El Dr. congoleño Denis Mukwege recibió un doctorado honorario de la Universidad de Montreal. Foto: Radio-Canada / Ivanoh Demers

Denis Mukwege, premio Nobel de la Paz y “Doctor Milagro” homenajeado en Canadá

La violación y el abuso sexual constituyen una poderosa arma de guerra. Son el origen de los desplazamientos de población, provocan un descenso demográfico, destruyen la economía y desintegran el tejido social y familiar. Son tantas las tácticas como los agresores que las ponen en marcha en todas las guerras, no importa su forma.

– Denis Mukwege, Premio Nobel de la Paz

Lo llaman el «Doctor Milagro» por ayudar a “reparar” mediante la cirugía reconstructiva, el horrible daño infligido a las mujeres que no solo son violadas sino que también sufren destrucción de sus genitales.

En 1 999 este ginecólogo congoleño, Denis Mukwege, estableció el hospital Panzi en la ciudad de Bukavu, en República Democrática del Congo,  trabajando en la recuperación física y psicológica de las mujeres violadas durante los conflictos armados.

El Dr. Denis Mukwege libra además otra batalla: poner fin a la impunidad de los responsables de las agresiones sexuales.

Seis tentativas de asesinato no lograron apartarlo de su camino. Tiene permanentes guardaespaldas de las Naciones Unidas que lo protegen.

Su hospital atiende a más de 3.500 mujeres al año. A veces, el médico realiza hasta 10 operaciones por día.

En 2018, el Comité Nobel Noruego le otorgó el premio Nobel de la Paz.

La adolescente Gisele fue violada por cinco excombatientes. Ella trata sus traumas en la Maison Dorcas, una de las obras de la Fundación Panzi, creada por el Dr. Mukwege. Foto: Radio-Canada / Frédéric Lacelle

No es la primera vez que el Dr. Mukwege visita Canadá. Lo hizo en el 2014, donde dio una conferencia en la Universidad de Manitoba y recibió un doctorado honorario de la Universidad de Winnipeg por su trabajo.

Esta vez la visita a Montreal fue más amplia. El Dr. Denis Mukwege recibió un Doctor honoris causa y firmó un acuerdo de colaboración con la Universidad de Montreal.

Durante su estadía en Montreal otorgó entrevistas al radiodifusor público Radio Canadá. En ellas destacó la prevalencia de la violencia sexual extremadamente cruel en la República Democrática del Congo,  ampliamente reconocida como una de las más altas del mundo y  considerada como un arma de guerra usada por las fuerzas rebeldes.

Se estima que cientos de miles de mujeres han sido violadas o gravemente mutiladas.

La violación que uno ve en tiempos de guerra está presente en todas las sociedades de manera latente.

En el jardín del Hospital Panzi, las mujeres reciben tratamiento allí a menudo durante más de un año. Foto: Radio-Canada / Frédéric Lacelle

Optimismo a pesar del horror

El Dr. Denis Mukwege  señala un hecho impensable hasta no hace mucho tiempo. “Hoy vemos una notable evolución tanto en Occidente como en mi país, donde las mujeres comienzan a denunciar, a decir la verdad sobre su sufrimiento. No podemos permanecer indiferentes a ese coraje que las mujeres muestran hoy”.

La violación como arma de guerra

A veces, niños  de 15 años cometen abusos, que los adultos envían como «perros rabiosos para atacar a las mujeres», describe el médico en su entrevista a Radio Canadá.

La violación, dice, es un arma de guerra «que se produce a través del lavado de cerebro de los jóvenes que no entienden mucho sobre lo que hacen».

Y esta es un arma que no puede ser tratada a la ligera. «Realmente necesitamos que el mundo se levante para rechazar el uso de la violación en el conflicto», insiste el ginecólogo.

A menudo, esas violaciones por parte de los grupos rebeldes armados, generan una «transmisión transgeneracional de traumas y enfermedades de transmisión sexual, incluido el VIH, que puede transmitirse de madre a hijo», dice el Dr. Mukwege.

Y la destrucción física apunta directamente a los órganos genitales de la mujer. «Se introducen cuerpos extranjeros, se dispara al aparato genital”.

Las mujeres aprenden a coser en la Maison Dorcas. Las sobrevivientes de violencia sexual tratan su trauma con psicoterapia, musicoterapia, baile, deportes. También aprenden profesiones como costura, peluquería y computación. Foto: Radio-Canada / Frédéric Lacelle

“Es deshumanizante, a la mujer no se la considera un ser humano”.

“Desafortunadamente, cuando los hombres luchan por el poder, son las mujeres las que sufren y la batalla está en su cuerpo. Y eso es deplorable”.

Las consecuencias sobre las mujeres son múltiples. Ellas mismas lo dicen cuando se presentan en el hospital, que al sufrir violación dejan de ser mujeres. “Y esa es la parte más difícil de curar dice el Dr. Mukwege, porque cuando ese sentimiento se apodera de alguien, en el sentido que se deja de existir, hay que encontrar la manera de ayudarla. De demostrarle que sí existe”.

El poder de resiliencia de las mujeres

El primer signo de recuperación se manifiesta semanas más tarde de su ingreso al hospital, dice el premio Nobel, cuando comienzan a prestar atención y aceptar nuevamente sus cuerpos.

“Y cuando se yerguen, no lo hacen por ellas sino por las otras, por los niños, para reconstruir la sociedad, dice el Dr. Mukwege.

En todos los continentes que ha visitado, en tiempos de paz o en guerras, Mukwege encuentra que “lo que vivimos en tiempos de conflicto, sucede en nuestras sociedades en paz”. Si las mujeres guardan silencio en las sociedades en paz, advierte, «no es porque la violación no ocurra, sino porque evitan ser humilladas por segunda vez al hablar de eso.»

¿Qué hacer? Cómo iniciar el cambio?

El camino es la paz, dice este médico congoleño que de alguna manera nos recuerda al expresidente de Sudáfrica Nelson Mandela.

“La paz se construye diciendo la verdad. La verdad permite establecer una verdadera relación entre las personas, entre las comunidades, y esta verdad permite también avanzar sobre el camino del perdón, de la reconciliación, y de tener una visión común. Si no decimos la verdad es el odio que ocupa el lugar”.

Premio Nobel  en la Universidad de Montreal

El Dr. Denis Mukwege firmó un acuerdo de colaboración con la Universidad de Montreal para utilizar su experiencia con el objetivo de continuar su lucha contra la violencia sexual en tiempo de guerra.

No romper el silencio, es una carga para las víctimas, dijo el Dr. Denis Mukwege, quien fue honrado por la Universidad de Montreal. Foto: Radio-Canada / Ivanoh Demers

“Los expertos de la Université de Montréal nos ayudarán a hacer preguntas reales sobre el fenómeno que estamos experimentando, a tratar de comprender lo que está sucediendo y, ciertamente, a proporcionar las respuestas que necesitamos», dijo el Dr. Mukwege, al recibir un doctorado honorario de la UdeM el 7 de junio.

El acuerdo con la UdeM, permitirá a cinco facultades contribuir con su experiencia en temas de violencias sexuales y colaborar en proyectos de investigación y formación.

Se trata de las facultades de medicina, enfermería, derecho, artes y ciencias y ESPUM, (Escuela de salud Pública de la UdeM).

Los cuatro pilares del trabajo del hospital de Panzi

El Dr. Denis Mukwege, presidente fundador del Hospital Panzi en Bukavu, República Democrática del Congo, donde ha tratado a miles de mujeres que han sido violadas durante 20 años. El médico, acompañado por colegas, hace un seguimiento con pacientes operadas recientemente. Foto: Radio-Canada / Frédéric Lacelle

El primero es el servicio médico como tal, que cuenta con un quirófano extremadamente moderno, el segundo es el seguimiento psicológico.

El tercer pilar es la formación y la reinserción socioeconómica. Cuando una mujer se siente más fuerte física y mentalmente, no hay que reenviarla a su pueblo, sola y sin recursos. Se les enseña un trabajo para ser independientes porque a menudo sus esposos ya no las quieren

El cuarto pilar es el acompañamiento judicial para luchar contra la impunidad y garantizar que los atacantes sean condenados.

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Con información de Radio Canadá-CBC-UNESCO- La presse canadienne

El Dr. Denis Mukwege fue entrevistado por Annie Desrochers.

Categorías: Internacional, Política, Salud, Sociedad
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