplemente los matan».

El gobierno argumentó que la pareja no era elegible para que se detuviera su orden de deportación, porque han violado repetidamente las leyes de inmigración de Canadá, dice la orden del juez.

Sus solicitudes de asilo fueron rechazadas en 2011, no se presentaron para su audiencia en  2012 y eludieron a las autoridades de inmigración hasta 2018, cuando Orozco estuvo involucrado en un accidente automovilístico.

Normalmente, eso sería suficiente para negar su solicitud de una estancia, escribió O’Reilly.

«Sin embargo, eso no es cierto en este caso, donde la principal preocupación y obligación primordial de la corte es garantizar que se consideren adecuadamente los mejores intereses de un niño nacido en Canadá».

-Juez James W. O’Reilly

El volver a nacer  de la familia

Conversamos con Jorge Orozco, quien por primera vez en mucho tiempo, dice, él y su familia pudieron tener una noche completa de buen dormir.

“Después de tantos momentos de sufrimiento, de estrés, por fin podemos respirar en familia, tranquilos. Pasamos por fin una noche completa de tranquilidad. Lo más importante era Julián, el niño, pudo dormir en paz toda una noche, al igual que mi esposa Rosalba y yo. Es volver a nacer”.

Julián estaba muy consciente de lo que estaba sucediendo, dice el padre. Poe esa razón tuvo mucho estrés. En el colegio no hablaba. Y eso los profesores se daba cuenta, de que algo le ocurría. “Y el niño le contó todo a la profesora”.

Ahora toca esperar a que se resuelva el caso por cuestiones humanitarias, dice Jorge. Solo hay que esperar. Pero ahora no hay la presión de la deportación sobre sus espaldas.

“Vivir con esa presión es no vivir. Es pensar todo el tiempo cuándo. Es una intranquilidad total”.

Jorge explica porqué cree que no los deportaron. Esto y más en la entrevista de Radio Canadá Internacional con Jorge Orozco, padre de Julián.

Se estima que 200 mil personas indocumentadas viven en el área del Gran Toronto.

Toronto fue declarada «ciudad santuario» en 2014, una medida destinada a garantizar el acceso a los servicios para personas indocumentadas sin temor a ser entregados a los agentes de control de fronteras para su detención y deportación.

A pesar de esto, las personas son detenidas y deportadas a diario, según organismos defensores de indocumentados. 

Categorías: Inmigración y Refugiados, Sociedad
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