Un museo en la provincia canadiense de Alberta contaba entre sus piezas una caja fuerte antigua que nadie nunca pudo abrirla debido a que su código y contenido eran un misterio durante décadas.
Y la intriga por conocer lo que ella contenía crecía al mismo ritmo que la adrenalina de aquellos que soñaban con descubrir su contenido.
La localidad de Vermilion, en Fort McMurray cuenta con apenas unos 4.000 habitantes.
Durante años, cualquiera que haya visitado el Museo del Patrimonio Vermillion en Alberta, que expone una colección histórica del pueblo en un edificio de ladrillo que solía ser una antigua escuela, habría pasado delante de una gran caja de metal negro.
El museo mismo ya había intentado abrir la antigua caja numerosas veces sin éxito alguno. Había contratado a expertos para descifrar la clave, había intentado varias combinaciones por defecto y contactado a exempleados para ver si podían ayudar. Nada.
La caja de seguridad había permanecido cerrada desde finales de los años 70.
Tom Kibblewhite es el guía del museo. Él le contó a Stephen Mills quien estaba visitando el Museo Vermilion junto a su familia, sobre la caja fuerte, como lo hacía con todos los visitantes.
Los llevó hasta donde se encontraba la caja fuerte, que originalmente, había pertenecido al Hotel Brunswick del pueblo, inaugurado en 1906.
Mills se dio cuenta que los números iban de cero a 60 y decidió intentarlo: 20-40-60.
«La combinación típica de un candado de clave: tres vueltas en dirección de la manillas del reloj (20), dos vueltas en dirección contraria (40), una en dirección de las manillas del reloj (60). Giré la manilla y abrió», le dijo al radiodifusor público CBC.
“Cuando la puerta se abrió con un crujido, el polvo se esparció por el suelo. Había algunas notas antiguas allí, sin barras de oro, como esperaba. »
El guía Kibblewhite dijo que uno de los papeles que había dentro era pedidos de una camarera y el otro era una hoja de pago por alrededor de $ 9.95. Tenían fecha de 1977 y 1978.
Y aunque el código ha sido descifrado, el personal del museo sigue desconfiando de la cerradura obstinada.
Han dejado la puerta de la caja fuerte abierta, y planean mantenerla así.
Le preguntaron a Mills si era un profesional de la seguridad. Dijo: ‘No, soy solo un maquinista. Trabajo en Fort McMurray'».
CBC-BBC-The Guardian
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