La seguridad en materia de datos informáticos es una preocupación creciente para usuarios, expertos y autoridades.
La mayor parte de la información que tiene que ver con las personas, organismos, instituciones, empresas o políticas de gobierno, por citar sólo unos ejemplos, circula hoy por vías digitales, a través de Internet.
La posibilidad de manipular dicha información y utilizarla para sacar provecho por parte de los “piratas informáticos” no es algo nuevo.
Sin embargo, la presunta implicancia rusa en el manejo de información reservada, en ocasión de las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, elevó la preocupación en torno a la seguridad y riesgos para la data en el llamado ciberespacio.
Ejemplos locales
Días pasados, la opinión pública canadiense se vio sorprendida, tras la confirmación de que la información privada de miles de clientes de una de las más importantes instituciones bancarias locales había sido robada.
En efecto, las autoridades del Mouvement Desjardins corroboraron que su sistema fue accedido de manera irregular, permitiendo que los datos confidenciales de 2.900.000 clientes llegaran a manos externas a la entidad.
Entre la información que pudo ser sustraída a la custodia de Desjardins figura el número de seguridad social de los clientes.

Una de las principales instituciones financieras del país víctima del robo informático. Foto: iStock.
El NAS o SIN, como se conoce a ese número por sus siglas en francés e inglés, es una cifra de 9 dígitos, que identifica a la persona en toda relación de tipo laboral o para recibir servicios, programas y beneficios por parte de los distintos niveles y agencias del gobierno.
El acceso a ese número permite a los delincuentes usurpar la identidad de los titulares legales de los mismos, realizando gestiones de manera ilegal en su nombre.
El número en cuestión es expedido por las autoridades federales y figura en una tarjeta plástica.
Se lo considera tan valioso que incluso se recomienda a sus poseedores guardar esa tarjeta en un lugar seguro y no portarla entre otros documentos como cartas de crédito o registro de conducir.
En el caso de un trámite que así lo requiera (declaración de impuestos, por ejemplo), el interesado puede informar el número a su interlocutor, pero este no puede exigir la presentación física de la tarjeta.

Los expertos señalan que hasta los recaudos más simples son necesarios en el mundo digital. Foto: iStock.
Petición y respuesta masiva
A raíz del caso Desjardins, la semana última, un pedido a través de un sitio web, para solicitar al gobierno de Canadá que reemplace el número de seguridad social de las víctimas, recibió en pocas horas la firma de 74.200 adherentes.
El éxito de la iniciativa parece descontado, ya que su responsable se había fijado un objetivo de 75.000 firmas.
Pierre Langlois justificó la idea entendiendo que el hurto del NAS implica la posibilidad del robo de identidad de los perjudicados, posiblemente por toda su vida.
La falla de seguridad que padeció la institución financiera afecta al 41 por ciento de su clientela, la mayor parte de ella particulares, aunque también fueron perjudicadas 173.000 empresas.
Además del NAS, los nombres, fecha de nacimiento, domicilio, números de teléfono, direcciones de correo electrónico y registros financieros y de consumo también fueron sustraídos a la entidad.

La petición sigue sumando adherentes. Imagen: change.org
Una pesadilla sin fin
El robo de identidad constituye un delito difícil de revertir.
Una vez que los ladrones tienen en su poder la información clave de una persona, resulta complicado establecer el grado y extensión del “mal uso” han hecho de la data obtenida.
El robo de identidad consiste en hacerse pasar por alguien de manera ilegal, con el objetivo de llevar a cabo acciones en nombre de la víctima, obteniendo los beneficios que le corresponden sólo a ella.
La aplicación más frecuente del robo de identidad es hacer compras con tarjetas de crédito, alquilar viviendas o abrir cuentas bancarias
La era digital parece haber facilitado la comisión de este delito.
Marie-Éve Aubry fue víctima de robo de identidad hace 13 años y aún padece las consecuencias.

Aubrey fue entrevistada por la periodista Jacaudrey Charbonneau, de la cadena en francés de Radio-Canada. Imagen: Radio-Canada.
Todo comenzó cuando en 2006 la mujer intentó contratar una póliza de seguro para su automóvil. Para su sorpresa, el agente asegurador que la atendió le dijo que ella contaba con un seguro y que incluso ya había hecho una reclamación por el mismo.
Tiempo antes, Aubry había padecido el robo de su número de seguridad social.
Fue ese el inicio de una serie de experiencias traumatizantes, que incluyeron multas por infracciones de tránsito que ella nunca había cometido, la suspensión de prestaciones sociales y hasta una orden de arresto en su contra.
Durante todos estos años, la mujer ha llevado a cabo el reclamo jurídico y administrativo para intentar demostrar que ella es quien dice ser, pero el resultado final se hace esperar. Días atrás recibió una intimación por una carta de crédito que nunca le perteneció.
Datos oficiales indican que sólo el 21 por ciento de las empresas víctimas de robo de identidad presentan denuncias al respecto, lo que permite presumir que la amenaza a la seguridad informática es un asunto grave que requiere respuestas inmediatas.
Mejor prevenir
El gobierno de Canadá ha hecho públicas una serie de recomendaciones para impedir que nuestro número de seguridad social llegue a manos inadecuadas. Los consejos, podrían ser extensivos al resto de la información que se encuentra en el sistema digital:
- Provea su número de seguridad social sólo cuando sepa que es requerido legalmente.
- Guarde su documento e información personal en un lugar seguro, no lo porte todo el tiempo con usted.
- Contacte a Service Canada si cambia su nombre, si su situación legal temporal cambia a permanente o si la información contenida en el NAS no es correcta o está incompleta.
- Tome medidas inmediatas para proteger su NAS si sospecha que alguien lo está usando fraudulentamente.
Del mismo modo, la agencia elaboró un listado de que personas o entidades pueden pedirle su número de NAS y a quienes no debe dárselo.
Con información de Radio-Canada, The Canadian Press, Statistics Canada, Agencia de Empleo y Desarrollo Social de Canadá.
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